¿Cómo se escribe deduciléis?

En español diversas letras comparten el mismo sonido, esto da lugar a infinidad de dudas ortográficas, en muchos casos estas dudas se pueden resolver aplicando las reglas generales de ortografía. Por esa razón, si dudas de cómo se escribe una palabra, introdúcela en nuestro corrector y te la corregimos mostrándote la regla que deberás aplicar para poderla escribir correctamente.

    Los errores ortográficos más comunes son:

  • Errores de acentuación de las palabras, sobre todo en caso de que la sílaba tónica forme parte de un hiato o un diptongo.
  • Empleo de las letras j y g porque dependiendo de la palabra la letra g ha de pronunciarse con el fonema /j/.
  • Empleo de las letras c,z y el dígrafo "qu" para los fonemas /z/ /k/ y /s/, el fenómeno del seseo y del ceceo.
  • Empleo de la letra h que al ser muda, es decir, no tiene un sonido asociado, da lugar a errores.
  • Empleo de r o rr. Ya que en ocasiones la letra r se corresponde al fonema que el dígrafo rr.
  • Empleo de las letras y, ll para los fonemas /y/ y /ll/ y el fenómeno del yeísmo.
  • Empleo de las letras b,v dos letras distintas que comparten el mismo fonema /b/.
  • Empleo de la letra x para representar el fonema /s/ o /k+s/.

La palabra deduciléis se escribe con R

La manera correcta de escribirla es DEDUCIRÉIS. Puedes ver la definición de deduciréis aquí

Las posibles dudas a la hora de escribir una R o una L, vienen dadas porque tanto la letra erre como la letra ele son líquidas, esto es, no hay oclusión del aire, sino que se articulan con el tracto abierto y los posibles obstáculos no impiden la salida del aire.

En algunas regiones hispanohablantes, ambos fonemas se pronuncian de la misma manera, a este echo se le conoce como lambdacismo y normalmente se da en las erres al final de palabra, de esta manera palabras como amor se pronuncian como amol, o dolor como dolol.

Ejemplos con la palabra Deduciréis

Sumad los dolores, las angustias y las agonías de la carne humana en los países civilizados a lo occidental, y previa una simple proporción, deduciréis lo que se abona a los médicos.
¡Ay!, del interés que conceden a sus vestidos deduciréis la preocupación de las señoras de ambos continentes por su pellejo, por su vestido incambiable, definitivo y primero que Dios las impuso. ¡Quién tuviera una piel chic, a la moda siempre, una piel que no se hinche, que no reluzca, que no estire, que no cuelgue, que no se manche, que no se llene de granos, de irritaciones, de escamas y puntos negros! ¡Una piel que no se marchite, se arrugue y muera! ¡Quién conservara la luminosa piel de la niñez perdida! Recorred los copiosos consultorios de los periódicos del ramo. Las innumerables Mimís, Rosas de China, Totós, Lilianas, Tulipanes blancos y Violetas de Parma de la correspondencia anónima imploran el agua maravillosa, el ungüento prodigio que las hará aparecer jóvenes. ¡No envejecer, no envejecer! ¡Siquiera un siglo o dos de belleza, siquiera otro año! Y si la belleza auténtica es imposible, ¡oh charlatanes de la medicina!, prometed a las pobres mujeres una mentira piadosa, un simulacro, una sombra, hacedlas horribles a dos metros de distancia, pero deseables a cien. Y llueven las recetas, los consejos, pastas, lociones, harinas, grasas, polvos, linimentos, masajes, pulverizaciones, cremas, cataplasmas y duchas. Porque no es sólo la piel, son los dientes que se oscurecen, vacilan y se pudren, son los cabellos que se enseban, se decoloran, se rompen, se bifurcan o sencillamente se van, es el vientre que desborda o las canillas que se secan. Y las víctimas se resignan a todo, a las dietas más repugnantes, a no dormir, a caminar sin descanso, a la tortura misma, inyecciones de parafina, máscaras de yeso, desolladuras, fulguraciones, aparatos de tomillos para estrechar la nariz, «hemisferios» y flagelación para levantar los senos que se ablandan. ¡Todo, hasta el martirio, con tal de robar por un instante la aureola de la vida! Tan profundamente apasionado es el acento de estas hembras desoladas, que estoy por ver en ellas las representantes del único feminismo indiscutible, el de las reivindicaciones no sociales, sino fisiológicas, el de la lucha contra la fealdad y la decrepitud.
Ver ejemplos de oraciones con la palabra deduciréis

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