Juana Rosa de Amézaga
Poetisa Peruana cuyo nombre completo es Juana Rosa de Amézaga
Perú 1853 - 1904
3 Poesías de Juana Rosa de Amézaga
Poemas más populares de Juana Rosa de Amézaga
A una amiga que envidia a los poetas
¿Sabes la suerte de los que cantan
goces y penas del corazón?
Son hortelanos que un huerto plantan,
do jamás gustan fruto en sazón.
Son peregrinos que nunca encuentran
en su camino dicha ni paz,
y dondequiera que habitan ó entran,
ven la injusticia de torva faz.
Viven buscando luz y consuelo,
viven ansiando grandeza y bien;
pero sólo hallan en este suelo
duras espinas para su sien.
Nadie comprende los sinsabores,
que para ellos en todo están;
aunque regando de bellas flores
siempre un camino de abrojos van.
No los envidies: tú eres dichosa
sin ese triste, nulo poder
con que ellos cantan la dicha hermosa
que nunca llegan á poseer.
Poema "A una amiga que envidia a los poetas" de Juana Rosa de Amézaga
Armonías (Amézaga)
Hay armonía entre las almas puras
que el bien practican, ignorando el mal,
y gustan de la vida las dulzuras
sin mezcla de lo ruin y material.
Hay armonía entre las artes bellas
y el humano sensible corazón
que se retrata y reproduce en ellas
su rica y elevada inspiración.
Hay armonía entre el valor heroico
y la abnegada superior virtud
que sacrifica con valor estoico
placeres, ambiciones y quietud.
Armonizan del rostro la belleza
y del alma la plácida bondad,
formando con su gracia y su nobleza
los lazos de purísima amistad.
Son armoniosos los alegres trinos
que las aves entonan con placer
y los bellos celajes purpurinos
que rodean la aurora al renacer.
Hay armonía entre la fuerza inmensa
del insondable, bullicioso mar,
y la potencia incalculable, intensa
de la cabeza en su tenaz pensar.
Hay armonía entre las gayas flores
de corta vida y delicioso olor
y los gratos ternísimos amores
que viven lo que aromas en la flor.
Armonizan también la noble ciencia
buscando sin descanso la verdad,
y la recta, austerísima conciencia
condenando sin tregua la maldad.
Poema "Armonías (Amézaga)" de Juana Rosa de Amézaga
Al despertar (Amézaga)
Dejan las aves el nocturno abrigo
de las vecinas y coposas frondas,
y con sus trinos de placer adulan
a la naciente y sonrosada aurora.
Engastadas en nítido rocío,
bellas se ostentan las gentiles rosas,
y envidiando su aroma delicioso,
lucen sus galas las cucardas rojas.
Cerca se escucha el majestuoso ruido
que hacen del mar las bullidoras olas,
y al retirarse, cual de blancas perlas,
con sus espumas las riberas bordan.
¡Oh! ¡Cuánto goza en este cuadro el alma
si lo contempla recogida y sola!
Y Dios parece que al oído le habla
en tan solemne y apacible hora.
Para la mente que inquietud agita,
es lo que fresca, deliciosa copa,
para el enfermo que la fiebre siente,
en sus entrañas y abrasada boca.
Mi amante pecho dilatarse siento
viendo, Señor, de tu poder las obras;
y al contemplarlas con filial confianza,
mi humilde labio tu grandeza adora.
Poema "Al despertar (Amézaga)" de Juana Rosa de Amézaga