Ejemplos con amenguando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Encogióse despreciativamente de hombros el marqués, como amenguando el mérito del facultativo, y murmuró no sé qué entre dientes, prosiguiendo en su paseo de arriba abajo y de abajo arriba, con las manos metidas en los bolsillos, el pantalón tirante cual lo estaba el espíritu de su dueño.
Por su parte, los criollos y peninsulares emigrados del continente, como para subsanar su conducta cobarde, egoísta o retrógrada en la guerra por la independencia, a su llegada a Cuba, sólo se ocuparon de falsear el carácter de los sucesos, calificando de injustos, de perversos y de innobles los motivos de los sacrificios patrióticos de los revolucionarios, amenguando sus hazañas, convirtiendo en ferocidad hasta sus actos de justicia y de meras represalias.
Entonces comprendió el joven el peligro que corría y cuán horrible muerte le esperaba en aquellas regiones del cielo, y se inquietó bastante y se arrepintió mucho de haber subido en el caballo, y pensó para su ánima: ¡Sin duda, la intención del sabio fué perderme en vista de lo que opiné con respecto a mi hermana menor! ¿Qué hacer ahora? ¡No hay fuerza ni poder más que en Alah el Omnipotente! ¡heme aquí perdido sin remisión! Luego se dijo: Pero ¿quién sabe si no hay una segunda clavija que sirva para bajar, lo mismo que la otra sirve para subir? Y como estaba dotado de sagacidad, de ciencia y de inteligencia, se puso a buscarla por todo el cuerpo del caballo, y acabó por encontrar, en el lado izquierdo de la silla, un tornillo minúsculo, no mayor que la cabeza de un alfiler, y se dijo: ¡No veo más que esto! Entonces apretó aquel tornillo y al punto comenzó a disminuir la ascensión poco a poco y el caballo se paró un instante en el aire, para empezar inmediatamente después a descender con la misma rapidez de antes, amenguando luego la marcha poco a poco según se acercaba al suelo, y acabó por tocar en tierra sin ninguna sacudida ni contratiempo, mientras su jinete respiraba con libertad y se tranquilizaba por su vida.
fuese amenguando en mi corazón el resentimiento y empezamos a hacer el.

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