Ejemplos con centelleando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

A Elbereth! Gilthoniel!¡O Elbereth! ¡Prendedora de estrellas!silivren penna mírielblanca deslumbrante, bajando, centelleando como una joya,o menel aglar elenath!¡la gloria de la hueste celestial!Na-chaered palan-dírielHabiendo mirado fijamente lejoso galadhremmin ennorath,desde las tierras tejidas de árboles de la Tierra Media,Fanuilos, le linnathona vos, La Eternamente Blanca, te cantaré,nef aear, sí nef aearon!desde este lado de la mar, ¡acá en este lado del océano!.
El prado concluía en una lengua estrecha entre márgenes relucientes: a la derecha y al oeste corría centelleando el Cauce de Plata, a la izquierda y al este bajaban las aguas amplias, profundas y oscuras del Río Grande.
De la mente de Narváez salía centelleando el famoso , con ráfagas de él forjaba San Luis los rayos, y Zaragoza, juntándolos en haces y probándoles las puntas, se relamía de gusto y pedía más, siempre más.
Allí más animación, más vida, gentes que iban y venían, el alumbrado público, faroles con lámparas de petróleo, que solo servían para dejar que se viese la obscuridad, jinetes que volvían de las haciendas y de los pueblos cercanos, un almacén de ultramarinos, EL PUERTO DE VIGO, iluminado profusamente, centelleando en las botellas, en los frascos y en las latas de sardinas el reflejo de los quinqués, una botica soñolienta, hipnotizada por sus reverberos y sus aguas de colores, la botica de don Procopio Meconio, delante del mostrador un marchante en espera, detrás un mancebo que hacía píldoras, y en la puerta el dueño, de charla con un amigo.
Pronto tuvo ocasión de dar en lo cierto, porque al abrir la puerta, y en el momento de salir, corriendo hacia nosotros con un palo en la mano, y centelleando de ira sus feos ojos, encaró con Montoria, y se detuvo amedrentado.
Con la otra blandía una espada de inconmensurable largor, cuya hoja de bruñido acero resplandecía como meteoro, centelleando en ella diamantinas letras que era menester leer con la rapidez del pensamiento para adivinar que decían: In hoc signo vinces .
Todas sus impresiones estallaron en un gesto y un ademán en que se transparentaban, centelleando, la repugnancia y la conmiseración.
Allí estarían ya, dejando escapar las suyas, recientemente adquiridas, el mozuelo imberbe, más cargado de vicios que de años, y el viejo disipado centelleando lascivias y torpezas por sus ojuelos lacrimosos, y mascullando obscenidades entre los pedruscos de su dentadura postiza.
Los automóviles se deslizaban por la calle Corrientes centelleando bajo el sol, pasaba mucha gente que se dirigía a su trabajo, y bajo los toldos amarillos el rostro de las mujeres aparecía sonrosado.

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