Definición de entremetiéndose

Acepciones de Entremetiéndose como conjugación de entremeter

Categoría gramatical: verbo transitivo, verbo pronominal, gerundio de entremeter
Categorías gramaticales y tiempos verbales de entremetiéndose explicados

  1. Meter una cosa entre otras
  2. Doblar o recoger hacia dentro la parte que sobra o sobresale de algo, por ejemplo de una prenda
  3. Meter una cosa entre otras. meterse [uno] donde no le llaman.

Ejemplos con la palabra Entremetiéndose

Y realmente fue así, que entraron allá con grande facilidad entremetiéndose.
Los dos criados de Calisto tienen particular importancia en la historia de la comedia moderna, porque en ellos acaba la tradición de los Davos y los Siros, y penetra en el arte el tipo del fámulo libre, consejero y confidente de su señor, no sólo para estafar a un padre avaro dinero con que adquirir una hermosa esclava, sino para acompañar a su dueño en todos los actos y situaciones de la vida, alternando con él como camarada, regocijándole con sus ocurrencias, entremetiéndose a cada momento en sus negocios, adulando o contrariando sus vicios y locuras, haciendo, en suma, todo lo que hacen nuestros graciosos y sus similares italianos y franceses, derivados a veces de los nuestros.
-Yo tenía a veces que marcharme de S***, donde todo esto ocurría, porque mis estudios para la carrera y la mala salud de mi padre, que no vivía allí, me obligaban a ello. Asediaban a Andreíta otros pretendientes, único temible, aquel Francisco de Javier Luaces, que acabó por ser su marido... Mi rival empleaba el sistema de perseverancia, era «el que está allí siempre», lo cual, en toda empresa amorosa, lícita o ilícita, suele producir seguros resultados. No obstante, en este caso especial se me figura que a no ser por la futesa que te he dicho, ¡vamos, que no te he dicho todavía!, no es él quien se lleva a Andrea... En fin, oye lo que pasó, fue lo más tonto... Estaba yo con Andreíta en la situación del hombre que por mil señales se cree correspondido, y no puede con todo eso afirmarlo ni tiene el derecho de proclamar: «Ésta es mi novia». Faltaba una ocasión, una hora oportuna, y el caprichoso Destino jugaba a no proporcionármela. Figúrate cómo me pondría de alegre y de nervioso al arreglarse entre mamás animadas y gente joven de S*** una jira de campo con merienda en el soto, baile en la romería y regreso a la ciudad, de noche, en cochecillos alquilados. Muy torpe tenía yo que ser si entre la confusión y algazara de la fiesta no le arrancaba a Andreíta la entera confesión, si no salíamos de allí pública y oficialmente novios. Al organizarse la expedición, ya me favoreció la suerte, íbamos en el mismo cesto, cara a cara. Con esto me constituí sin afectación en pareja de Andreíta, y toda la tarde anduvimos juntos, pero mi rival, entremetiéndose, acompañándonos, no me dejaba plantear el problema del modo terminante que yo deseaba. Vagábamos por el soto, un frondoso soto de castaños, penumbroso a aquella hora de la tarde. Una neblina, ligera al principio, luego densa y húmeda, empezó a confundir los contornos de los troncos, a velar el ramaje entre gasas grasientas. Como aún no me había sido posible reclamar una solución de Andreíta..., se me ocurrió una idea... muy natural. Lo que no dicen mil palabras lo proclama victoriosamente una caricia. Si entre aquella semioscuridad, protegido por aquellos tupidos cendales aéreos, consiguiese yo apretar una manita o me permitiese alguna osadía mayor sin encontrar resistencia..., no cabía duda, ¿qué respuesta más clara podía obtener? Busqué, pues, a Andreíta entre las gasas, que se espesaban gradualmente. Su bulto, entrevisto un momento se me ocultaba detrás de los viejos troncos. Su traje color perla cenizoso se confundía con la nebulosidad, perdiéndose en medio de ella. Andando a bulto y orientándome sin ver, hubo un momento en que de pronto choqué con el cuerpo de Andreíta, mientras repetía su nombre... Y en el mismo instante tropecé y di también con el de mi rival, porque acababan de reunirse los dos, ella se había vuelto y él la tenía entre sus brazos.
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Errores ortográficos comunes para entremetiéndose

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