Ejemplos con condenaban

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El proceso educativo se iniciaba en el mismo momento del nacimiento, en un acto de eugenesia cuando los ancianos examinan el recién nacido y determinan si debe vivir o morir, un bebé sano y robusto sería un buen guerrero o una madre que engendraría en el futuro nuevos y fuertes espartanos, por el contrario, si observaban que estaba enfermo o consideraban que sus taras físicas le impedirían cumplir sus deberes como espartano, lo condenaban a ser arrojado a un profundo foso.
Los delegados aqueos, que habían escuchado estupefactos las palabras de Orestes, que condenaban a la federación a lo que entendían era un proceso de desintegración que podía terminar con su disolución definitiva, no esperaron a que el romano terminara de hablar, y salieron de su residencia para convocar una asamblea popular urgente en la que informar del decreto del senado.
Como consecuencia de ello, numerosos personajes del medio académico, político, y cultural fueron atacadas físicamente por grandes grupos de Guardias Rojos, quienes los condenaban como contrarrevolucionarios o burgueses capitalistas en base a sus simples sospechas que muchas veces ni siquiera eran comprobadas, castigando a sus víctimas mediante feroces golpizas que podían causar la muerte, y en medio de humillaciones públicas.
El padre Garau era el encargado de convencer a Rafael Valls, hombre de ciertas letras, pero al que inspiraba el demonio un desmedido orgullo, impulsándolo a maldecir a los que le condenaban a muerte, y sin querer reconciliarse con la Iglesia.
Se hablaba de un desesperado que se había quitado la vida, y los más condenaban al suicida, pero ella había expresado un sentimiento de que los creyentes no son capaces: no era cierto, decía, que la renuncia a la existencia acarreara una condena inevitable: no era cierto que la fe condenase en todos los casos la muerte voluntaria.
Gran cariño les inspiraba Clarita, pero, al tenerla a su lado la condenaban a ser pobre como ellas para toda la vida.
Las apariencias condenaban al preso.
Me condenaban a muerte, vea lo que es la justicia, mi Coronel.
Antes de sacar triunfante el orgullo, la vanidad clerical, antes de hacer elásticas las leyes sagradas, antes de abusar de la fe de un pueblo y sembrar en él la alarma y la duda, debió el ministro del Altísimo recordar las palabras del libro inmortal: ¡Ay de aquel por quien venga el escándalo! «Quémese la casa y no salga humo», era el refrán con que nuestros abuelos condenaban el escándalo.
Gran cariño les inspiraba Clarita, pero, al tenerla a su lado la condenaban a ser pobre como ellas para toda la vida.
Y la condenarían en la realidad como en visión la condenaban.
Habíase refugiado en los bosques gran parte de los indios, huyendo de la dureza del trabajo a que les condenaban los encomenderos, y en las intrincadas espesuras disponían el medio de una insurrección, que estallando por partes, los volviese a su primitivo y feliz estado.
Finalmente, dadas las tablas a las tribus, excedieron de tres las que le condenaban, siendo la pena destierro perpetuo.
Ya lo sabía, sí, no exigía que Ana se hiciese superior a tantas tradiciones, leyes y costumbres, lugares comunes y rutinas como le condenaban, claro que había en el mundo mujeres, virtuosas como la que más, que ya sabían a qué atenerse respecto de la letra de la ley moral que condenaba aquel amor de Mesía, pero ¿podía él pedir a Ana, educada por fanáticos, que había pasado su juventud en un pueblo como Vetusta, podía pedirla que se dignase siquiera alentar su pasión con una esperanza? Oh, no, demasiado sabía que no.
Hasta recordaba textos de Fray Luis de León en la Perfecta Casada, que, según ella, condenaban lo que estaba haciendo.
, pero el peligro existía y las apariencias condenaban a todos.
Uno decía que ya la había hallado, y si la piedra filosofal se había de hacer de la cosa más vil era fuerza hacerse de corchetes, y los cocieran y distilaran si no dijera otro que tenían mucha parte de aire para poder hacer la piedra, que no había de tener materiales tan vaporosos, y así se resolvieron que la cosa más vil del mundo eran los sastres, pues cada punto se condenaban, y que era gente más enjuta.
Y repliqué yo cómo se condenaban, y me respondieron:.

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