Ejemplos con cruelísima

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Siendo juzgado y condenado a morir en una cruelísima muerte, para ser ejemplo y castigo de otros.
Tras la ocupación de Málaga por las tropas del bando nacional y empezar la cruelísima represión, Smerdou acogería igualmente a algunos republicanos cuyas vidas corrían peligro, pero la actitud de su cuñado, Luis Bolín, le obligó a marchar a Italia, donde ante la Santa Sede intercedió por masones condenados a muerte en España.
Una duda cruelísima le atormentó breves momentos.
Que esta sería implacable, cruelísima, sanguinaria, ella lo sabía por seguros indicios, por sueños terroríficos y pesadillas espantosas que aquellas noches la atormentaban.
Porque no puedo arrojar de mí una zozobra cruelísima.
Pero ¡ay!, al llegar a este punto, cruelísima duda le asaltaba.
Toda la madrugada duró el trajín para reunir sogas y hacer con ellas y palitroques escalas de bastante resistencia para el objeto, y no hay que decir que esta operación fue como un paréntesis de esparcimiento y jovialidad en la cruelísima lucha.
Jacinta quiso hacerle una pregunta que tenía preparada, pero él se anticipó dejándola yerta con esta cruelísima frase, dicha en tono cariñoso: Nena, ven acá, ¿con que hijitos tenemos?.
Casi como una infamia, en una caridad cruelísima de loco.
Fiera cruelísima, que con el bien ajeno hace tanto mal a su dueño propio.
Fue, sí, muy dulce y humana la musa de Numa, que de costumbres indómitas y fogosas transformó y redujo a cultura a sus ciudadanos, por tanto, si se nos precisase a tener por institución de Licurgo lo que se hacía con los Hilotas, cosa cruelísima y la más injusta, habríamos de decir que Numa había sido un legislador mucho más benigno, el cual aun a los reconocidos por esclavos les hizo gustar los honores de la libertad, acostumbrándolos a comer confundidos con sus amos en los Saturnales, porque se dice haber sido también ésta una de las leyes patrias de Numa, que quiso llamar una vez en el año a la participación de los frutos a los que eran colaboradores en el cultivo, aunque otros, siguiendo las fábulas, dicen haber sido éste un recuerdo que se salvó de aquella igualdad de la edad de Saturno, cuando nadie era esclavo ni señor, sino que todos se miraban como parientes e iguales entre sí.
Que esta sería implacable, cruelísima, sanguinaria, ella lo sabía por seguros indicios, por sueños terroríficos y pesadillas espantosas que aquellas noches la atormentaban.
Una duda cruelísima le atormentó breves momentos.
Era una rueda de tormento, máquina cruelísima, en la cual los bárbaros artífices arrancaban con tenazas una idea del cerebro, sujeto con cien tornillos, y metían obra a martillazos y estiraban conceptos o incrustaban reglas, todo con violencia, con golpe, espasmo y rechinar de dientes por una y otra parte.
Por desgracia suya, pronto le faltaron las fuerzas para esta cruelísima penitencia.
Cruelísima carcajada va a soltar cuando su tía Araceli le envíe de mi parte gachas de mosto y arrope y empanadas de boquerones.

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