Ejemplos con cariñosos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Generalmente son tranquilos cariñosos y pacientes.
Después de la separación, Catherine escribió a su tía sobre una visita que le habían hecho sus hijos: no puedo decirte lo buenos y cariñosos que fueron conmigo.
Son docilísimos y muy cariñosos: su modo de vivir entre sí, los que están de paz, muy pacífico y caritativo, pues lo poco que tienen, todo es de todos.
Cuando el niño va creciendo hay que animarle a darles la mano a las personas en vez de abrazarlas, porque son muy cariñosos con los demás y este mismo cariño les puede traer problemas de mayores.
Fue autora de los ciclos televisivos y teatrales de los personajes Los Ositos Cariñosos y Frutillitas.
Aunque los perritos se veían muy lindos y cariñosos, pronto, al ir creciendo, se convierten en un problema, porque son demasiados y muy destructivos.
Este programa esta dirigido a estudiantes con iniciativa, amistosos y extrovertidos, cariñosos e inteligentes.
Una explosión de furia cómica, de insultos cariñosos, de indignaciones por cosas olvidadas, llenaba las primeras páginas.
En vano Núñez derrochó su ingenio para convencerla, en vano apeló después a las súplicas ardientes, a los dictados cariñosos.
Demasiado sabe usted que nunca nos ha dado motivos para otra cosa que para estimarle en lo mucho que vale y considerarle como uno de nuestros buenos y cariñosos amigos.
Con estas graves palabras y con ciertos ¡bah! y ¡oh! muy expresivos y cariñosos de los comensales la joven señora se dio por satisfecha y para demostrarlo se desquitó de aquella inesperada privación atacando de un modo alarmante a las yemas de coco.
¡Con qué felina zalamería menudeaba los golpecitos en la panza, y llamaba a graves sesentones ratoncillos, perritos suyos, gatitos, , y otros apelativos cariñosos y regalados, que a arrope y miel sabían! Pues ¿qué diré del chiste y garbo incomparable con que oprimía entre sus dientes de perlas, un pitillo ruso, lanzando al aire volutas de humo azul, mientras la contracción de sus labios destacaba la arremangada nariz y los hoyuelos de los arrebolados carrillos? ¿Qué de aquella su maestría en ocupar dos sillas a un tiempo sin que propiamente estuviera sentada en ninguna de ellas, y puesto que reposaba en la primera el espinazo, en la segunda los tacones? ¿Qué de la agilidad y destreza con que se sorbía diez docenas de ostras verdes en diez minutos, y bebíase dos o tres botellas de Rhin, que no parece sino que le untaban el gaznate con aceite y sebo para que fuese escurridizo y suave? ¿Qué de la risueña facundia con que probaba a sus amigos que tal anillo de piedras les venía estrecho al dedo, mientras a ella le caía como un guante? En suma, si la aventura que se murmuró por entonces en los bastidores de un teatrillo, y en la mesa redonda de la Alavesa, parece indigna de la prosopopeya tradicional en la mirandesca estirpe, cuando menos es justo consignar que la heroína era la más divertida, sandunguera y comprometedora zapaquilda de cuantas mayaban desafinada y gatunamente en los escenarios de París.
Anoche supe también lo que es curarse , y me curé tan prolijamente, que aquí me tiene con una sed infernal y este adorno junto a un ojo Pero no me arrepiento: ¡qué muchachos simpáticos! Da gloria tener amigos tan cariñosos.
Era Maltrana, que al reconocerlo se dirigió hacia él, lamentando su desaparición ¿Qué hacía allí? ¿Por qué no estaba abajo? Y acompañaba sus palabras con grandes risas y cariñosos palmoteos.
Desde don Rosendo hasta el último criado, se mostraban con ellos atentos, deferentes, no cariñosos.
Allí pasaba tres o cuatro horas sin consentir que entrase, a pesar de los ruegos cariñosos que le dirigía por el agujero de la llave.
Los tertulios daban algunos cariñosos besos al vaso, que parecía de topacio.
Entró a poco el médico, acompañado del fondista, y Diógenes los recibió chanceándose con el primero, dirigiendo al segundo cariñosos gruñidos, expresivas miradas de sus ojos inyectados en sangre, que no carecían de ternura e iban a demostrar la gratitud que le inspiraba su caritativa conducta.
Verdad es que doña Manolita dio a su padre un par de cariñosos besos para endulzar aquella mortificación de amor propio.
Uno a uno desfilaron delante de mí parientes cariñosos, fieles servidores, amigos nunca olvidados.
Me puse al cinto la pistola, dije adiós a mi casita, y a mis libros, mis buenos amigos, mis cariñosos compañeros, y me dirigí a la calle.
Sus tíos eran muy cariñosos, pero no podían vigilarla con igual interés que lo hubieran hecho sus padres, así que le dejaban leer cuanto quería, de modo que, a fuerza de devorar escenas de apasionamientos románticos y exageraciones realistas, llegó la chica a saber, teóricamente, mil cosas de amor que fueron aleccionándola en tan peligrosa y dulce enseñanza.
¿Casarnos? ¿Para qué? ¿Para darte por seca y rigurosa obligación lo que por libre y complacido albedrío quiero que sea tuyo? ¿Para mermar a la pasión el encanto de la espontaneidad? ¿Por ventura serán entonces más cariñosos tus besos, más prietos tus abrazos? ¿Tendremos mayor firmeza en la confianza ni más brava abnegación en la desgracia? ¿Qué ceremonia, qué rito, que fórmula ha puesto el Señor por cima de este anhelo con que mi pensamiento quiere volar para hacer nido en tu alma?.
Bajó, pues, la santa, y encontró a su amiga un poco adusta, observando los cariñosos extremos de Jacinta con aquel canario de alcoba que estaba en su poder, como si se lo hubiera encontrado en la calle o se lo hubieran puesto en una cesta a la puerta de su casa.
Turbada en sus propósitos de pelea por el buen genio y los cariñosos modos que el pérfido traía aquella noche, Jacinta rompió a llorar como un niño.
La niña, en el tibio bienestar del baño, sonreía, y Perucho, sosteniéndola por los sobacos, hablándola con tierna algarabía de diminutivos cariñosos, la columpiaba en el líquido transparente, le abría los muslos para que recibiese en todas partes la frescura del agua, imitando con religioso esmero lo que había visto practicar a Nucha.
Cuando todos fueron saliendo, don Manuel Pardo se acercó a su hija, y la oprimió contra el pecho colosal, sellándole la frente con besos muy cariñosos.
Trinidad y la señá María Josefa lloraban tambien en el próximo corredor y dirigian desde allí fervientes acciones de gracias y tiraban cariñosos besos a la Imágen del Niño Jesus.
Dábale entre tanto los epítetos más cariñosos y le decía:Hijo del alma, ¿dónde estabas? ¿Por qué huías de las caricias de tu madre? Mi amor, mi consuelo, no te apartes de mi lado.
Perdió el color y el habla, y hubiera perdido también el conocimiento y caído de la silla al suelo si Leonardo, advirtiendo su imprudencia, no revuelve a toda prisa el caballo, la coge de la mano, le da los dictados más cariñosos, le pide mil perdones y la saca al limpio, invirtiendo el orden de la marcha.

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