Ejemplos con confitería

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En su recinto funcionó una confitería con el mismo nombre.
Sus miembros pertenecían mayormente a sectores medios o altos, y se reunían en la confitería Richmond de la céntrica y elegante calle Florida, de donde toma el nombre el grupo.
Paralelamente Ciro seguía trabajando en la confitería El Molino y casi no tenía tiempo libre.
El sector de servicios ofrece confitería, donde se degusta un exquisito Apfelstrudel, y tienda de artesanías.
En Vélez descubrimos que varios de la barra vendían drogas en la confitería del club.
Goza el beber té y tiene un cariño especial para la confitería.
En la fabricación de leches malteadas, confitería, harinas malteadas y como alimento.
Desde sus primeros años se instaló en la última planta un restaurante y confitería.
Existe una confitería giratoria en la estación superior de las telecabinas.
Lo escuchaba a las once de la mañana en la confitería Cabildo.
El proceso de producción empleado en la confitería Fürst no ha sufrido cambios hasta el día de hoy.
La Confitería Las Violetas es un tradicional bar, restaurante y confitería ubicado en la esquina en que se cruzan las avenidas Rivadavia y Medrano, en el barrio de Almagro, Ciudad de Buenos Aires.
La había levantado con los rendimientos abundosísimos de la confitería, pastelería y chocolatería, y de una fábrica de achicoria que poseía en las afueras de la ciudad.
Se ha quedado en acecho a la puerta de la confitería.
Sólo hay una casa decente: esa de tres pisos, blanca y aseada, con miradores de hierro, ésa, en cuyo piso terrizo hay una confitería, con su grande y llamativo rótulo, que dice:
Lo cual demuestra que debe de existir cierta misteriosa afinidad entre el misticismo y la confitería.
Verdad que el insaciable capellán no se contentaba con los cuarterones de vino de la confitería.
Serían las doce por filo de una, en que don Roque había rebasado con tres cuarterones más la tasa de seis que ordinariamente se imponía, cuando las cinco columnas de la confitería de la Morana salieron en apretada cadena hacia sus domicilios.
La tienda era una confitería, aunque no lo pareciese, la única confitería que había entonces en Sarrió.
Las imágenes eran sonrientes, charoladas y bonitas, como si hubiesen salido de un escaparate de confitería.
El automóvil aceleró su marcha por las amplias calles del ensanche, desiertas a aquellas horas, y paró con violenta rapidez entre los carruajes que estaban estacionados ante la iglesia del Sagrado Corazón, una obra prodigiosa de confitería arquitectónica, en la que el blanco de las ojivas se combinaba con el color rosa de los muros.
El Atlántico, de un azul de confitería, había sido rebautizado con un nuevo título:.
¡Ay, no, no, Pulido, por Dios! ¡Si así se llama la confitería de la Carrera de San Jerónimo!.
Dentro del templo sonaba la música, la multitud, oprimida en la mezquina rotonda, esparcíase por la plaza hasta la fuente, adornada con un ridículo templete que parecía de confitería.
Sobre la mesa aparecían las doradas naranjas de terso cutis, el de Alberique, con miga porosa, la corteza obscura y barnizada y el vértice nevado, y las bandejas de dulce seco, confitería indígena, sólida y empalagosa: peras verdosas con la dureza del azúcar petrificado, limoncillos de las monjas de Sagunto, trozos de melón, yemas envueltas en rizados moñetes de papel, todo destilando azúcar y atrayendo a los insectos que revoloteaban en torno de la luz.
Bien sabía lo que costaban esos productos de la confitería rústica.
Sobre la mesa veíanse, formando círculo, varias bandejas con pasteles de espuma, blancos en su base, destilando almíbar, dorados suavemente en sus dentelladas crestas, y entre los cuales asomaba la tarjeta del que enviaba el dulce recuerdo, dos grandes tortadas ostentando en su superficie de azúcar pulido como un espejo frutas confitadas en caprichosos grupos, y en el centro de la mesa el ramillete de casa Burriel, arquitectura de turrón, y merengue que afectaba la forma de un castillo surgiendo de un montón de flores y rematado por una bailarina que, montada sobre un alambre, danzaba temblorosa sobre la obra maestra de confitería.
Con tus caramelos me has puesto el cuerpo como una confitería.

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