Ejemplos con comidas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Todo el clero y las órdenes regulares padecen de pirosis, a causa del abuso de las comidas suculentas y de las bebidas alcohólicas.
Yo necesito beber agua de Vichy en las comidas.
El marino vió en esta miseria física el triste final de un régimen alimenticio absurdo, alegre y pueril: los dulces sirviendo de base de nutrición, los grandes arroces como plato diario, las sandías y melones llenando el intermedio entre las comidas, los helados servidos en copas enormes, esparciendo el perfume de su nieve melosa.
Le tenía por el hombre más distinguido de a bordo porque tomaba champañ en todas las comidas.
Al principio se sintió desorientado en esta soledad, le causaron extrañeza las comidas en el restorán, las noches pasadas en unas habitaciones desiertas y enormes que guardaban aún las huellas de su familia.
Habíase encargado una nueva y fina vajilla con la cifra de Belinchón, todo el aparato de las comidas modernas, cuchillos de hoja de plata, para la fruta, tenedores de ostras, tarjetas litografiadas para el y otros utensilios inusitados hasta entonces en las comidas de la casa.
Había aprendido, no sabemos dónde, que en las comidas de ceremonia las señoras van descotadas.
Los autores dramáticos lo mismo que las comidas, los ferrocarriles lo mismo que las industrias menudas, todo le parecía de una inferioridad lamentable.
Miren ustedes hablando ahora con toda seriedaddijo, después de apurar bien el tema de las comidas, y pasando a ciertas ideas de cultura general.
El decoroso fausto del señor de la Lage, sus bandejas y candelabros de plata, su mueblaje rico y antiguo, la respetabilidad de sus relaciones, compuestas de lo más selecto de la ciudad, su honesta tertulia nocturna de canónigos y personas formales que venían a hacerle la partida de tresillo, sus criados respetuosos, a veces descuidados, pero nunca insolentes ni entrometidos, todo se le figuraba a don Pedro sátira viviente del desarreglo de los Pazos, de aquella vida torpe, de las comidas sin mantel, de las ventanas sin vidrios, de la familiaridad con mozas y gañanes.
Si unas elecciones durasen mucho, acabarían con quien las maneja, a puro cansancio, molimiento y tensión del cuerpo y del espíritu, pues los odios enconados, la perpetua sospecha de traición, las ardientes promesas, las amenazas, las murmuraciones, las correrías y cartas incesantes, los mensajes, las intrigas, la falta de sueño, las comidas sin orden, componen una existencia vertiginosa e inaguantable.
Juntóse con él, y supo como llevaba su mismo viaje: hicieron camarada, departieron de diversas cosas, y a pocos lances dió Tomas muestras de su raro ingenio, y el caballero las dió de su bizarría y cortesano trato, y dijo que era capitan de infantería por su Majestad, y que su alférez estaba haciendo la compañía en tierra de Salamanca: alabó la vida de la soldadesca, pintóle muy al vivo la belleza de la ciudad de Nápoles, las holguras de Palermo, la abundancia de Milan, los festines de Lombardía, las espléndidas comidas de las hosterías: dibujóle dulce y puntualmente el aconcha patron, pasa acá manigoldo, venga la macarela, li polastri, é li macarroni: puso las alabanzas en el cielo de la vida libre del soldado, y de la libertad de Italia, pero no le dijo nada del frio de las centinelas, del peligro de los asaltos, del espanto de las batallas, de la hambre de los cercos, de la ruina de las minas, con otras cosas deste jaez, que algunos las toman y tienen por añadiduras del peso de la soldadesca, y son la carga principal della.
Yo no tuve esperanzas que darle, ni tesoros que ofrecerle, porque las mías las tengo entregadas a Dulcinea, y los tesoros de los caballeros andantes son, como los de los duendes, aparentes y falsos, y sólo puedo darle estos acuerdos que della tengo, sin perjuicio, pero, de los que tengo de Dulcinea, a quien tú agravias con la remisión que tienes en azotarte y en castigar esas carnes, que vea yo comidas de lobos, que quieren guardarse antes para los gusanos que para el remedio de aquella pobre señora.

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