Sinónimos de Apañadita

A continuación se muestran los Sinónimos de apañadita ordenados por sentidos. Si tienes duda sobre alguna palabra, puedes hacer clic sobre ella para conocer su significado.

Sinónimos de apañadita

Apañadita Como adjetivo, diminutivo del femenino de apañado.

1 En el sentido de Arropadito

Ejemplo: —Abrígase uno lo mejor que puede, permanece en la cama arropadito hasta que se pone el sol, esto es, hasta las tres de la tarde, envuélvese en la capa o abotónase el gaban, y échase a la calle en busca de pajaritas de las nieves.

  • Arropadito diminutivo del femenino de arropado, participio de arropar, verbo transitivo, verbo pronominal, diminutivo de arropada

2 En el sentido de Arregladita

Ejemplo: Venía bien arregladita, con el hábito de los Dolores.

  • Arregladita diminutivo del femenino de arreglado, adjetivo femenino, diminutivo de arreglada
  • Compuestita diminutivo del femenino de compuesto, adjetivo femenino, sustantivo femenino, diminutivo de compuesta
  • Aseadita diminutivo del femenino de aseado, adjetivo femenino, diminutivo de aseada

3 En el sentido de Recogidita

  • Recogidita diminutivo del femenino de recogido, sustantivo femenino, adjetivo femenino, diminutivo de recogida

4 En el sentido de Preparadita

Ejemplo: -¡Por vida del ocho de bastos! -exclamó éste interrumpiendo de pronto su descosido relato-. ¡A que estoy yo dándote que cavilar y hasta que temer con estos recovecos y estas parsimonias, lo mismo que si pensara en salirte a lo mejor con alguna historia del otro mundo? ¡Ja, ja, ja! Pues estaría bueno eso, ¡canástoles! Nada, hija, nada: todo se reduce a una especie de recuento de cosas y de planes que yo pensaba hacerte dentro de unos días, y se me ha antojado hacértele ahora mismo, desde que he notado que no necesitas el aprendizaje ni de esos pocos días siquiera para desempeñar en regla tu nuevo papelito de señorita formal... Y ahí tienes la razón de los treinta y tantos piropos que te llevo echados en un periquete... Esperaba verte con cierta inseguridad al principio... ¿eh? con cierto encogimiento, y hasta... En fin, al asunto, ¡qué canástoles! que todavía, por el empeño de huir del perejil, se me va a plagar de ello la frente. Al caso, pues, he dicho, y el caso, sin más rodeos, es éste: hay dos modos... dos principales, entiéndelo bien, de colarse por las puertas del mundo: el uno de sopetón, y el otro por sus pasos contados. Yo soy partidario de este modo, y hasta le considero de necesidad, como el conocer letra a letra el silabario para aprender a leer de corrido y como se debe. ¿Estás tú? Pues bueno. Tú sales del limbo ahora, te coge una modista que lo entiende, te emperejila y engalana a uso de mujer que es hija de un padre rico y bien relacionado en la tercera capital de España, y me dice a mí: «ahí está esa alhaja, preparadita para brillar entre las más resplandecientes. Dela usted el pase, y adentro con ella...» «Poco a poco», respondo yo entonces, no a la modista, sino a ti, que lo has oído: «a la parte de allá de esa puerta hay mucho bueno, pero también mucho malo: lo uno y lo otro tienta y seduce por igual, y todo ello anda revuelto y salta a los ojos voraces, hecho una ensalada. Hay, por consiguiente, que aprender a mirar, y que educar y fortificar el estómago antes de colarse ahí con la posible seguridad de que no se nos dé gato por liebre a lo mejor del cuento...» ¿Estás tú? Pues aplica ahora el símil a la realidad del caso nuestro, y te digo: mira, Nieves, yo, en tu lugar, a tu edad, en tu posición, con tus racionales esperanzas de una larga y regalona vida, tan regalona como decorosamente quepa en una mujer honrada y de buena y cristiana educación, no comenzaría a gustar los placeres lícitos del mundo por lo más revuelto y lo mayor, sino por lo más tranquilo y más pequeño, no me expondría a corromper mis buenos instintos con los aires viciados y los ejemplos peligrosos de la vida social de las grandes ciudades, sino que me prepararía debidamente con otros aires más puros y otros ejemplos más... vamos, más... ¡Canástoles! pongámoslo en plata y acabemos: quisiera yo, Nieves de mi alma, que, ante todo, nos fuéramos, pero en seguidita, por una temporada tan larga como pudieras resistirla tú, a Peleches, al solar de tus mayores, donde yo nací y deseo morir, cuanto más tarde, por supuesto, a Peleches, digo, donde no has estado nunca, porque la fuerza de las cosas lo ha querido así, no porque a mí se me haya pasado por alto la necesidad, como te consta por lo que me has oído lamentarlo a cada instante. ¡Oh, y cómo había de lucirnos en el cuerpo y en el alma esta determinación llevada a cabo en ocasión y en época tan oportunas! Sin obligaciones escolares tú, desligado yo de las trabas de mis negocios apremiantes, porque, en previsión de este caso, he ido arreglando las cosas a mi gusto con el sosiego y el pulso necesarios, libre tú, libre yo, con el tiempo y el dinero de sobra en aquella comarca tan alegre y tan saludable... Peleches, por sí, no es gran cosa para divertirse una mocita como tú, pero a dos pasos está la villa donde hay un poco de todo lo que hay aquí, hasta gentes bien educadas, con su correspondiente sociedad y respectivas diferencias de nivel, pero sencillo y noble y aun patriarcal si se quiere, y además de ello, pintorescas y sanas costumbres populares, horizontes admirables y ambiente salutífero. De todo ello te puedes henchir, hija mía, sin el menor riesgo de que te perjudique ni en la salud física ni en la moral: antes al contrario, caerá como fecundante rocío sobre la hermosa primavera de tu vida, y dando mayor firmeza y desarrollo a lo mucho bueno que ya tienes, hará que sea mejor que ello todavía lo que vayas acopiando. Ya sabes la fe que tengo yo en ciertos principios de higiene, aun puestos en práctica en los sitios y ocasiones menos a propósito para acreditarlos. No tiene escape, Nieves: dame un aire puro, y yo te daré una sangre rica, dame una sangre rica, y yo te daré los humores bien equilibrados, dame los humores bien equilibrados, y yo te daré una salud de bronce, dame, finalmente, una salud de bronce, y yo te daré el espíritu honrado, los pensamientos nobles y las costumbres ejemplares. ''In corpore sano, mens sana''. Es cosa vista... salvo siempre, y por supuesto, los altos designios de Dios. Me lo has oído muchas veces, y no podrás negarme que durante tu niñez, a falta del aire libre de mi tierra, te has sorbido la mitad del que corre a caño suelto en los paseos más desahogados de Sevilla. Pues si la receta no falla ni en naturalezas míseras y enclenques y de mal enderezados pensamientos, ¡qué prodigios no obrará en la tuya, que es modelo de naturalezas ricas, nobles y bien equilibradas? Miel sobre hojuelas, hija mía... Para concluir de una vez: véate yo en Peleches alegre y satisfecha y triscando como suelta cabritilla, aclimatada a aquellos lugares y aquellas costumbres medio bravías y medio urbanas, y de tu cuenta dejo el señalarme entonces el día y la hora para hacer tu presentación al mundo ruidoso de las grandes capitales... Con el temple de las armas que hayas adquirido de ese modo, que te entren moscas aquí... ni en San Petersburgo... Y éste es el caso, mondo y lirondo.

