Ejemplos con ajos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Ajo claro: se hace con bacalao, dos o tres cucharadas de aceite y las almendras machacadas, los ajos el laurel hervidos.
Pues guárdese de mí como del diablo, que si antes de entrar en la pelea me como media docena de cabezas de ajos crudos y me espeto otras tantas veces del tinto de Villarrobledo, arrojaré el mojicón que derribe una peña.
Migas con adimentos : pan picado,aceite,pimiento rojo en rama, ajos y sal.
Cuando los ajos están bien dorados se quita la sartén del fuego y se espolvorea con la pimienta de Cayena revolviendo todo.
La salsa es elaborada con ajíes mirasol secos y soasados sin pepas, sin ,cebolla y ajos también soasados, galletas de animalitos o vainilla, maní,una ramita de huacatay,sal y aceite licuados de forma tal que obtengan una consistencia ligeramente pastosa y un color característico muy diferente al de la salsa Huancaina.
El lomo de orza o lomo a la orza, es un plato típico de las matanzas y de la gastronomía manchega -principalmente en Albacete y Cuenca-, granadina, jienense y valenciana, que se utilizaba a modo de conserva, friendo a fuego muy lento el lomo fresco del cerdo en su propia manteca, con especias como el clavo de olor, canela, pimienta negra, laurel, ajos, etc.
Willow pasa la noche agarrada a una estaca en casa de Buffy, con ajos alrededor de la cama.
Se cultivan patatas, zanahorias, lechugas, perejil, cebollas, tomates, calabacines, maíz, pimientos, judías, ajos Existe un establecimiento de turismo rural.
Ensaladas: el chambao o la pipirrana, pimientos asados, tomate aliñao con ajos, etc.
No obstante se obliga a sí mismo a estudiar libros de medicina, psicología, biología y otras ramas para tratar de descubrir los misterios de las criaturas, desde descubrir la enfermedad que los agobia hasta reconocer las causas de sus temores a la luz del sol, los ajos, los espejos y demás.
Se encargaba de las faenas del bohío, elaboración de alimentos, siembra de conucos y productos como: ajos, auyama, maíz, patata, yuca, tabaco, piña, etc.
En el mismo aceite se pone a pochar la cebolla, los ajos y el pimiento cortado muy pequeño.
Los ingredientes básicos de este plato son: liebre, arroz, cebolla, pimiento rojo o morrón, tomate, ajos, vino blanco y aceite de oliva.
Se trocean las cebollas, los pimientos, los tomates y se sofríen junto con los ajos en un caldero o perol con un chorrito de aceite.
Llevaban coronas de cebollas, ajos, puerros y otras hortalizas de aroma desagradable y violento, dos lechuzas, varios muciérlagos y otros avechuchos temerosos y repulsivos, a fin de arrojar las coronas sobre el autor y soltar sobre la sala las nocturnas aves, en la coyuntura propicia.
Cayeron a sus pies varias coronas de cebollas, ajos y puerros, adornadas con cintas de colorines.
La duquesa era muy campechana, y de vez en cuando ¿cómo lo diré?, pues, como vulgarmente se dice, echaba ajos, ahora que, como mujer, los convertía en femeninos, mudando la o final en a.
El sereno, que se había acercado al escuchar los primeros ajos, las condujo en aquella disposición a la cárcel municipal, en compañía de su digno jefe, mientras los vecinos, entre risueños y compasivos, contemplaban la escena por detrás de los cristales de sus ventanas.
Desahogado de este modo su noble pecho de la copia de ajos que le embargaba, emprendía de nuevo su camino y llegaba al Saloncillo en una felicísima disposición de cuerpo y espíritu.
Además, colgaban del techo bacalao y trozos de tasajo americano entre grandes manojos de cebollas y ajos.
Butrón bufaba, Pulido gemía, Jacobo echaba ajos, y entre peroratas enérgicas, amargos reproches, violentas reclamaciones y planes de campaña propuestos para derrocar aquel Gobierno que les había estafado, pasáronse algunos días, hasta que desembarazado algún tanto el ministerio-regencia con la llegada del joven monarca, pudo al fin dar vuelta a la llave de la despensa, y enarbolando la rama de sustanciosos dátiles, que ha venido a sustituir a la de olivo, antiguo símbolo de la paz, comenzó a distribuir puestos, honores y destinos entre sus diversos paniaguados, tocándole a Butrón una plenipotenciaría de primer orden.
Ademáscontinuó don Juan, ¿para qué quiero yo eso? Los que no tenemos dientes hemos de abstenernos de muchas cosas, muchas gracias si uno puede comer sopas de ajos y tiene con qué pagarlas.
¡Pues sí, mis queridos lectores técnicos del ! En los primeros años de mi varia y complicada existencia, yo he sido tan labriego como vosotros: yo he manejado millares de veces la azada, el almocafre, la hoz y otros muchos instrumentos de labranza: yo he confiado el grano de oro del trigo o el grano de topacio del maiz a la generosa madre Tierra, y la he visto devolverme al poco tiempo el ciento por uno: yo he sepultado el , que es como quien dice el esqueleto, del albaricoque o de la guinda que me había comido, y luego he visto brotar un verde tallo por el grieteado suelo que cubría aquella fosa, y convertirse el tallo en tronco, y vestirse el tronco de hojas y flores, y trocarse las flores en frutos tan bellos y tan opimos como los del primer año de la Creación: yo he plantado el árido sarmiento que, andando los años, había de ser lujosa parra y darme fresca sombra y apretados racimos: yo he comido pimientos y tomates de las matas que planté y cultivé, y cebollas, y ajos, y calabazas y pepinos sembrados por mí, y.
En vez de picar cebolla, machacaba ajos, la mandaron a la tienda por una lata de sardinas y trajo cuatro libras de bacalao de Escocia, rompió una escudilla, y tantos disparates hizo que doña Lupe por poco le aporrea el cráneo con la mano del almirez.
Pues ¿y la cosecha del ajo? ¿A que no sabe ese señor que los ajos de Orbajosa dejaron bizcos a los señores del Jurado en la Exposición de Londres?.
Pluguiese a Dios que fuese antes hoy que mañana, aunque dijesen los que me viesen ir sentada con mi señora madre en aquel coche: ¡Mirad la tal por cual, hija del harto de ajos, y cómo va sentada y tendida en el coche, como si fuera una papesa! Pero pisen ellos los lodos, y ándeme yo en mi coche, levantados los pies del suelo.
No comas ajos ni cebollas, porque no saquen por el olor tu villanería.
Tomaros he yo dijo don Quijote, don villano, harto de ajos, y amarraros he a un árbol, desnudo como vuestra madre os parió, y no digo yo tres mil y trecientos, sino seis mil y seiscientos azotes os daré, tan bien pegados que no se os caigan a tres mil y trecientos tirones.
Hijo de puta dijo la dueña, toda ya encendida en cólera, si soy vieja o no, a Dios daré la cuenta, que no a vos, bellaco, harto de ajos.
Porque te hago saber, Sancho, que cuando llegé a subir a Dulcinea sobre su hacanea, según tú dices, que a mí me pareció borrica, me dio un olor de ajos crudos, que me encalabrinó y atosigó el alma.

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