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Se han encontrado 18 poemas con la palabra áfrica

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Adelardo López de Ayala

A una bañista

-- de Adelardo López de Ayala --

¡Quién fuera el mar, que enamorado espera
que tu cuerpo interrumpa su llanura
y rodear tu espléndida hermosura
de un abrazo y a un tiempo toda entera!

Si yo en tus aguas infundir pudiera
el alma ardiente que adorarte jura,
en muestra de mi amor y mi ventura
te alzara en triunfo a la celeste esfera.

Y, al descender con mi tesoro, ufano,
convirtiendo la líquida montaña
en olas que anunciaran mi alegría,

en las costas del reino lusitano,
y en áfrica, y América, y Bretaña,
mi grito de placer resonaría.

Poema A una bañista de Adelardo López de Ayala con fondo de libro

Lope de Vega

Divino sucesor del nuevo Alcides

-- de Lope de Vega --

Divino sucesor del nuevo Alcides,
que puso en Francia, Italia, África y Flandes
pirámides más altos, y tan grandes
que fueron gloria de cristianos Cides;

puesto que agora (como tiernas vides)
de tus pasados en los troncos andes,
cuando esos brazos tan heroicos mandes,
verá la Fama que sus pasos mides.

Tú, que de aquellas águilas deciendes
que miraron del sol la excelsa llama,
serás el fénix que hoy su fuego enciendes;

y entonces yo, donde tu amor me llama,
iré, seguro que mi bien pretendes,
y a sombra de tus hechos tendré fama.

Poema Divino sucesor del nuevo Alcides de Lope de Vega con fondo de libro

Lope de Vega

Humíllense a tu sacro mausoleo

-- de Lope de Vega --

Humíllense a tu sacro Mausoleo
fuerte David y Salomón prudente,
el rebelde gigante del Oriente
y el idolatra del contrario polo;

y a tu pendón crucígero, que solo
fue del África y Asia rayo ardiente,
cuantos beben la bárbara corriente
de Eúfrates, Nilo, Ganges y Pactolo.

La religión y la justicia lloren,
¡oh pacífico Numa, oh gran Torcato!,
España, Italia y Francia enternecida.

Y todos juntos nuevamente adoren
encima de tus aras tu retrato,
tercero entre tu muerte y nuestra vida.

Poema Humíllense a tu sacro mausoleo de Lope de Vega con fondo de libro

Lope de Vega

Oh, nunca fueras, África desierta

-- de Lope de Vega --

Oh, nunca fueras, África desierta,
en medio de los trópicos fundada,
ni por el fértil Nilo coronada
te viera el alba cuando el sol despierta;

nunca tu arena inculta descubierta
se viera de cristiana planta honrada,
ni abriera en ti la portuguesa espada
a tantos males tan sangrienta puerta.

Perdióse en ti de la mayor nobleza
de Lusitania una florida parte,
perdióse su corona y su riqueza.

Pues tú que no mirabas su estandarte,
sobre él los pies, levantas la cabeza
ceñida en torno del laurel de Marte.



Luis Lloréns Torres

a puerto rico

-- de Luis Lloréns Torres --

(a tomás carrión)

la américa fue tuya. Fue tuya en la corona
embrujada de plumas del cacique agüeybana,
que traía el misterio de una noche de siglos
y quemóse en el rayo de sol de una mañana.

El áfrica fue tuya. Fue tuya en las esclavas
que el surco roturaron, al sol canicular.
Tenían la piel negra y españa les dio un beso
y las volvió criollas de luz crepuscular.

También fue tuya españa. Y fue san juan la joya,
que aquella madre vieja y madre todavía,
prendió de tu recuerdo como un brillante al aire

sobre el aro de oro que ciñe la bahía.
¿Y el yanki de alto cuerpo y alma infantil quizás?...
¡E1 yanki no fue tuyo ni lo será jamás!



Jorge Luis Borges

dakar

-- de Jorge Luis Borges --

Dakar está en la encrucijada del sol, del desierto y del mar.
El sol nos tapa el firmamento, el arenal acecha en los caminos, elmar es un encono.
He visto un jefe en cuya manta era más ardiente lo azul queen el cielo incendiado.
La mezquita cerca del biógrafo luce una claridad de plegaria.
La resolana aleja las chozas, el sol como un ladrón escala losmuros.
África tiene en la eternidad su destino, donde hay hazañas,ídolos, reinos, arduos bosques y espadas.
Yo he logrado un atardecer y una aldea.



César Vallejo

Los anillos fatigados

-- de César Vallejo --

Hay ganas de volver, de amar, de no ausentarse,
y hay ganas de morir, combatido por dos
aguas encontradas que jamás- han de istmarse.

