¿Cómo se escribe hacogiere?

En español diversas letras comparten el mismo sonido, esto da lugar a infinidad de dudas ortográficas, en muchos casos estas dudas se pueden resolver aplicando las reglas generales de ortografía. Por esa razón, si dudas de cómo se escribe una palabra, introdúcela en nuestro corrector y te la corregimos mostrándote la regla que deberás aplicar para poderla escribir correctamente.

    Los errores ortográficos más comunes son:

  • Errores de acentuación de las palabras, sobre todo en caso de que la sílaba tónica forme parte de un hiato o un diptongo.
  • Empleo de las letras j y g porque dependiendo de la palabra la letra g ha de pronunciarse con el fonema /j/.
  • Empleo de las letras c,z y el dígrafo "qu" para los fonemas /z/ /k/ y /s/, el fenómeno del seseo y del ceceo.
  • Empleo de la letra h que al ser muda, es decir, no tiene un sonido asociado, da lugar a errores.
  • Empleo de r o rr. Ya que en ocasiones la letra r se corresponde al fonema que el dígrafo rr.
  • Empleo de las letras y, ll para los fonemas /y/ y /ll/ y el fenómeno del yeísmo.
  • Empleo de las letras b,v dos letras distintas que comparten el mismo fonema /b/.
  • Empleo de la letra x para representar el fonema /s/ o /k+s/.

Hay varias causas por las que puede estar mal escrita hacogiere, a continuación se muestran las distintas posibilidades:

A la palabra hacogiere le sobra una H

La palabra hacogiere no existe en Español

La palabra hacogiere contiene una hache que no le corresponde. La manera correcta de escribirla es ACOGIERE

Es fácil caer en el error de omitir la letra h, ya que en la mayoría de los casos no se pronuncia, es decir, es muda. No obstante, aunque es poco frecuente, en algunos préstamos lingüísticos la h se pronuncia con un sonido similar al de la /j/, lo llamamos "h aspirada", por ejemplo en las palabras: hándicap, hámster, hachís... y también en los nombres propios como Hawái.

Puedes ver la definición de acogiere aquí

Ejemplos con la palabra Acogiere

Acordaos oh piadosísima María que jamás se ha oído decir que persona que a vos se acogiere y pidiese socorro, hubiese salido desamparada, animada con tal confianza a vos acudo, oh Virgen de la encarnación.
Había muerto el rey Átalo Filométor, y vino Eudemo de Pérgamo a traer el testamento, en el que estaba nombrado heredero el pueblo romano, y arengando al punto Tiberio a la muchedumbre, propuso una ley para que, llegado que fuera el gran caudal heredado, sirviese a los ciudadanos a quienes habían tocado tierras para adquirir los enseres y utensilios de la labor, y acerca de las ciudades que eran del reino de Átalo dijo que no debía el Senado tomar providencia alguna, sino que él manifestaría su modo de pensar al pueblo. Incomodó esto sobremanera al Senado, y levantándose Pompeyo, dijo que era vecino de Tiberio, y por esta razón sabía que Eudemo de Pérgamo le había entregado la diadema y la púrpura del rey, como teniendo por cierto que había de reinar en Roma, y Quinto Metelo le echó en cara que cuando su padre, siendo censor, volvía a casa después de cenar, los ciudadanos que le acompañaban apagaban las luces, para que no pareciera que se habían detenido en diversiones y francachelas más de lo regular, y a él por la noche le iban alumbrando los más atrevidos y más miserables de la plebe. También Tito Anio, hombre que no tenía opinión de probidad ni de prudencia, pero que hablando en público pasaba por invencible en las preguntas y respuestas, desafió a Tiberio a que se defendiese de haber injuriado a su colega, siendo sacrosanto e inviolable por las leyes, y como se moviese grande alboroto, yéndose hacia él Tiberio, pedía auxilio al pueblo, diciendo que se le trajera para acusarlo. Anio, que en elocuencia y en autoridad se reconocía inferior, recurrió a su habilidad, y pidió a Tiberio que antes de hablar en su acusación le respondiera a una friolera. Convino en que preguntara, y quedando todos en silencio, dijo Anio: “Si queriendo tú afrentarme y deshonrarme me acogiere yo a alguno de tus colegas, y bajando éste a auxiliarme te enfadas tú de ello, pregunto: ¿le privarás del tribunado?” Se dice que a esta pregunta quedó tan cortado Tiberio, que con ser el más pronto que se conocía para hablar y el más atrevido y resuelto, enmudeció en aquella ocasión.
Ver ejemplos de oraciones con la palabra acogiere

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