Ejemplos con aprisa

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

No, los muertos no se van aprisa, como cree el refrán popular.
El mundo, en su movimiento de traslación, corría demasiado aprisa para que ellos lograsen mantenerse eternamente en su superficie.
Si hacía sol, Lucía y Pilar bajaban al jardinete y pegaban el rostro a los hierros de la verja, pero en las mañanas lluviosas quedábanse en el balcón, protegidas por los voladizos del , y escuchando el rumor de las gotas de lluvia, cayendo aprisa, aprisa, con menudo ruido de bombardeo, sobre las hojas de los plátanos, que crujían como la seda al arrugarse.
El hombre de Dios amaba la soledad tranquila del mar, y despachaba aprisa su misa para instalarse cuanto antes en un lugar favorable de la costa con sus cañas y sus redes.
El tránsito en las calles, el movimiento general de la ciudad, era lo mismo que en los otros días, pero a Julio le pareció que los vehículos iban más aprisa, que había en el aire un estremecimiento de fiebre, que las gentes hablaban y sonreían de un modo distinto.
Rusia crece demasiado aprisa y se prepara contra nosotros.
Levantáronse, y recogieron aprisa abanicos, sombrillas y velos, precipitándose hacia la puerta.
Estaba éste en mangas de camisa, terminando sus operaciones de tocador, y al oír que llamaban, enjugose aprisa manos y rostro, se echó por los hombros la americana y fue a abrir.
Artegui retiró aprisa su mano de la asilla del vidrio, donde la apoyaba, y la niña miró atónita a su alrededor.
¡Aprisa! ¡aprisa! Los marineros empujaban a las señoras de paso tardo, que recontaban sus maletas creyendo haber perdido alguna.
Dice que Alsacia y Lorena no valen lo que costará una guerra en hombres y dinero Reconoce nuestra grandeza: asegura que hemos progresado tan aprisa, que jamás podrán alcanzarnos los demás pueblos Y como tu padre piensan muchos otros: todos los que se hallan satisfechos de su bienestar y temen perderlo.
El senador marchó más aprisa: ya no sentía cansancio.
No era él de los soberbios que se impacientan porque no le conocen el talento, aprisa, ni de los pobres de espíritu que porque los visite el dolor, languidecen y desmayan o se despedazan el cráneo, sino de los de enérgica voluntad y firme intento: de los que vencen.
El trabajaba más aprisa que su rival.
Aprisa, hijos míosdecía a los conductores del cadáverque hoy aún me quedan tres.
¿Dónde está la veleta? ¿Se la han llevado? ¡Qué aprisa anochece! ¡Cómo me rueda la cabeza! ¡Viejo, que te caes! ¡Señor! ¡Señor! ¡Así!.
Érales difícil a las tres mujeres andar aprisa, por la mucha gente que venía calle abajo, caminando presurosa con la querencia del hogar próximo.
Como iba más aprisa que él, pronto se aumentó la distancia que les separaba.
Doña Lupe, cuando entró su sobrina bastante sofocada por haber subido muy aprisa la escalera, admirose de verla tan alegre.
La noche se venía encima y Maxi deseaba que viniese más aprisa para dejar de ver el disco, que le parecía el ojo de un bufón testigo, expresando todo el sarcasmo del mundo.
Aunque andaba muy aprisa, tardaba mucho tiempo en llegar al altar, porque la capilla, que era tan chica, se había vuelto muy grande.
Julián murmuró una oración, desvióse aprisa, creyendo sentir bajo sus plantas el cuerpo de bronce de su formidable enemigo.
Agarrado don Eugenio al montecristo de su compañero, le explicó desde cerca algo que las alas del nordeste se llevaron aprisa, con estridente y burlón silbido.
Bajaba, sin embargo, muy aprisa, sin sentir sus propios movimientos, como en las espantosas caídas que damos soñando.
La satisfacción que le rebosaba en el semblante era tal, que se avergonzó de mostrarla ante Primitivo, y empezó a charlar aprisa, por disimulo, felicitando al cazador y augurando a Sabel un porvenir de ventura en el nuevo estado.
A tiempo que la comitiva entraba en la cocina, hallábase acurrucada junto al pote una vieja, que sólo pudo Julián Álvarez distinguir un instantecon greñas blancas y rudas como cerro que le caían sobre los ojos, y cara rojiza al reflejo del fuego, pues no bien advirtió que venía gente, levantóse más aprisa de lo que permitían sus años, y murmurando en voz quejumbrosa y humilde: Buenas nos dé Dios , se desvaneció como una sombra, sin que nadie pudiese notar por dónde.
—Vamos aprisa, a fin de pasar el vado del rio ántes de que oscurezca, pues sentiria que se mojasen esas cargas.
Hechas, pues, de galope y aprisa las hasta allí nunca vistas ceremonias, no vio la hora don Quijote de verse a caballo y salir buscando las aventuras, y, ensillando luego a Rocinante, subió en él, y, abrazando a su huésped, le dijo cosas tan estrañas, agradeciéndole la merced de haberle armado caballero, que no es posible acertar a referirlas.

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