Hay ganas: de un gran beso que amortaje a la Vida,
que acaba en el áfrica de una agonía ardiente,
suicida!

Hay ganas de... No tener ganas. Señor;
a ti yo te señalo. Con el dedo deicida:
hay ganas de no haber tenido corazón.

La primavera vuelve, vuelve y se irá. Y Dios,
curvado en tiempo, se repite, y pasa:, pasa
:a cuestas con la espina dorsal del Universo.

Cuando, las sienes tocan su lúgubre .Tambor...
Cuando me- duele el sueño grabado en un puñal,
hay ganas de quedarse plantado en .Este verso!



Octavio Paz

golden lotuses 2

-- de Octavio Paz --

Delgada y sinuosa
como la cuerda mágica.
Rubia y rauda:
dardo y milano.
Pero también inexorable rompehielos.
Senos de niña, ojos de esmalte.
Bailó en todas las terrazas y sótanos,
contempló un atardecer en san josé, costa rica,
durmió en las rodillas de los himalayas,
fatigó los bares y las sabanas de áfrica.
A los veinte dejó a su marido
por una alemana;
a los veintiuno dejó a la alemana
por un afgano;
a los cuarenta y cinco
vive en proserpina court, int. 2, Bombay.
Cada mes, en los días rituales,
llueven sapos y culebras en la casa,
los criados maldicen a la demonia
y su amante parsi apaga el fuego.
Tempestad en seco.
El buitre blanco
picotea su sombra.



Oliverio Girondo

llorar a lágrima viva. llorar a chorros

-- de Oliverio Girondo --

Llorar a lágrima viva. Llorar a chorros. Llorar ladigestión. Llorar el sueño. Llorar ante las puertas y los puertos. Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas, las compuertas del llanto. Empaparnos el alma, lacamiseta. Inundar las veredas y los paseos, y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología, llorando. Festejar loscumpleaños familiares, llorando. Atravesar el áfrica, llorando.
Llorar como un cacuy, como un cocodrilo... Si es verdad que los cacuies y los cocodrilos no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo, pero llorarlo bien. Llorarlo con la nariz, con las rodillas. Llorarlo por el ombligo, por la boca.
Llorar de amor, de hastío, de alegría. Llorar de frac, de flato, de flacura. Llorar improvisando, de memoria. ¡Llorar todo el insomnio y todo el día!



Juan Antonio Viedma

La fe

-- de Juan Antonio Viedma --

—Adios, el Rey á pelear me envía
Al África abrasada,
Si tu amor se opusiera, rompería
En tu reja mi espada.

—Vé á lidiar, pero lleva en el combate,
Como escudo sagrado
Del corazon leal que por mí late,
La cruz que yo he bordado.

—Por ella de los árabes infieles.
Como nupciales arras,
Yo te traeré marlotas y alquiceles
Y rotas cimitarras.

Adios, dijo la dama en triste queja,
Y adios el caballero;
Y bañando en sus lágrimas la reja.
Partir le vió ligero.



Garcilaso de la Vega

SONETO XXXIII

-- de Garcilaso de la Vega --

Boscán, las armas y el furor de Marte,
que con su propria fuerza el africano
suelo regando, hacen que el romano
imperio reverdezca en esta parte,

han reducido a la memoria del arte
y el antiguo valor italïano,
por cuya fuerza y valerosa mano
África se aterró de parte a parte.

Aquí donde el romano encendimiento,
donde el fuego y la llama licenciosa
sólo el nombre dejaron a Cartago,

vuelve y revuelve amor mi pensamiento,
hiere y enciende el alma temerosa,
y en llanto y en ceniza me deshago.



Garcilaso de la Vega

Boscán, las armas y el furor de Marte

-- de Garcilaso de la Vega --

Boscán, las armas y el furor de Marte,
que con su propia fuerza el africano
suelo regando, hacen que el romano
imperio reverdesca en esta parte,

han reducido a la memoria el arte
y el antiguo valor italiano,
por cuya fuerza y valerosa mano
África se aterró de parte a parte.

Aquí donde el romano encendimiento,
donde el fuego y la llama licenciosa
sólo el nombre dejaron a Cartago,

vuelve y revuelve Amor mi pensamiento,
hiere y enciende el alma temerosa,
y en llanto y en ceniza me deshago.



A don Bartolo Gallardete

-- de El Solitario --

Caco, cuco, faquín, bibliopirata,
tenaza de los libros, chuzo, púa;
de papeles, aparte lo ganzúa,
hurón, carcoma, polilleja, rata.

