Ejemplos con cogían

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En muchos tramos se colocaron traviesas de metal debido a que las de madera las cogían los beduinos para alimentar los fuegos de sus campamentos.
Lo que los mayas no sabían es que este cenote estaba unido por conductos subterráneos con el resto de cenotes que rodean la ciudad, de los cuales cogían agua para beber, lavar etc.
Documentos antiguos cuentan terribles historias de sacrificios humanos que acontecían en el templo, involucrando a niños que se cogían por toda Italia de las familias más ricas y nobles.
La Pilca es un pequeño caserío del distrito de Buenos Aires, provincia de Morropón, un pueblo que tiene mucho que contar desde su nombre ya tiene una historia muy interesante porque según sus pobladores antiguos proviene de un pequeño cerro que se encuentra a las espaldas del caserío el que recibe el nombre de Pilco un lugar característico y muy bonito para visitar, según cuentan sus pobladores que vivieron antiguamente en este lugar, que era algo muy bonito y muy llamativo, mucha gente venía a ver estas ruinas , tomaban fotos de esta belleza incaica ya que todo estaba hecho de piedra, además se encontraban todo tipo de cosas :Ollas, monedas, huacos lindísimos en muchas formas de animales y personas, entre otras cosas pero como el lugar pertenecía al pueblo, todos lo que se encontraban sus pobladores allí, se lo cogían para beneficio propio.
Para atravesar este arroyo, utilizaban el puente de La Elipa y a continuación cogían un camino que llegaba al Paseo del Doctor Esquerdo.
Sintió que unos brazos suaves, de fina epidermis y dulce calor, le cogían la cabeza.
¡El puñetazo que se llevaría la tal, de no existir la verja entre las dos! Empezaba a dirigir terribles alusiones al pecho plano de la doncella, a sus angulosidades de muchacho, subiendo rápidamente el diapasón de sus ofensas, cuando sintió que la cogían de los hombros.
Apenas caído, salieron no sé si tres o cuatro bestias humanas, y me levantaron en vilo sin que yo pudiera defenderme ni desasirme de tantas brutales manos que me cogían.
Los muchachos se cogían las dos manos, y así se estaban las horas, mirándose en los ojos como si quisieran comerse.
Las señoras refugiábanse en los portales, empinándose sobre las puntas de los pies para ver mejor, los maridos cogían a sus pequeñuelos por los sobacos y los sostenían a pulso para que contemplasen las últimas contorsiones de los monigotes.
Los techos se cogían con la mano, las escaleras había que subirlas con el credo en la boca, y las habitaciones parecían destinadas a la premeditación de algún crimen.
Disputábanse la palabra y se cogían a la tiita, empinándose sobre las puntas de los pies.
Las cárdenas ojeras le cogían media cara, el superciliar salía como una visera, los ojos, hermosos y ardientes, quedábanse allá dentro, y rodeados de aquella piel morada relumbraban más, como si acecharan el acaso que iba a pasar.
Al pronunciar estas palabras, Inés sintió que la cogían un pie.
No se hallaba allí el prófugo, por la sencilla razón de que sólo se remitían a ese depósito general aquellos negros de las fincas rurales que, alzados a los montes, se cogían vivos con perros, y que, por su ignorancia o malicia, no podía averiguarse de pronto el nombre de sus legítimos dueños.
Con terror sintió Gipsy que la cogían en brazos, que desabrochaban su collarín, del cual estaba envanecida.
Entre tanto, las dos mujeres, al salir a la calle, se miraban, se cogían las manos y se echaban a reír gozosamente.
Secreteando, se cogían la boca como para ahogar la carcajada, que sale espurriante, y lanzaban miradillas de reojo al racimo de mozos, que, fronteros, sin haber soltado sus garrotas y cachavas, permanecían de pie, mudos y amenazadores.
donde le cogían.
Los chicos de la calle la miraban como el hombre que besaba a doña Camila, la cogían por un brazo y querían llevársela no sabía a dónde.
Subiendo constantemente, dieron cuatro o cinco pesos más, luego sintió Edmundo que le cogían por los pies y por la cabeza y que le balanceaban.
¡Luego volveré a endulzarme con vuestra, hospitalidad! Después los dejó, mientras ambos le cogían las manos y se las llevaban a los labios y a la frente.
Entre los catalanes, Mercedes tenía necesidad de mil cosas, pero nunca le faltaban otras mil, mientras las redes cogían bastante pescado y éste se vendía.
No había en el mundo cosa que más temblón le pusiera que la zozobra de la incertidumbre ante un mal próximo, de repente anunciado y ni remotamente temido poco antes, sobre todo si estas impresiones le cogían mal abrigado, a deshora, cortándole el sueño, la digestión o el placer de oír música, o de divagar imaginando: «Como este diablo de fantasía de liebre todos los peligros me abulta, pensaba, prefiero un mal como ocho conocido exactamente, a un mal como cuatro barruntado, pero que yo me figuro como cuarenta».

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