Buscar Poemas con Voluptuosa


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Se han encontrado 8 poemas con la palabra voluptuosa

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Luis Palés Matos

el río

-- de Luis Palés Matos --

El río es una melancolía estirada y sofocante.
El río es una irritación de piedras, calcinante.
Está seco, no tiene lágrimas porque el sol quemante
lo ha mirado con pupila penetrante...

El río está sediento... Rememora anhelante,
cuando espejeó la nieve de un semblante
y adormeció a un cuerpo fragante...
¡Oh el perfume en su onda voluptuosa y palpitante!

voló a otras regiones el martinete errante;
y está marchita en su margen la flor odorante.
El lirio no genuflexiona arrogante...

El río embiste la vista plúmbeo y abrasante;
el río es un pesar petrificado y punzante...
El río es una melancolía estirada y sofocante.

Poema el río de Luis Palés Matos con fondo de libro

Ignacio María de Acosta

Nace fragante

-- de Ignacio María de Acosta --

Nace fragante, delicada, hermosa,
rica en colores, tímida y galana,
entre perlas que riega la mañana
en verde tallo la encendida rosa.

El aura la acaricia voluptuosa;
en agradarla el colibrí se afana;
y la rosa gentil de la sabana
es el hechizo y la adorada diosa.

Pero si envuelto en polvoroso aliento
con torpe labio y bárbara inclemencia
besa la flor el huracán violento,

entonces mustia, sin color ni esencia
muere infeliz, cual muere en un momento
al contacto del vicio la inocencia.

Poema Nace fragante de Ignacio María de Acosta con fondo de libro

César Vallejo

quedeme a calentar la tinta en que me ahogo

-- de César Vallejo --

Quedeme a calentar la tinta en que me ahogo
y a escuchar mi caverna alternativa,
noches de tacto, días de abstracción.
Se estremeció la incógnita en mi amígdala
y crují de una anual melancolía,
noches de sol, días de luna, ocasos de parís.
Y todavía, hoy mismo, al atardecer,
digiero sacratísimas constancias,
noches de madre, días de biznieta
bicolor, voluptuosa, urgente, linda.
Y aún
alcanzo, llego hasta mí en avión de dos asientos,
bajo la mañana doméstica y la bruma
que emergió eternamente de un instante.
Y todavía,
aun ahora,
al cabo del cometa en que he ganado
mi bacilo feliz y doctoral,
he aquí que caliente, oyente, tierro, sol y luno,
incógnito atravieso el cementerio,
tomo a la izquierda, hiendo
la yerba con un par de endecasílabos,
años de tumba, litros de infinito,
tinta, pluma, ladrillos y perdones.

Poema quedeme a calentar la tinta en que me ahogo de César Vallejo con fondo de libro

Emilio Bobadilla

Mi patria intelectual

-- de Emilio Bobadilla --

Campos de soledad, torvos poblados,
en otro tiempo, alegres y feraces,
y hoy mustios por la guerra y devorados
por bandadas de pájaros rapaces.

Baña el sol tus llanuras de cereales
que al soplo de la brisa se menean
y lejos, entre breñas y zarzales,
los pérfidos cañones centellean.

¡Oh Francia voluptuosa, culta y bella,
de la latina tradición baluarte,
tu suelo el invasor osado huella!

Soy del furor sanguífero enemigo;
amo las ciencias y venero el arte.
¡Mi patria intelectual, lloro contigo!



Teófilo V. Méndez Ramos

Noche de cabaret

-- de Teófilo V. Méndez Ramos --

Noche de cabaret, fiebre de tango,
noche de divino aturdimiento;
voluptuosa embriaguez en el momento
del beso, a la mujer bañada en fango.

Aire de lupanar, suprema calma
en los brazos piadosos de Afrodita,
olvidando un instante a la maldita
vida angustiosa, que nos roe el alma.

Acércate a mi lado, almita buena,
junta tus labios a los míos trémulos,
que quiero olvidar secreta pena.

¿Cómo saben tus besos a ambrosia?
¡OH, la dicha infinita de tus ósculos!
¡Cuánta luz en tu ser, amada mía!



Medardo Ángel Silva

Hora santa

-- de Medardo Ángel Silva --

Los espejos de límpida mirada
con una voluptuosa complacencia
copiaban tu imperial magnificencia
de blondes y de seda perfumada.

Las bujías de ardiente llamarada,
en el salón de asiática opulencia,
fingían, circundando tu presencia,
los ojos de una fiera hipnotizada...

Un llanto largo y musical vertía
Chopin en una rara melodía...
Huyeron ritmos como sueños vanos...

Flotó un perfume de yacentes lilas...
¡Y ante la inmensidad de tus pupilas
dejé mi corazón entre tus manos!



Julio Herrera Reissig

luna de miel

-- de Julio Herrera Reissig --

Huyó, bajo sus velos soñadores,
la tarde. Y en los torvos carrizales
zumbaba con dulzuras patriarcales
el cuerno de los últimos pastores.

Entre columnas, ánforas y flores
y cúpulas de vivas catedrales,
gemí en tu casta desnudez rituales
artísticos de eróticos fervores.

Luego de aquella voluptuosa angustia
que dio a tu faz una belleza mustia,
surgiendo entre la gasa cristalina

tu seno apareció como la luna
de nuestra dicha y su reflejo en una
linfa sutil de suavidad felina.



Ricardo Jaimes Freyre

siempre

-- de Ricardo Jaimes Freyre --

¡tú no sabes cuánto sufro! ¡tú que has puesto mis tinieblas
en mi noche, y amargura más profunda en mi dolor!
tú has dejado, como el hierro que se deja en una herida,
en mi oído la caricia dolorosa de tu voz.

Palpitante como un beso; voluptuosa como un beso;
voz que halaga y que se queja; voz de ensueño y de dolor.
Como sigue el ritmo oculto de los astros el océano
mi ser todo sigue el ritmo misterioso de tu voz.

¡Oh, me llamas y me hieres! voy a ti como un sonámbulo
con los brazos extendidos en la sombra y el dolor...
¡Tú no sabes cuánto sufro! cómo aumenta mi martirio,
temblorosa y desolada, la caricia de tu voz.

¡Oh, el olvido! el fondo obscuro de la noche del olvido
donde guardan los cipreses el sepulcro del dolor.
Yo he buscado el fondo obscuro de la noche del olvido,
y la noche se poblaba con los ecos de tu voz...



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