Ejemplos con ave

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Diciendo lo cual, cogió de la red manta, saco y lío de paraguas, pero Lucía con su juvenil vigor y sus hábitos de hija del pueblo arrebatole de la mano lo más pesado, el saco, y brincando, ligera como un ave, al suelo, dio a correr hacia la fonda.
El caso es dar con la mujer, con el ave fénixmurmuró Miranda meditabundo.
Había llegado frente a San Juan, y su mirada, cada vez más indecisa y obscura, se fijó en la célebre veleta, en el pajarraco que doraba el sol, dándole el brillo de un ave del Paraíso.
Me hicieron rezar el Padre nuestro, el Ave María, la oración de San Luisito, y un requiem, y otro, y otro más, por el abuelito, por la abuelita y por mis padres.
Esperaba ocasión propicia, y en cuanto esta llegó supo acometer la empresa aquella de la calza, como persona lista y conocedora de las mañas del ave que era preciso aprisionar.
Supo además el anciano que doña Lupe no vivía ya en Chamberí, sino en la calle del Ave María, y que todo el tiempo que le dejaba libre a Maxi la farmacia, lo empleaba en darse buenos atracones de lectura filosófica.
Este acreedor era Samaniego, el boticario de la calle del Ave María, y su crédito ascendía, con el interés vencido de seis por ciento, a sesenta y tantos mil reales.
Usaba de su escasa memoria como de un ave de cetrería para cazar las ideas, pero el halcón se le marchaba a lo mejor, dejándole con la boca abierta y mirando al cielo.
Un tío suyo era boticario en la calle del Ave María.
Al quitarse el chaleco, salían de las boca-mangas los hombros, como alones de un ave flaca que no tiene nada que comer.
Al llegar a la calle del Ave María, Rubín se pasó a la acera de los impares y se puso en acecho en la esquina de la calle de San Simón, en la sombra.
, comprendiendo por instinto antes que por criterio, que las órdenes de Estupiñá eran más prácticas que las de la placera, salió y fue presuroso a la calle del Ave María.
El Penitenciario estaba a la derecha y su perfil se descomponía de un modo extraño, crecíale la nariz, asemejándose al pico de un ave inverosímil, y toda su figura se tornaba en una recortada sombra, negra y espesa, con ángulos aquí y allí, irrisoria, escueta y delgada.
Miró a todos lados, miró hacia la parte alta de la casa, y en una ventana creyó distinguir un objeto semejante a un ave blanca que movía las alas.
, y no digo más, no es posible que yo arrostre, ni por pienso, el casarme, aunque fuese con el ave fénix.
No es eso respondió don Quijote, sino que el sabio, a cuyo cargo debe de estar el escribir la historia de mis hazañas, le habrá parecido que será bien que yo tome algún nombre apelativo, como lo tomaban todos los caballeros pasados: cuál se llamaba el de la Ardiente Espada, cuál, el del Unicornio, aquel, de las Doncellas, aquéste, el del Ave Fénix, el otro, el Caballero del Grifo, estotro, el de la Muerte, y por estos nombres e insignias eran conocidos por toda la redondez de la tierra.

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