Ejemplos con agudezas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Las agudezas de Marcial suscitaron frecuentemente, al par que admiración, también el comentario erudito o moral de los humanistas desde el Renacimiento.
El espíritu de Miguel de Cervantes Saavedra o la filosofía de este grande ingenio, presentada en máximas, reflexiones, moralidades y agudezas de todas especies, y sobre todos los asuntos más importantes de la vida civil, sacadas de sus obras y distribuidas por orden alfabético de materias.
¿Qué dice? ¿que dice? , preguntaban los más, al no entender estas agudezas germánicas.
¡Vaya si lo había visto Currita! Como que el berrenchín que tenía por dentro era la nerviosa musa que inspiraba aquella noche sus aceradas agudezas, y desde que terminó el acto no había perdido de vista un momento a Jacobo, viéndole comenzar su por los palcos de las damas, que le recibían todas en palmas, mimándole y agasajándole con sus más encantadoras sonrisas y sus más dulces palabras.
Era sobrino de don Manuel en grado lejano, sus padres habían muerto, y el fabricante de sedas, en vista de su ingenio despierto, encantado por sus agudezas y recordando que lo sostuvo en la pila bautismal, hizo el inaudito sacrificio de recogerlo y darle carrera.
ON estas dolorosas palabras, arrancadas a la conciencia de su genio, quejábase el malogrado Fígaro hace años del indiferentismo de aquella época en que, sin embargo, brotaban a su vista las maravillas del arte romántico, repetía el aire las armoniosas desesperaciones de Espronceda, y esparcíanse los ánimos con las sales y agudezas de Breton de los Herreros.
Aquella gran mujer, Isabel Cordero de Arnaiz, dotada de todas las agudezas del traficante y de todas las triquiñuelas económicas del ama de gobierno, fue agraciada además por el Cielo con una fecundidad prodigiosa.
Como recitaba en voz alta estos versos, sus compañeros le hacían coro con risas y agudezas.
Repetir el sinnúmero de dichos, agudezas y apodos que salieron como avalancha de la tribuna pública, fuera imposible.
Fernando se permitía algunas agudezas de vez en cuando, porque era hombre, como todos saben, que poseía en grado eminente la propensión a la burla, que ha sido siempre constantemente adorno del carácter borbónico.
Al compás de la navaja se recitaban versos amenizados con agudezas políticas, y las voces , , , , , , formaban el fondo de la conversación.
Aquí está don Quirieleisón de Montalbán, valeroso caballero, y su hermano Tomás de Montalbán, y el caballero Fonseca, con la batalla que el valiente de Tirante hizo con el alano, y las agudezas de la doncella Placerdemivida, con los amores y embustes de la viuda Reposada, y la señora Emperatriz, enamorada de Hipólito, su escudero.
Parecióme la trova de perlas, y su voz de almíbar, y después acá, digo, desde entonces, viendo el mal en que caí por estos y otros semejantes versos, he considerado que de las buenas y concertadas repúblicas se habían de desterrar los poetas, como aconsejaba Platón, a lo menos, los lascivos, porque escriben unas coplas, no como las del marqués de Mantua, que entretienen y hacen llorar los niños y a las mujeres, sino unas agudezas que, a modo de blandas espinas, os atraviesan el alma, y como rayos os hieren en ella, dejando sano el vestido.
Son agudezas coronadas, ordinarios dichos de un rey.
Fama han dejado en el Cuzco las agudezas del nonagenario obispo, que era gran improvisador de copias y muy dado a jugar con los vocablos.
Cuando, por la ganancia que se prometieron de lo sabroso de aquellas agudezas, sin enmienda ni mejora, algunos mercaderes extranjeros las pusieron en la publicidad de la imprenta, sacándome en las canas lo que atropellé antes del primer bozo, y no solo publicaron aquellos escritos sin lima ni censura, de que necesitaban, antes añadieron a mi nombre tratados ajenos, añadiendo en unos y dejando en otros muchas cosas considerables, yo, que me vi padecer no solo mis descuidos, sino las malicias ajenas, dotrinado del escándalo que se recibía de ver mezcladas veras y burlas, he desagraviado mi opinión y sacado estas manchas a mis escritos, para darlos bien corregidos, no con menos gracia, sino con gracia más decente, pues quitar lo que ofende no es disminuir, sino desembarazar lo que agrada.
Mi amigo correspondía a su genio vivo, contestándole con mil chistes y agudezas propias del cachaco bogotano.
Otras monjas, aun las más mortificadas, y acaso éstas sobre todo, eran alegres, con ingenua alegría infantil: gastaban chanzas, reían a carcajadas de cualquier cosa y comentaba jovialmente el libro del padre Boneta, entonces recién publicado, y que corría por los conventos, Gracias de la gracia, saladas agudezas de los Santos.
