¿Cómo se escribe dirijiríamos?

En español diversas letras comparten el mismo sonido, esto da lugar a infinidad de dudas ortográficas, en muchos casos estas dudas se pueden resolver aplicando las reglas generales de ortografía. Por esa razón, si dudas de cómo se escribe una palabra, introdúcela en nuestro corrector y te la corregimos mostrándote la regla que deberás aplicar para poderla escribir correctamente.

    Los errores ortográficos más comunes son:

  • Errores de acentuación de las palabras, sobre todo en caso de que la sílaba tónica forme parte de un hiato o un diptongo.
  • Empleo de las letras j y g porque dependiendo de la palabra la letra g ha de pronunciarse con el fonema /j/.
  • Empleo de las letras c,z y el dígrafo "qu" para los fonemas /z/ /k/ y /s/, el fenómeno del seseo y del ceceo.
  • Empleo de la letra h que al ser muda, es decir, no tiene un sonido asociado, da lugar a errores.
  • Empleo de r o rr. Ya que en ocasiones la letra r se corresponde al fonema que el dígrafo rr.
  • Empleo de las letras y, ll para los fonemas /y/ y /ll/ y el fenómeno del yeísmo.
  • Empleo de las letras b,v dos letras distintas que comparten el mismo fonema /b/.
  • Empleo de la letra x para representar el fonema /s/ o /k+s/.

La palabra dirijiríamos se escribe con G

El fonema /j/ delante de la vocal 'i' se escribe con la letra ge, no con la letra jota. No obstante existe una gran cantidad de palabras que no siguen esta regla, como por ejemplo: menaje, viaje, jirafa u homenaje. Muchas veces hay una razón etimológica detrás de esta excepción.

La palabra dirijiríamos contiene una jota que en realidad es una ge. La manera correcta de escribirla es DIRIGIRÍAMOS

    Las reglas generales para el uso de la g para representar el fonema /g/ son:
  • Ante las vocales /a/o/u: gato, gota, guapa
  • Delante de consonante: grupo, dogma, reglamento
  • Al final de palabra: zigzag, tuareg

Puedes ver la definición de dirigiríamos aquí

40 palabras que son excepción a la regla general que dice que delante de la vocal i se escribe jota

jiménez, tejido, tejido, complejidad, tejidos, tejidos, perejil, mejillas, paradójicamente, dijiste, mejilla, jinete, jinete, dijimos, prójimo, perplejidad, jinetes, jinetes, espejismo, paradójico, vejiga, bajito, bajito, rojizo, jitomate, mejillones, vajilla, cajita, hijita, paradójica, ji, ji, rojiza, ejido, hijito, cojines, cojines, rejilla, rejilla, jirones

Todas las palabras que son excepción a la regla general que dice que delante de la vocal i se escribe jota

40 palabras que son excepción a la regla general que dice que delante de la vocal e se escribe jota

mujer, mujer, ejemplo, ejemplo, mujeres, mujeres, jefe, objeto, objeto, objetivo, objetivo, viaje, viaje, viaje, lenguaje, ejercicio, dije, dije, objetivos, ejecutivo, personajes, mensaje, objetos, sujeto, sujeto, personaje, extranjeros, extranjero, porcentaje, dijeron, dijeron, paisaje, ejecución, viajes, viajes, ejemplos, homenaje, aprendizaje, jefes, eje

Todas las palabras que son excepción a la regla general que dice que delante de la vocal e se escribe jota

Ejemplos con la palabra Dirigiríamos

De pronto llamó nuestra atención un murmurio extraordinario que se oía bajo la cámara del piloto, semejante a los berridos de una fiera que trata de escaparse de su jaula. Acudimos guiados por los gritos, y nos encontramos a Eumolpo, sentado, declamando a grandes voces los versos que escribía en un largo pergamino. Todos nos asombramos de ver a un hombre, amenazado de muerte tan cercana, ocupado en componer un poema, tranquilamente, y, no obstante sus protestas, lo sacamos de allí, exhortándole a dejarse de tales locuras en aquellos momentos. Él, furioso por haberle interrumpido en su labor: —Dejadme, decía, acabar mi pensamiento, estoy puliendo los versos finales—. Me apoderé de aquel loco, y llamando a Giton en mi ayuda, arrastrarnos con nosotros al poeta, que rugía colérico. Ya en la playa, tras la penosa expedición, entramos en la cabaña de un pescador, tomamos una ligera refacción, en la cual hicieron el gasto algunos víveres averiados, y pasamos allá la más triste de nuestras noches. Al día siguiente, mientras celebrábamos consejo para resolver hacia qué comarca nos dirigiríamos, vi flotar sobre las aguas un cuerpo humano que las olas empujaban hacia la orilla. Me entristeció tal espectáculo, haciéndome reflexionar acerca de la imprudencia de confiar al Océano nuestras vidas. ¡Ah!, exclamé, acaso en este instante una esposa amante y tranquila espérale en alguna comarca apartada. Acaso dejó hijos que ignoran su naufragio, y que recibieron de él, al partir, cariñosos besos que no sospechaban eran los últimos. Así son los designios de los mortales, así se realizan con frecuencia los más ambiciosos sueños!... ¡Infeliz!... ¡Oh! ¿No parece que nada, como si estuviera vivo? Hasta aquel momento creía yo interesarme por la suerte de un desconocido, pero las olas, depositando en la playa el cadáver, me mostraron sus facciones no desfiguradas por la muerte. Eran las de Licas, Licas era, poco ha tan terrible o implacable todavía el que estaba a mis pies. No pude retener las lágrimas, y golpeándome el pecho con dolor sincero: —¿Dónde está ahora, exclamé, tu iracundia? ¿Dónde tu poder? ¡Hete ahí expuesto a la voracidad de los cetáceos y las fieras, tú que hace poco tan enorgullecido estabas por tu poder! De tan gran navío no has podido conseguir siquiera una tabla para salvarte. ¡Aprended, insensatos mortales, a envaneceros con vuestros ambiciosos proyectos! ¡Fiaos del porvenir y preparaos a gozar por miles de años de las riquezas que conseguisteis por medio del fraude! También él disponía aún ayer del producto de sus rentas y calculaba el día en que había de regresar a su patria. ¡Dios de Dios! ¡Cuan lejos de su destino yace! Pero no es sólo el mar quien se ríe de la ciega confianza de los mortales. Unos, combatiendo, se creen protegidos por armas que les fallan. Otros hacen votos a sus Lares y Penates, y mueren aplastados por sus casas que se derrumban, éstos, glotones, mueren por indigestión, aquéllos, frugales, son víctimas de su abstinencia... Calculad bien todos los riesgos de la vida y hallaréis, doquiera, un naufragio. Pero, objetarán, el que cae al mar queda privado de sepultura. ¿Qué importa al cuerpo perecedero ser consumido por el agua, por el fuego o por el tiempo? Sea lo que fuere, el resultado es el mismo. Ese cadáver que va a ser devorado por las fieras, ¿ganará algo con que lo devoren las llamas? Sin embargo, el fuego es considerado como el más cruel suplicio que se puede aplicar a un esclavo para castigar sus crímenes. ¿Qué demencia es esa de arrostrarlo todo para conseguir que ninguno de nuestros restos quede insepulto, cuando los Hados, a pesar nuestro, disponen todo a su capricho y voluntad?—Después de tales reflexiones, rendimos los últimos honores a los restos de Licas, que fue quemado en una pira encendida por sus enemigos, mientras Eumolpo se preocupa de redactar el correspondiente epitafio, para lo cual levantaba al cielo los ojos como esperando la inspiración de los dioses.
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