Ejemplos con chispero

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Recorrieron todo el diámetro de Madrid de Sur a Norte, hasta llegar a la casa de Leoncio, situada en la calle de Daoíz, a espaldas de la iglesia de Maravillas y frente al Parque viejo de Artillería, el barrio chispero, escenario ardiente del Dos de Mayo.
Los hechos decían que el Gobierno de liberales y progresistas era el verdadero equivocarse lamentablemente, según el Real criterio, y que Isabel II hablaba con su pueblo en lenguaje socarrón, abusando de la contragramática y del maleante aforismo chispero:.
-Es que se van, se los llevan -me dijo un chispero-, y eso no lo hemos de consentir.
Rodaba por otro lado el vehículo público, tartana, calesa o galera, el carromato tirado por una reata de bestias escuálidas, y entre todo esto el esportillero con su carga, el mozo con sus cuerdas, el aguador con su cuba, el prendero con su saco y una pila de seis o siete sombreros en la cabeza, el ciego con su guitarra y el chispero con su sartén.
Los hechos decían que el Gobierno de liberales y progresistas era el verdadero equivocarse lamentablemente, según el Real criterio, y que Isabel II hablaba con su pueblo en lenguaje socarrón, abusando de la contragramática y del maleante aforismo chispero: al revés te lo digo, para que lo entiendas.
Así ha glosado un poeta de ahora el idilio adolescente del rey galán, del rey chispero, del rey madrileño, el de las patillas manolas a lo ''Pepe-Hillo'', que supo de las locas farsas del Momo, en el castizo Capellanes, y dejó cien leyendas de su breve reinado y se murió muy joven, como una mustia lis heráldica, abrasado en una fiebre loca de vivir una vida magnífica y emocionante.
Al día siguiente busqué El Chispero, no traía el artículo anunciado.
-He leído su artículo de El Chispero.
De todas las dificultades de mi vida, aquélla era la más nimia, porque de El Chispero nadie hacía el menor caso, pero ninguna me molestó ni me irritó más, haciéndome llegar a creer que de aquellas indiscreciones, de aquella diatriba, dependía todo mi porvenir.
-¿Quién es este Rivas, este Mauricio Rivas que escribe en El Chispero? -pregunté.
Apenas se comenzó a hablar de mi candidatura, un periodicucho efímero, de esos que suelen publicar los muchachos en los momentos de agitación, El Chispero, emprendió una feroz campaña contra mí, como si yo fuese el representante de toda una época de corrupción.
Venga a los toros el chino, y aprenderá a decir mucho en pocas palabras de la perspicacia de los españoles, venga todo el mundo a unas fiestas en que, como dice Jovellanos, el crudo majo hace alarde de la insolencia, donde el sucio chispero profiere palabras más indecentes que él mismo, donde la desgarrada manola hace gala de la impudencia, donde la continua gritería aturde la cabeza más bien organizada, donde la apretura, los empujones, el calor, el polvo y el asiento incomodan hasta sofocar, y donde se esparcen por el infestado viento los suaves aromas del tabaco, el vino y los orines.

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