Ejemplos con adquirieras

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¡ya ves qué grande anomalía! Si hubieras entrado en esta vida con marido, o lo adquirieras después casándote con cualquier calzonazos, que te diera nombre y pabellón, ya podrías hacer tu contrabando libremente, y hasta te tratarían muchas señoras que hoy primero se cortan la cabeza que saludarte.
Sabía muchas cosas de la vida y de la sociedad la despabilada Teresa, añadiendo los descubrimientos que hacía su natural penetración a lo que la experiencia le enseñaba. Pero sabiendo tanto, no se había dado clara cuenta de su situación ante el mundo, y sobre este particular tan interesante la ilustró Guillermo con discretas explicaciones: «Tu libertad está limitada al interior de tu casa, fuera de ella has de andar con mucha cautela y disimulo para que de la libertad no te resulte el escándalo. De poco te valdrá tener trajes lindos y variados, los sombreros más elegantes, y los prendidos y adornos más a la última, porque no podrás lucirlos en ninguna parte donde haya lo que llaman buena sociedad, y la otra sociedad, la de las que viven como tú, es muy reducida y no se muestra en público con alardes de riqueza. Coches no debo ponerte, y bien sabe Dios que lo siento, porque no está bien visto que las mujeres de vida irregular gasten otra clase de vehículos que los simones. Al teatro puedes ir, y como no has de ir sola, tienes que acompañarte de otras tales, y esto llama la atención. Has de presentarte muy modestamente en todo sitio público, dándote tus mañas para que nadie te conozca. Esto es difícil: tu belleza te delata, y la sencillez, la pobreza misma en el vestir, no te disfrazarían. Para que pudieras ir libremente a todas partes y echar facha con trajes bonitos y carruajes de lujo, necesitarías ser casada... ¡ya ves qué grande anomalía! Si hubieras entrado en esta vida con marido, o lo adquirieras después casándote con cualquier calzonazos, que te diera nombre y pabellón, ya podrías hacer tu contrabando libremente, y hasta te tratarían muchas señoras que hoy primero se cortan la cabeza que saludarte. Ya ves, chiquilla, qué diferencias tan absurdas en el proceder del mundo con las que no se ajustan a la moralidad. Eres soltera: vade retro. Que tuvieras un maridillo, pararrayos de las burlas y de las iras de la opinión, y ya sería otra cosa. No gozarías la consideración de persona de ley, pero serías tolerada, y tu presencia en los teatros y paseos, desafiando con tu lujo, a nadie chocaría... Con que ya sabes, Teresa: dentro de tu casa eres reina, fuera, esclava, sobre quien tiene puesto el pie la opinión y no te deja respirar».

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