Ejemplos con almohadas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Armoniosa y dura es la imagen del difunto, propia de un curtido guerrero, que reposa haciendo descansar su cabeza sobre dos ricas almohadas, al igual que sus abuelos, y mostrando sobre su cuerpo la espada y a los pies el yelmo y restos de la imagen de su fiel paje.
Otra fuente de ingresos se obtienen de la venta de almanaques, tarjetas de pésame, Navidad y saludo y almohadas para bebés.
La cama de madera y las sillas, amarillas como mantequilla fresca, la sábana y las almohadas, de verde limón claro.
Como castigo, Leela las ordena entregar las almohadas a mano, lo que ocasiona el resentimiento del equipo.
A pesar de la orden de Leela de que lleven las almohadas de una en una, Fry, Bender y Zapp decide a entregar todas las almohadas juntas, lo que en la alta gravedad del planeta ocasiona la avería del transporte.
El equipo ampliado es enviado a entregar unas almohadas a un planeta de alta gravedad.
Tenía la anémica la cabeza enterrada de un lado en las almohadas, y dormía con sueño inquieto y desigual, en las orejas, pálidas como la cera, resplandecían aún los solitarios, contrastando su blancura nítida con los matices terrosos de las mejillas y cuello.
Pues se bajaba, y le alzaba los pies y se los apoyaba en un taburete así, así, y le ponía detrás de la cabeza hasta una docena de almohadas, almohadones y almohadillas, de distintos tamaños y hechuras, todo para acomodarlas a la respiración de la pobre señora.
Él también permanecía callado, con la nuca en las almohadas, percibiendo entre sus brazos el dulce contacto de unas espaldas sedosas revueltas en blondas, sintiendo en un hombro la leve pesadumbre de su cabeza, que parecía querer ocultarse, hundirse.
Se cubrió con la ropa hasta la cintura, y reclinando la espalda contra las almohadas, tomó el vaso de ponche y lo acercó a los labios.
¡No es eso, Cecilia!volvió a exclamar el joven con más impaciencia, levantando un poco la cabeza de las almohadas.
El cochero es Pedro Real, que lleva al lado a Adela, en la imperial, Juan y Lucía, adentro, con la gente mayor, que es muy respetable, pero no nos hace falta para el curso de la novela, Ana sentada entre almohadas, muy mejor con el gozo del viaje, con su cuaderno de apuntes en la falda, para copiar lo que le guste del camino, que ya le perece que está buena, y Sol a su lado, con un vestido de sedilla color de ópalo, tranquila y resplandeciente como una estrella.
Y se le cayó la cabeza al otro lado de las almohadas.
Lucía arreglaba las almohadas de manera que Ana pudiera estar como sentada.
Varios jergones de hoja de maíz cubrían el tablado: cuatro mantas cosidas unas a otras formaban la cubierta común de los ocho, y junto a la pared yacían destripadas y mustias algunas almohadas de percal rameado, brillantes por el roce mugriento de las cabezas.
Lo único que brillaba en su cabeza eran los pelitos rubios, tendidos sobre las almohadas, y en esta madeja rizosa quebrábase con extraña luz el resplandor del candil.
Volvióse a la cama buscando el calor de las mantas, y acurrucóse entre ellas, escondiendo el rostro en las almohadas para pensar, para reflexionar, para meditar, para no mirar al hueco del balcón, donde le parecía ver al general Prim y a la cadina Saharí, y al eunuco estrangulado, dándose las manos, haciéndole cortesías, como hacen los actores cuando salen a la escena a recibir la ovación al final de un drama.
Este fue el estado de Diógenes al quedarse solo, y rabioso y fatigado se dejó caer en las almohadas, volviéndose de cara a la pared.
Diógenes, muy postrado, con la repugnante cabezota hundida en las almohadas, tendidos ambos brazos sobre la colcha, y arrollando entre las manos las sábanas sin notarlo, comenzaba a sentir de nuevo aquel horrible sopor, aquel letargo siniestro que le había atormentado la noche antes Adelantóse el fondista unos pasos, dejando la puerta entreabierta, y díjole en voz alta:.
Allí, con la cabeza levantada y sostenida por varias almohadas, estaba el Padre sin dar señal alguna de conocimiento.
Se volvió a reclinar en las almohadas, satisfecha, esperando la respuesta, con la seguridad de que la santa no tenía más remedio que mentir para no darle la razón.
Cayó desplomada sobre las almohadas, chocando la cabeza contra los hierros de la cama.
Sus manos revolvieron temblorosas bajo las almohadas buscando el portamonedas.
Le arregló las almohadas, y después ambas se estuvieron mirando.
Se echó en el sofá, cubriole su amiga la mitad del cuerpo con una manta, púsole almohadas para que recostase la cabeza, y a medida que esto hacía, le aplacaba la curiosidad contándole precipitadamente todo.
Arreglole las almohadas y le aflojó la ropa.
Ya estaban las cabezas sobre las almohadas, cuando Santa Cruz echó perezoso de su boca estas palabras:.
El cuatralbo, que estaba avisado de su buena venida, por ver a los dos tan famosos Quijote y Sancho, apenas llegaron a la marina, cuando todas las galeras abatieron tienda, y sonaron las chirimías, arrojaron luego el esquife al agua, cubierto de ricos tapetes y de almohadas de terciopelo carmesí, y, en poniendo que puso los pies en él don Quijote, disparó la capitana el cañón de crujía, y las otras galeras hicieron lo mesmo, y, al subir don Quijote por la escala derecha, toda la chusma le saludó como es usanza cuando una persona principal entra en la galera, diciendo: ¡Hu, hu, hu! tres veces.
¿No te parece, animalia prosiguió Sancho, que será bien dar con mi cuerpo en algún gobierno provechoso que nos saque el pie del lodo? Y cásese a Mari Sancha con quien yo quisiere, y verás cómo te llaman a ti doña Teresa Panza, y te sientas en la iglesia sobre alcatifa, almohadas y arambeles, a pesar y despecho de las hidalgas del pueblo.

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