
Julio Herrera Reissig
Poeta, Dramaturgo y Ensayista Uruguayo cuyo nombre completo es Julio Herrera y Reissig
Montevideo, 9 de enero de 1875 - Montevideo, 18 de marzo de 1910
112 Poesías de Julio Herrera Reissig
- amor sádico
- La casa de la montaña, -soneto-
- el enojo
- La noche (Herrera y Reissig), -soneto-
- la reconciliación
- el despertar
- color de sueño
- la noche
- el camino de las lágrimas
- la siesta
- El abrazo pitagórico
- la última carta
- Génesis (Herrera y Reissig)
- la vuelta de los campos
- luna de miel
- Fiat lux
- el baño, -soneto-
- Neurastenia (Reissig), -soneto-
- Terminación de la fiesta. Despedidas y quejas. Llueve. Desfile de la concurrencia
- La casa de Dios, -soneto-
- Su majestad el tiempo
- Numen
- Julio (Herrera y Reissig)
- Éxtasis (Herrera y Reissig), -soneto-
- Nirvana crepuscular
- Claroscuro (I), -soneto-
- la estrella del destino
- Llegada de los meses y de las horas
- decoración heráldica
- la violeta
- Fecundidad (Herrera y Reissig)
- el alba
- la novicia
- la flauta
- Desolación absurda
- la iglesia
- la velada
- la sombra dolorosa, -soneto-
- el cura
- La vendimia, -soneto-
- la gota amarga
- los carros
- otoño
- el ángelus
- los perros
- consagración
- Idilio espectral
- el regreso
- claroscuro
- el almuerzo
- Epitalamio ancestral
- el suspiro
- la fuga
- rendición
- buen día
- La siesta (Reissig), -soneto-
- iluminación campesina
- El teatro de los humildes, -soneto-
- El canto de las horas
- la huerta
- el consejo
- Idealidad exótica
- éxtasis
- sepelio
- la zampoña
- el sauce
- La siega, -soneto-
- expiación
- Dominus vobiscum, -soneto-
- el banco del suplicio
- el labrador
- El dintel de la vida, -soneto-
- Bromuro
- la granja
- Invierno, -soneto-
- las horas graves, -soneto-
- La procesión, -soneto-
- el guardabosque
- el monasterio
- El ama (Herrera y Reissig), -soneto-
- el secreto
- la cátedra
- Meridiano durmiente, -soneto-
- Tertulia lunática
- las madres
- Canícula, -soneto-
- Exhalación suprema, -soneto-
- Idilio (Herrera y Reissig), -soneto-
- la llavera
- ebriedad
- la misa cándida
- la dicha, -soneto-
- panteo
- Claroscuro (II), -soneto-
- El burgo, -soneto-
- El genio de los campos, -soneto-
- La cena, -soneto-
- galantería ingenua
- La dicha (Herrera y Reissig), -soneto-
- idilio
- el domingo
- Bostezo de luz, -soneto-
- El espejo (Herrera y Reissig), -soneto-
- El entierro, -soneto-
- El canto de los meses
- Fiesta popular de ultratumba
- Recepción instrumental del gran polígloto Orfeo
- La escuela (Reissig), -soneto-
- las campanas solariegas
- la escuela
- anima clemens
- La gran soirée de la elegancia. La danza de los meses y de las horas. Galanterías eternas
Poemas más populares de Julio Herrera Reissig
amor sádico
Ya no te amaba, sin dejar por eso
de amar la sombra de tu amor distante.
Ya no te amaba, y sin embargo el beso
de la repulsa nos unió un instante...
Agrio placer y bárbaro embeleso
crispó mi faz, me demudó el semblante.
Ya no te amaba, y me turbé, no obstante,
como una virgen en un bosque espeso.
Y ya perdida para siempre, al verte
anochecer en el eterno luto,
-mudo el amor, el corazón inerte-,
huraño, atroz, inexorable, hirsuto...
¡Jamás viví como en aquella muerte,
nunca te amé como en aquel minuto!
Poema "amor sádico" de Julio Herrera Reissig
La casa de la montaña
Ríe estridentes glaucos el valle; el cielo franca
risa de azul; la aurora ríe su risa fresa;
y en la era en que ríen granos de oro y turquesa,
exulta con cromático relincho una potranca...
Sangran su risa flores rojas en la barranca;
en sol y cantos ríe hasta una oscura huesa;
en el hogar del pobre ríe la limpia mesa,
y allá sobre las cumbres la eterna risa blanca...
Mas nada ríe tanto, con risas tan dichosas.
Como aquella casuca de corpino de rosas
y sombrero de teja, que ante el lago se aliña...
¿Quién la habita...? Se ignora. Misteriosa y huraña
se está lejos del mundo sentada en la montaña,
y ríe de tal modo que parece una niña.
Poema "La casa de la montaña" de Julio Herrera Reissig
el enojo
Todo fue así: sahumábase de lilas
y de heliotropo el viento en tu ventana;
la noche sonreía a tus pupilas,
como si fuera su mejor hermana...
Mi labio trémulo y tu rostro grana
tomaban apariencias intranquilas,
fingiendo tú mirar por la persiana,
y yo, soñar al son de las esquilas.
¡Vibró el chasquido de un adiós violento!...
Cimbraste a modo de una espada al viento;
y al punto en que iba a desflorar mi tema,
gallardamente, en ritmo soberano,
desenvainada de su guante crema,
como una daga, me afrentó tu mano.
Poema "el enojo" de Julio Herrera Reissig