Categoría gramatical / tiempo verbal de aborreciéndose

Como Conjugación De Aborrecer

Verbo Transitivo

Los Verbos Transitivos son aquellos que necesitan de complemento para tener sentido pleno.

Verbo Pronominal

Los Verbos Pronominales son aquellos que se conjugan junto a un pronombre átono.

Gerundio De Aborrecer

El gerundio es una forma no personal del verbo y por lo tanto invariable. Se forma añadiendo el sufijo -ndo. Sirve para expresar una acción no finalizada, que todavía está en curso, no finalizada. Existe la forma simple (comiendo) y compuesta (habiendo comido). Dentro de la oración puede desempeñar una función verbal, generalmente en sentido imperativo, o la función de especificar un sustantivo como si se tratase de un adjetivo. Veamos uno ejemplos:

  • ¡Arreando!; todo el mundo a hacer las maletas que nos vamos Aquí arreando actúa como verbo de caracter imperativo
  • Llegaremos andando. Aquí andando actúa como verbo y hace referencia a una acción no finalizada
  • Me quemé la mano con agua hirviendo. Aquí hirviendo actúa como adjetivo, matizando el sustantivo agua

Ejemplos con la palabra Aborreciéndose

No puso, para hacer frente a Crátero, a ninguno de los Macedonios, sino dos cuerpos de caballería extranjera, mandados por Farnabazo, hijo de Artabazo, y por Fénix Tenedio, a quienes dio orden de que, en viendo a los enemigos, los acometieran y vinieran con ellos a las manos con toda presteza, sin darles tiempo alguno y sin admitirles parlamentario: porque temía en gran manera a los Macedonios, no fuese que conociendo a Crátero desertaran y se pasaran a él. Por su parte, formando un escuadrón con los más esforzados, también de caballería, en número de trescientos, y colocándose a la derecha, se dispuso a combatir con Neoptólemo. Luego que, pasada una loma que había en medio, los descubrieron, como cargasen con mucha velocidad y extraordinario ímpetu, sorprendido Crátero, se quejó amargamente con Neoptólemo por haberle engañado acerca de pasársele los Macedonios, y exhortando a los caudillos que le asistían a portarse con valor acometió igualmente contra los enemigos. Habiendo sido sumamente violento este primer choque, y quebrádose las lanzas, con lo que se hubo de venir a las espadas, Crátero no hizo afrenta a la memoria de Alejandro, sino que derribó a gran número de enemigos y rechazó muchas veces a los que se le oponían, pero, herido al fin por un Tracio, que le acometió de costado, cayó del caballo. Estando en tierra, muchos pasaron de largo sin reparar en él, pero Gorgias, uno de los caudillos de Éumenes, le conoció, y apeándose le puso guardia, por verle muy mal parado y casi moribundo. En esto también Neoptólemo trabó combate por Éumenes, porque, aborreciéndose mutuamente de antiguo y ardiendo en ira, en dos encuentros no se habían visto, pero al tercero se conocieron y se vinieron al punto el uno para el otro, metiendo mano a las espadas y alzando grande vocería. Habiéndose encontrado los caballos con la mayor violencia, al modo de galeras, dejaron caer ambos las riendas y se asieron con las manos, quitándose los yelmos y pugnando por desatar de los hombros las corazas. Mientras así bregaban, huyeron el cuerpo los dos caballos y ellos vinieron a tierra, agarrados como estaban, y empezaron otra lucha, en la cual Éumenes partió a Neoptólemo una pierna al irse a levantar el primero, y se apresuró a ponerse en pie, mas Neoptólemo, apoyándose en la una rodilla, perdida la otra, se defendía valerosamente, hiriendo de abajo para arriba, pero sus golpes no eran mortales, y, herido en el cuello, cayó desfallecido. Éumenes, llevado de la ira y de su antiguo odio, se puso a quitarle las armas y a decirle injurias, y él, que todavía tenía la espada en la mano, sin que aquel lo percibiera, lo hirió por debajo de la coraza por la parte que toca a la ingle, pero la herida más fue para asustar que para ofender a Éumenes, habiendo sido muy leve, por la falta de fuerza. Despojó, pues, el cadáver, y aunque se sintió en mal estado por sus heridas, teniendo pasados los muslos y los brazos, montó, sin embargo, a caballo y dio a correr a la otra ala, creyendo que todavía se sostenían los enemigos, mas, enterado de la muerte de Crátero, pasó al sitio donde yacía, y hallándole con aliento y en su acuerdo, echó pie a tierra, y prorrumpiendo en lágrimas dijo mil imprecaciones contra Neoptólemo y se lamentó tanto de la desgracia de Crátero, como de la precisión en que a él se le había puesto de tener que sufrir y ejecutar tales cosas con un amigo y compañero de su mayor amor y confianza.
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