Ejemplos con ateridas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los redondos papelillos de colores van rodando paralelamente por la acera, al viento agudo de la tarde, y las máscaras, ateridas, hacen bolsillos de cualquier cosa para las manos azules.
gritaba el médico a Ulises, ocupado en calentar sus manos, ateridas por el viento.
Las manos ateridas y ganchudas se soltaban del madero, volviendo a agarrarse a él con esfuerzos supremos de voluntad.
¡Cuántas veces, paseando por el campo con el galán, la hija mayor de Trapinedo y el cura don Tirso Pipaón, creía Fernanda que no pisaba el suelo, sino una nube convertida en alfombra, que todas las cosas visibles eran bellas, que las alturas de Gorbea podían alcanzarse con la mano, que las coles sonreían y los árboles secos cantaban al paso del viento por entre las ramas ateridas! Los burros cargados de leña o de ladrillos eran guapísimos, los grajos parleros, las ranas elocuentes, y los rastrojos de la tierra encharcada pensiles cubiertos de flores.
Se apeó Santiuste, entregando su rocín a unos ordenanzas, amigos de Leoncio, y dijo a este: Quiero estirar mis piernas ateridas.
Preparado había Rosenda la copa de aljófar con cisco bien pasado, y a ella se arrimó Lucila para calentar sus manos ateridas, con mitones.
Preparado había Rosenda la copa de aljófar con cisco bien pasado, y a ella se arrimó Lucila para calentar sus manos ateridas, con mitones.
Bajo el toldo de las ramas del cedro, revestida de su compacta hoja, bañados por el reflejo de un sol de invierno claro y tibio, que poco a poco se bebía la escarcha y despertaba el perfume de las violetas, ateridas por el frío en las platabandas, creíanse solos los enamorados.
Se apeó Santiuste, entregando su rocín a unos ordenanzas, amigos de Leoncio, y dijo a este: «Quiero estirar mis piernas ateridas.
Los redondos papelillos de colores van rodando paralelamente por la acera, al viento agudo de la tarde, y las máscaras, ateridas, hacen bolsillos de cualquier cosa para las manos azules.

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