Su facilidad y gracia para esta clase de agudezas y donaires bien parecía propia del foro y sazonada, pero usando de ella con demasiada frecuencia, sobre ofender a no pocos, le atrajo la nota de maligno.
sin el peligro de encontrar en este plantel de agudezas y pancarpia de Amaltea flor plebeya.
¿Y no podré suponer también que esa «suprema antipatía» creció como la espuma, porque el ingenioso escritor Francisco Durante se expresó en estos términos, hablando de mi libro, en El Pensamiento Español de la Habana: «Clarín, el eminente crítico asturiano, no tiene las peregrinas agudezas de Aramis, y con esto está dicho todo.
Son los dichos y hechos ajenos en una fértil capacidad semillas de agudeza, de las cuales, fecundado el ingenio, multiplica cosecha de promptitudes y abundancia de agudezas.
Sentóse en la rueda el buen franciscano y siguió la charla, sazonándola el negro con algunas agudezas, y rogándome de vez en cuando que lo dejara tocar su acordeón.
Como la materia se había agotado en la primera, sí es que había verdadera materia tratable entre los de casa y el forastero, repitiéronse las mismas frases de repertorio, salieron a relucir las indispensables agudezas, y retoñaron, por consiguiente, algunas majaderías, que no llegaron a medrar, gracias al cuidado que ponía el señor duque en cazarlas al vuelo con la certera puntería de sus discreciones de hombre superior y mundano.
Cumplido este requisito, y dichas las indispensables agudezas, y hechos los acostumbrados restregones de manos, sirvió una Maritornes, en abismo de sopera, media arroba de fideos, vertióse negro y abundante mosto en los vasos al efecto, circuló el cucharón de estaño de plato en plato, y entre sorbos, resoplidos, eructos y taconazos, diose comienzo a la discusión del punto que allí reunía a tan insignes ciudadanos.
Parecía cosa convenida que todos sus actos habían de ser originales y todas sus palabras agudezas.
»Y muy poco más conservo en la memoria de los lances y sucesos de esta aventura, cuyo único mérito para formar capítulo aparte, consiste en haber sido muy deseada, y la primera entre las de mi vida mundana, muy poco más, y eso en tropel confuso, verbigracia: la peste de los salones de entonces, y de ahora, y de siempre, esas criaturas sin sal ni pimienta, insípidas e incoloras, y, estaba por decir, sin sexo ni edad, estúpidamente esclavas de los preceptos de la moda en el vestir, en el moverse y en el hablar, más que niños y mucho menos que hombres, con la insubstancialidad y la ignorancia de los unos, y los atrevimientos y los peores vicios de los otros, ridículos y feos, asaltándome sin tregua ni respiro, devorando con ojos estrellados los repliegues de mi escote, y exponiendo, como mérito sobresaliente para aspirar a mi conquista, el arrastre de las rr de sus impertinencias y el hablar a tropezones la lengua de Castilla, sólo porque sabían que yo me había educado en Francia, las obligadas galanterías de los buenos mozos, por lo común, más nutridas de malas intenciones que de agudezas, los enrevesados conceptos de los galanes presumidos y cortos de genio, las protectoras sonrisas y las paternales franquezas de los personajes maduros, a quienes la edad y la fama autorizan para todo, hasta para ser descomedidos y groseros, los cumplidos extremosos, las ponderaciones de rúbrica y las forzadas protestas de cariño de viejas retocadas, de madres envidiosas y de jovenzuelas casquivanas como yo, el vértigo de la danza casi incesante, en brazos de unos y de otros, los sueños voluptuosos, o la tortura insufrible, según los casos, más tarde, la agonía de la curiosidad, y la vista y el oído cansados por saberse de memoria las figuras, los colores y el rumor del cuadro, cuya luz se va velando por la evaporación del concurso y el polvillo tenue de suelos, galas y afeites, y cuya atmósfera espesa, tibia y saturada de perfumes, repugna a los pulmones y al estómago, después, el quebrantamiento del cuerpo, escozor en los ojos, mucho peso en los párpados, cierto deseo de bostezar.
Glocester debe de ser el corresponsal de ese papelucho, esas agudezas romas son de él.
¿Quién sabe las agudezas, discreciones y lindos conceptos que se le pueden ocurrir a un enamorado si su Belisa bosteza, o si su Inés se resbala? Entre los mejores sonetos de Lope cuentan los que le inspiraron el pájaro que se le fue a Lucinda de la jaula, y la pulga que picó a Leonor en el pecho.
Después que los saludos y presentaciones oficiales pasaron, vino la conversación salpicada de dichos y agudezas.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba