Ejemplos con claustros

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En cuanto a la residencia conventual, está formada por diversos claustros en torno a los que se distribuyen las dependencias.
Éste se compone de una iglesia y tres claustros con las distintas dependencias y cronologías.
En cuanto al color se juega con el verde de las cornisas, el pétreo de los pilares, el blanco de los paños, la luz y sombra de los claustros, etc.
Resulta parte dominante en la estructura el convento de la orden de los Dominicos, cuyos tres claustros ocupa gran parte de la manzana.
Se ampliaron las instalaciones edilicias con el edificio de la calle Buchardo, en Barrio Pueyrredón, ocupando las Facultades de Filosofía, Derecho y Arquitectura las dos plantas agrupadas alrededor de sendos claustros con una clara imagen universitaria, posteriormente se construyó en el Campus, donde ya estaba el primer edificio levantado por la Universidad Católica de Córdoba correspondiente a la Facultad de Ingeniería, el Centro de Ciencias Básicas.
La galería ubicada en su costado norte comunica con la sacristía a través de un recinto distribuidor de planta cuadrada desde donde parte también la escalera principal de acceso al piso superior de los dos claustros.
Su acceso se realiza a través de un pasillo cubierto con bóveda de arista que comunica a los dos claustros.
Conforman el Convento un recinto de entrada o compás, la torre, la iglesia, la sacristía, dos claustros con galerías, patios, estancias y espacios intermedios que unen los núcleos principales, cuyas características tipológicas se corresponden con un edificio conventual con la siguiente distribución: En el frente septentrional se ubican el compás, iglesia y sacristía y a la derecha de estas edificaciones la zona de residencia conventual.
Para ello Indy deberá recorrer todas las habitaciones de una sección de claustros a la que se accede por el bloque donde está el reloj gigante, y en donde encontrará una estatua de la Mujer Sagrada, que en realidad es un grifo que abre y cierra la salida de agua.
Irache posee dos claustros, uno el viejo ubicado en la parte sur y el nuevo en la parte oeste.
Una vez atravesada la puerta hay un gran espacio a modo de patio, a la izquierda del cual se sitúan varias dependencias y claustros menores con los dormitorios.
Asociados a la arquitectura y rematando el edificio no faltaron ejemplos de esculturas de talla tosca y popular en claustros, portadas, capitales y canecillos.
Los claustros son los motivos arquitectónicos que enlazan edificios de proporciones desiguales -iglesia y dependencias monacales-, haciendo emerger una multiplicidad de volúmenes en torno a unas sencillas estructuras de elegantes, sobrias y sendas arquerías.
El compás, los claustros y el patio, constituyen los núcleos centrales de la clausura, alrededor de los cuales giraba la vida monástica.
La estructura claustral con el característico alfiz de tradición mudéjar del monasterio de Santa Clara se repite en los claustros conventuales del siglo XVI de Santo Domingo y Santa Clara de Tunja en Colombia.
Se sabe que el monasterio disponía de otros claustros o patios además del claustro mayor propiamente dicho, pero no se conoce muy bien su situación ni el destino que se les daba.
Su pila bautismal se conserva en los claustros de la Concatedral de San Pedro.
Está situada en el centro del conjunto y sirve de eje divisorio entre los dos claustros que articulan el edificio, cuyo nexo de unión lo constituye la galería que circunda la cabecera del templo.
También en los muros de las iglesias o de los claustros o de las escaleras y pasillos de los edificios se colgaron pinturas que los reyes o la nobleza encargaban a sus pintores favoritos para enriquecer su patronazgo.
Era un monumento casi en ruinas, un convento de melodrama, lúgubre y misterioso, en cuyos claustros acampaban vagabundos y mendigos.
Angustias era algo de la casa, vivía a la sombra de la robusta Orden dominicana, como las rosas a la sombra de los cipreses, en los claustros conventuales.
Los marroquíes feroces, los negros de mentalidad infantil, los indostánicos tétricos, le parecían más respetables que todas las togas de armiño que desfilaban orgullosas y guerreras por los claustros de las universidades alemanas.
Meditaba de nuevo hasta mediodía en su celda, recibiendo la visita de su director, rezaba el Vía Crucis en los claustros, comía a la una descansando de nuevo hasta las cuatro, y a esta hora bajaba a la capilla para escuchar las pláticas con los otros compañeros de ejercicios.
Los claustros estaban adornados con antiguos retratos faltos de valor artístico, pero de cierto interés histórico.
Pero a aquella hora los sacerdotes estaban en sus celdas, y por los claustros únicamente pasaban algunos legos sin sotana, con aire apresurado, deslizándose sin ruido sobre sus zapatillas silenciosas.
Por debajo de las sotanas asomaban unas zapatillas de paño, con las que andaba sin el menor ruido: un calzado de espionaje que le permitía, como a los demás servidores del monasterio, deslizarse por los claustros silenciosos sin turbar el aislamiento de los Padres.
Sus palacios de campo tienen techumbres negras, torres achatadas, con veletas y tétricos claustros, como si fuesen monasterios.
Yo ando como un azacán por el templo y los claustros, vigilándolo todo para que no se hagan trampas, pues aquí hay gente joven y ligera que no es de fiar.
No era mi amor aquel amor de niño, tímido, vago, ensoñador, que me inspiró Matilde, cariño melancólico, nacido en un juego, alimentado por las predilecciones de una chiquilla graciosa y admirada, y breve y fugitivo en sus anhelos, dulce amor que dulcificó la vida del pobre estudiante, pálido fulgor de la aurora juvenil que inundó de reflejos primaverales los claustros solitarios de un colegio sombrío, amor que no conseguí arrancar de mi alma en muchos años, que aun suele estremecer mi corazón, porque ni atrevidos devaneos, lograron aniquilarle en mí.
Perniciosa melancolía, nacida tal vez en mi alma cuando viví lejos de mi familia, condenado a las soledades de un colegio, cuyos claustros vetustos entenebrecieron mi espíritu, melancolía que me arrastra a los campos y a la espesura de los bosques, para extasiarme largas horas ante el espectáculo deslumbrador, a orillas de laguna adormecida, escondido entre los juncos, o para abismarme en la contemplación de una flor desconocida, modesta y rústica beldad.

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