Vicente Gallego
Poeta Español cuyo nombre completo es Vicente Gallego
Valencia, 1963
Despierto. Pesa el sol sobre mi rostro
y la arena ha tomado mi forma levemente.
Incorporo un momento la cabeza
y el cielo es todo mi horizonte,
un cielo de ningún color sino de cielo,
de cielo que yo veo en una vela,
la vela diminuta que recorta
y fija el universo en su contraste.
Y luego el mar,
el mar bajo la vela, ese mar que es inmenso
pues llega hasta mi vientre y no concluye.
Entre el cielo y el agua me detengo un instante,
y después me acomodo hasta quedar
sentado por completo.
El mar entonces me abandona, se retira,
y la arena se moja, avanza, se seca y se calienta
confluyendo en un punto y acercándose a mí,
pero un cangrejo cruza en ese instante
y mis ojos se van con el cangrejo,
y el cielo se hace rojo en su coraza,
y el mar se pierde y nada pesa.
Y al fijar la mirada atrapo el universo,
completo y detenido en su pasar efímero
a lomos de un cangrejo que lo arrastra,
sin saberlo, un segundo.
Y pienso que en las grandes creaciones
vida y arte no alientan en lo extenso,
sino en ese detalle que despierta
nuestro asombro.
El crustáceo se oculta
y nos apaga el mundo.
Poema "octubre, 16" de Vicente Gallego
Sopla recio a mi espalda,
viento oscuro y tenaz del desarraigo,
confúndeme los pasos y sitúa mi norte
donde no halle el amparo de esta mansa morada.
Quiero arder en la noche como un fuego sin dueño
mientras la noche dure,
y que el santo egoísmo
de quien busca el placer y renuncia al soborno
con que compra el resguardo voluntades
me atraviese de espinas por pretender la rosa.
Yo le entrego al diablo cuanto tengo por mío,
y que él lo malvenda,
y sólo pido a cambio caminar a su lado.
De la paz pusilánime que en el orden anida
no mendigo limosna: que el desconcierto traiga
su cizaña a la casa que mis manos levanten.
Porque sólo en el roto corazón de lo turbio
he encontrado la luz verdadera del fuego,
que las sombras me lleven,
y yo lleve conmigo, cuando sea la hora,
la clara vecindad de la tiniebla ardida
de mi noche a la noche.
Poema "oración pagana" de Vicente Gallego
Qué extraño es de repente todo esto
cuando te pasa a ti: que se arruine la carne,
que el entusiasmo falle, esos dos baluartes
que jamás se rindieron, ni siquiera
cuando todo tembló en algún momento.
La realidad te alcanza, y el mundo te parece
un chicle masticado que molesta
retener en la boca sin sabor. Vas llegando
donde jamás pensaste que llegaras,
porque no piensa el joven seriamente
y ése ha sido el regalo más grande de la vida
que su destino sea el deterioro.
Es vulgar esta historia como aquellas
que leías distante en los versos ajenos:
otro hombre comprende que ha gastado
para siempre la parte más hermosa
y también la más breve de su tiempo.
Es vulgar esta historia,
y al mundo no le importa.
Lo que tiene de nuevo es que por fin
ese hombre eres tú.
Poema "una historia vulgar" de Vicente Gallego