  • Preparadita diminutivo del femenino de preparado, adjetivo femenino, diminutivo de preparada
  • Escondidito diminutivo del femenino de escondido, participio de esconder, verbo transitivo, verbo pronominal, diminutivo de escondida
  • Envueltito diminutivo del femenino de envuelto, participio de envolver, verbo transitivo, verbo pronominal, diminutivo de envuelta

5 En el sentido de Guardadita

Ejemplo: Tan escamado estaba Leto con la ''nariz'' del comandante, que se sobresaltó con la pregunta, pensando que iba enderezada ''a otra cosa'' de las que se habían tratado en el balcón y llevaba él guardadita en la memoria y paladeaba a ratos con avidez para endulzar los amargores de sus recuerdos de la mañana. Pero se repuso al instante, y contestó:

  • Guardadita diminutivo del femenino de guardado, adjetivo femenino, diminutivo de guardada

6 En el sentido de Ajustadita

Ejemplo: Voy a peinarle un poco las melenas, y a ponerle la levita bien ajustadita, para que no le haga pliegues en la espalda.

  • Ajustadita diminutivo del femenino de ajustado, adjetivo femenino, diminutivo de ajustada
  • Agarradita diminutivo del femenino de agarrado, adjetivo femenino, diminutivo de agarrada
  • Abrigadita diminutivo del femenino de abrigado, sustantivo femenino, adjetivo femenino, diminutivo de abrigada
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