Uñilargo, garduño, garrapata,
para sacar los libros cabria, grúa,
Argel de bibliotecas, gran falúa
armada en corso, haciendo cala y cata.

Empapas un archivo en la bragueta,
un Simancas te cabe en el bolsillo,
te pones por corbata una maleta.

Juegas del dos, del cinco y por tresillo;
y al fin te beberás como una sopa,
llenas de libros, África y Europa.



Vicente Wenceslao Querol

Golondrina de otoño

-- de Vicente Wenceslao Querol --

Del norte huyendo las glaciales brumas,
de África busca el prolongado estío,
y rauda pasa, las azules plumas
rozando leve en el cristal del río.

Si atrás pudiera yo, corazón mío,
dejar así el dolor con que me abrumas,
el nido huyendo de mi hogar vacío,
surcara, oh mar, tus pérfidas espumas.

Pero ella ve el turbión que se avecina
y va a otros climas de apacible calma,
porque remonta hasta el cenit su vuelo.

Yo imitaré a esa pobre golondrina
y hallaré la perdida paz del alma
subiendo en alas de la fe hasta el cielo.



Francisco de Quevedo

parnaso español 12

-- de Francisco de Quevedo --

En dar al robador de europa muerte,
de quien eres señor, monarca ibero,
al ladrón te mostraste justiciero
y al traidor a su rey castigo fuerte.
Sepa aquel animal que tuvo suerte
de ser disfraz a júpiter severo,
que es el león de españa el verdadero,
pues de áfrica el cobarde se lo advierte.
No castigó tu diestra la victoria,
ni dio satisfacción al vencimiento:
diste al uno consuelo, al otro gloria.
Escribirá con luz el firmamento
duplicada señal, para memoria,
en los dos, de tu acierto y su escarmiento.



Francisco de Quevedo

parnaso español 4

-- de Francisco de Quevedo --

Las selvas hizo navegar, y el viento
al cáñamo en sus velas respetaba,
cuando, cortés, anhélito tasaba
con la necesidad del movimiento.
Dilató su victoria el vencimiento
por las riberas que el danubio lava;
cayó áfrica ardiente; gimió esclava
la falsa religión en fin sangriento.
Vio roma en la desorden de su gente,
si no piadosa, alegre valentía,
y de españa el rumor sosegó ausente.
Retiró a solimán, temor de hungría,
y por ser retirada más valiente,
se retiró a sí misma el postrer día.



José Cadalso

oda sáfico adónica. a la nave en que se embarcó ortelio en bilbao para inglaterra

-- de José Cadalso --

A la nave en que se embarcó ortelio en bilbao para inglaterra
ya deja ortelio la paterna casa,
ya le recibes, navecilla humilde,
ya queda lejos la jamás domada
cántabra gente.
Nave que llevas tan amable vida,
céfiro grato llévete sereno,
hasta que pongas a la amiga costa
áncora firme.
Alce neptuno el húmido tridente,
abra las ondas para darte paso,
salgan en coros ninfas y tritones
para guiarte.
Ni toques costa, ni movible arena,
ni sople hinchado contra tu velamen,
gúmena y jarcia, desde el alto polo
hórrido norte.
Las naves altas de cañón tremendo,
con la bandera del amado carlos,
no te abandonen al atroz pirata
que áfrica cría.
Ni temas golpes de la suerte aleve.
Yo pido al cielo para ti bonanza,
y al que le ruega por su dulce amigo,
júpiter oye.



Clemente Althaus

El hablador

-- de Clemente Althaus --

I

Llega, y con tono magistral y grave
de la palabra al punto se apodera,
y empieza a disertar sobre cualquiera
materia, porque todas se las sabe.
No habla más largo ni seguido el ave
que nuestro idioma imita vocinglera;
y aunque su voz apague la ronquera,
ni remota esperanza hay de que acabe.
Crece en tanto el fastidio, el tiempo pasa,
a despedirse empieza ya la gente,
y a tanta reunión la antes escasa
sala se desocupa, y solamente
con la infeliz señora de la casa
se queda el hablador impertinente.

II

¡Ay del que con Don Juan entra en disputa!
de aquel a quien siquiera se le escapa
la réplica menor, pues se reputa
más infalible que el romano Papa.
Cuanto dice verdad es absoluta
que a la misma Verdad la boca tapa,
aunque diga que en Francia está Calenta
y a París ponga en África su mapa.
Materia en todo para eterna plática
halla, a pesar de su apariencia tísica
y de su cruel respiración asmática;
y desde rudimentos de gramática
hasta la más sublime metafísica
en todo su sentencia da, dogmática.



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