Ejemplos con cobardías

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

No le escatimó ningún servicio, ni ningún sacrificio, no le esquivó ninguna responsabilidad, se jugó por entero, sin vacilaciones ni cobardías.
Queremos destruir los museos, las bibliotecas, las academias variadas y combatir el moralismo, el feminismo y todas las demás cobardías oportunistas y utilitarias.
¿Madurará en la realidad esa esperanza? Vosotros, los que vais a pasar, como el obrero en marcha a los talleres que le esperan, bajo el pórtico del nuevo siglo, ¿reflejaréis quizá sobre el arte que os estudie imágenes más luminosas y triunfales que las que han quedado de nosotros? Si los tiempos divinos en que las almas jóvenes daban modelos para los dialoguistas radiantes de Platón sólo fueron posibles en una breve primavera del mundo, si es fuerza no pensar en los dioses , como aconseja la Forquias del segundo Fausto al coro de cautivas, ¿no nos será lícito, a lo menos, soñar con la aparición de generaciones humanas que devuelvan a la vida un sentido ideal, un grande entusiasmo, en las que sea un poder el sentimiento, en las que una vigorosa resurrección de las energías de la voluntad ahuyente, con heroico clamor, del fondo de las almas, todas las cobardías morales que se nutren a los pechos de la decepción y de la duda? ¿Será de nuevo la juventud una realidad de la vida colectiva, como lo es de la vida individual?.
¡Cuántas veces cuando vamos a cometer una maldad, una ligereza o una ruindad, la idea del linaje -héroes, santos, sabios y hombres buenos- nos detiene! Un pasado de gloria y de nobleza o simplemente unos padres que pasaron la vida luchando por nosotros y se sacrificaron para legarnos una fortuna y un nombre, un nombre, que parece tan poco y, sin embargo, significa tanto -obligaciones y deberes contraídos, derechos y preeminencias adquiridas-, ¡cuán gran freno son en la vida! Pero todo eso, ¿qué podía importarle a ella, advenediza, plebeya que llegó por un capricho de la casualidad, de un salto, sin transición, después de la ruina, con su triste cortejo de cobardías, humillaciones y bajezas, y que ni aun siquiera identificose con el sentir, el pensar y el creer, sintiendo siempre germinar en su alma sorda hostilidad por aquellos que el destino hiciera suyos? ¿Su pasado? Tía Carmina, Adolfo, Fernando Santa Ana, ¡sombras que flotaban en una bruma de tedio! ¡Baby, el supremo lazo que la sujetaba y que se rompiera en una hora trágica entra luchas de pasiones y de vanidades, sombra de una sombra confundida en una procesión de sombras!.
Pero nada de salirse del fétido rincón, al cual se pretende evolucionar agregando más y más inmundicias, más y más cobardías.
yo quedaba mirándolo al que me había injuriado, y mientras todos los músculos se me relajaban en una flojedad inmensa, me preguntaba qué es lo que había hecho, no sé en qué tiempo, para soportar tantas humillaciones y cobardías.
Shakespeare trazó una silueta definitiva en su Yago feroz, almácigo de infamias y cobardías, capaz de todas las traiciones y de todas las falsedades.
Siendo héroes, perdonan las cobardías de los demás, victoriosos siempre ante sí mismos, compadecen a los que en la batalla de la vida siembran, hecha jirones, su propia dignidad.
Ignora el hombre digno las cobardías que dormitan en el fondo de los caracteres serviles, no sabe desarticular su cerviz.
¿Qué nuchacho no ha probado el oficio? Sin embargo, no abundaban los hombres siempre dispuestos a emprender las duras marchas, tanto en invierno como en verano, sufriendo sin quejas ni desmayos la brutalidad del sol, la mojadura de las lluvias, el frío tajeante de las heladas y las cobardías del cansancio.
que se manifiestan, y todos los horrores, las torpezas, las cobardías y las tonterías.
Dos cobardías se encuentran frente a frente y del choque resulta una página histórica.
Once nada más para intentar con un audaz movimiento salvar la revolución que parecía naufragar en la marejada de las traiciones y las cobardías.
En suma, los dados estaban tirados, y era preciso mostrarse buen jugador, sin cobardías ni desplantes.
Lavad vuestra alma, encontradla y dadla toda entera, con sus grandezas y con sus bajezas, con sus fulgores sublimes y con sus tinieblas opacas, con sus cobardías y hasta con sus monstruosidades.
Nuestra existencia es un tejido de absurdos y de cobardías.
No más explotación, no más infamias, no más cobardías.
¡Cuántas traiciones y debilidades no denunciaron nuestros planes! ¡Cuántas cobardías no los hicieron fracasar! ¡Hasta espías había entre nosotros, pagados por el celo maternal! ¡Ah!, ¡los niños, los niños! Los niños de hoy han de ser los hombres del porvenir.

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