Ejemplos con clementina

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Autores: Clementina Calero Ruiz y Ana Mª.
Los principales Recintos de esta parroquia son: María Clementina, San Martín de Porres, Bodeguita, El Pensamiento, Casiguana, Cascol, San Juan, Caimito y El Cóndor.
De esta forma, Juan Cristóbal es el primer príncipe en la historia de la Casa Napoleón en cuyas venas fluye, entre la de otras estirpes reales diversas, la sangre de tres casas de la monarquía francesa: Napoleón por su padre, Borbón por vía materna directa, y Orleáns a través de su bisabuela la princesa Clementina de Bélgica, bisnieta del rey Luis Felipe de Francia, observemos que la princesa Clementina era hija del rey Leopoldo II, y por ende sobrina de la emperatriz Carlota de México.
El Naranjito iba acompañado de otros personajes, como su novia Clementina, su amigo Citronio y el robot Imarchi.
Tuvieron cinco hijos, Clementina, Juan, Magdalena, Florencia y Albina.
Clementina, Arrufatina, Clementard, Clementina fina, Clemenules, Esbal, Hernandina, Marisol, Orogrande, Oronules, Oroval, Tomatera, Loretina, Beatriz, Clemenpons y Nout.
Se destinaron a la Academia Clementina de Bellas Artes, sección artística del citado Instituto.
Castellano: agujas, alfileres, alfilericos, alfilerillo, clementina, espetones, geranio, geranio blanco, geranio blando, geranio de los caminos, geranio muelle, geranio silvestre, malva, mata de alfileres, relojes, relosillos.
El príncipe heredero del reino, Francisco, estaba casado con la archiduquesa de Austria María Clementina, hija del emperador Leopoldo II.
Ingresa a la compañia de Teatro infantil de Bellas Artes bajo la dirección de Clementina Otero.
En materia educacional llenó cátedras vacantes con la ayuda de la profesora encarnacena Clementina Irrazábal y el teniente primero Juan Manuel Garay.
Además de Villaurrutia, Rojas y Novo, Ignacio López tuvo otros maestros tales como Clementina Otero, Celestino Gorostiza, André Moreau, Seki Sano, Fernando Wagner, Fernando Torre Lapham, entre otros.
Sobre los escritores que viven de su trabajo Clementina pensaba que ninguno, ya que algunos escritores comentaba escriben algunos artículos en los diarios pero pésimamente remunerados, y que jamás sería posible vivir con ello.
Clementina era del pensar que ocasionalmente los suplementos de los diarios, algunos artículos de revistas hacían crítica.
En una entrevista hecha por Roberto Sosa a Clementina sobre la critica literaria en Honduras, comentaba que al no haber una política cultural bien planeada y organizada, todo marcha con grandes deficiencias, Creía que se podía pedir al Gobierno y a los mismos artistas, que fueran un poco más consecuentes en relación a su trabajo ya que ellos mismos son los que tienen que ir dando la pauta para encontrar en ello mismos la crítica de su obra.
La obra de Clementina Suárez es, por eso, uno de los testimonios más genuinos y ejemplares que se puede encontrar dentro de la tradición literaria de Honduras.
Por eso, Clementina Suárez le ha profesado al tiempo la más legitima de las lealtades: la autenticidad , lo cual supone a despecho de lo establecido no dejarse avasallar por aquél, no prestar obediencia a sus varios y variados fueros.
Clementina Suárez es así: Mujer por la gracia de su sexo, el cual ha sabido enaltecer a niveles muy por encima del consabido muérgano, y Poeta por destinación in claudicable, la única en su género que ha logrado aquí, hasta hoy, ejercer tal oficio con suficiente propiedad y transcendencia.
De hecho la educación de Clementina era la gente.
Casada con el famoso pintor y escultor José Mejía Vides, Clementina Suárez es de los nombres fundamentales de la poesía hondureña de vanguardia.
La escritora Clementina Rosa Quenel los encuentra saliendo de la tupida foresta, cubiertos de tierra hasta la cabeza, las manos partidas de tanto cavar, con la piel casi negra por el ardiente sol, pero en el rostro brillando como gemas sus azules ojos por el entusiasmo de los descubrimientos.
Francisco pidió al Rey de Francia la mano de su hija la Princesa Clementina, y Luis Felipe se la negó con desprecio.
Y lord Arthur sacó de su bolsillo la bombonera y se la ofreció a lady Clementina.
Lord Arthur colocó la cápsula en una bonita bom­bonera de plata que adquirió en una tienda de la calle de Bond, tiró la basta cajita de Pestle y Humbey y se encami­nó directamente a casa de lady Clementina.
Por consiguien­te, hizo una lista de sus amigos y parientes en una hoja de un libro de notas y, después de un minucioso examen, se decidió en favor de lady Clementina Beauchamp, una estimable dama, ya de edad, que vivía en la calle Curzon y era prima segunda suya por parte de su madre.

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