Ejemplos con arisca

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pero la vida regalona y el apego a las comodidades del rico Peñascales, habían enervado los bríos y arrugado el corazón del apuesto cortejante de la arisca Juana.
Ahora tenga presente que la persona que vamos a saludar es muy arisca y muy agarrada, pero que se lleva a las urnas a todos los electores del Ayuntamiento, y a algunos más.
Tal fué la bomba de dinamita que don Angel Bellido hizo estallar sobre la mansa cabeza de Belarmino y la frente arisca de Xuantipa.
Currita comprendió el terrible reproche que esta intencionada observación encerraba, y sin tiempo para reflexionar, y convirtiendo en ira contra los demás el propio remordimiento, achaque común de todos los mezquinos, olvidóse de su suavidad y mansedumbre, y se revolvió furiosa, como una gata arisca a que pisan el rabo, en la impetuosidad de su ira, cometió la imprudencia de disculparse:.
Sabía prometerse con los ojos al mismo tiempo que se negaba con los labios, y en una sola conversación fingía desfallecer cien veces como apasionada que cede, y rescatarse otras tantas como virtud arisca, que hostigada se exalta, pasando traidoramente de la turbación al impudor, y de la licencia al recato, cual si su pensamiento y hasta su cuerpo le inspirasen confundidos los desbordamientos de amor mal contenido que lo autorizan todo y las respuestas de fría honestidad que no consienten nada.
No estaba en su naturaleza, arisca y desdeñosa, el confesar sus sentimientos.
¡Me oirás! ¿Conque has tenido valor de engañar a un pobre hombre y ahora quieres sentar plaza de virtud arisca? ¡Es tarde!.
Circunscribiéndose a la época en que vive, no repara en diferencias sociales: siendo limpia y bonita, requiebra con igual placer a una menestrala que a una dama, y posee arte tan exquisito para lograrlas, que la más arisca y desabrida se convierte con sus halagos en complaciente y mimosa, infiltrándoles a todas en el alma, como veneno que voluntariamente saborean, aquel consejo de la : Gozad vuestras frescas mocedades, que quien tiempo tiene y mejor le espera, tiempo viene que se arrepiente.
La mujer se manifestó luego cada día más cariñosa, medio agradecida medio amante, él instintivamente apreció sus cuidados, quizá fijándose en el contraste que formaban con la arisca condición de su antigua novia, y sus existencias se unieron, formando el hermoso maridaje de la desgracia y el consuelo bendecido por el amor.
Bien era oficial de ejército y tenía una cuarta más de alto, nariz aguileña, mucha fuerza muscular y una cabeza una cabeza que no le dolía nunca, o bien un paisano pudiente y muy galán, que hablaba por los codos sin turbarse nunca, capaz de echarle una flor a la mujer más arisca, y que estaba en sociedad de mujeres como el pez en el agua.
Tenía el corazón lacerado por aquella violenta emancipación de la arisca y linda viuda.
El petimetre creía haber producido gran sensación en todos, mas no en la viuda, que después de haber oído a Cimarosa estaba más arisca que nunca.
Tenía fijos los cinco sentidos en la conversación que Leonardo sostenía con Engracia, sin que ésta mostrara la arisca repulsión que el petimetre lloraba sin consuelo desde mucho tiempo.
El animal se resistió a dar un paso, pegaba el arriero, coceaba la arisca mula, y la otra, queriendo aprovechar tan buena ocasión de reposar su fatigado cuerpo, que había hecho la jornada de Navalcarnero en seis horas, se echó al suelo muy sibaríticamente, esperando a que estuviera resuelta la pendencia entre su amo y su compañera.
No pocas damas desaforadas tenían el descoco de reír y burlar sobre su condición arisca, apellidándole el nuevo Hipólito y tal vez sintiendo el prurito de remedar a Fedra con mejor éxito y ventura.
En suma, y contrayéndonos al presente singular caso, el duende, hará cerca de diez años, desde que doña Eulalia cumplió quince, hasta dentro de tres días, que cumplirá veinticinco, se entiende con ella, la aparta de la convivencia de la gente y la hace arisca y zahareña, pero me ha predicho que desaparecerá dentro de los indicados tres días, y hasta que antes se dejará ver bajo la figura de un gallardo mancebo.
Nada inocente, pues el medio no lo permitía, era sin embargo, una virtud arisca inaccesible hasta entonces a las seducciones de los galanes que bebían los vientos por aquella beldad de cuerpo sano, exuberante de vida con la gracia irresistible de la mujer ya formada.

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