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Se han encontrado 5 poemas con la palabra visitar

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José Ángel Buesa

el árbol viejo

-- de José Ángel Buesa --

Buen árbol que perdiste bruscamente los dones
de la flor y del fruto, bajo la racha fría:
tu pesadumbre austera se parece a la mía,
y así, como tus hojas, volarán mis canciones.
Pero, tarde o temprano, vendrá la primavera,
y, al rejuvenecerse tu tronco envejecido,
tendrás la flor y el fruto, y el follaje, y el nido...
Y yo, en cambio, no tengo tu esperanza siquiera.
Cien veces me ofreciste tu sombra en el verano;
cien veces tu perfume fue a visitar mi casa,
buen árbol que floreces mientras la vida pasa,
acaso porque ignoras que nunca pasa en vano.
Mi niñez te recuerda casi como un amigo,
aunque ya se agrietaba tu ancianidad de abuelo.
Y hoy, al ver cómo creces todavía hacia el cielo,
ni aun me queda el consuelo de envejecer contigo.
Pues, aunque nos agobian idénticos otoños,
sobre tus hojas secas crecen hojas lozanas,
y así, algún día, el viento despeinará miscanas,
trayéndome el perfume de tus nuevos retoños...

Poema el árbol viejo de José Ángel Buesa con fondo de libro

Juan Bautista Arriaza

Viendo a Su Majestad visitar la Imprenta Real

-- de Juan Bautista Arriaza --

Gran Rey, Vos que con pasos vencedores
del rigor de los hados enemigos,
visitasteis los presos y mendigos,
convirtiendo sus lágrimas en flores.

Ved ya como la prensa en sus sudores
prepara a esa virtud fieles testigos:
pues delante de Príncipes amigos
no gime, sino canta sus loores.

El taller de Minerva en un momento
caracteres movibles combinando
retrata el fugitivo pensamiento.

¡Ah! Si al de sus vasallos ahora dando
una sola expresión, un solo acento...
¿Qué dijera el papel? ¡VIVA FERNANDO!

Poema Viendo a Su Majestad visitar la Imprenta Real de Juan Bautista Arriaza con fondo de libro

Félix María Samaniego

El sombrerero

-- de Félix María Samaniego --

A los pies de un devoto franciscano
acudió un penitente, —Diga hermano,
¿qué oficio tiene? —Padre, sombrerero.
—¿Y qué estado? —Soltero.
—¿Y cual es su pecado dominante?
Visitar a una moza. —¿Con frecuencia?
—Padre mío, bastante.
—¿Cada mes? —Mucho más. —¿Cada semana?
—Aun todavía más. —¿La cuotidiana?
—Hago dos mil propósitos sinceros...
—Pero dígame hermano, claramente:
¿Dos veces al día? —Justamente
—¿Pues cuando diablos hace los sombreros?

Poema El sombrerero de Félix María Samaniego con fondo de libro

Juan Ramón Molina

Postrera súplica

-- de Juan Ramón Molina --

Si muero joven; si el dolor me mata
y en la terrible fosa me derrumba,
te ruego que no vayas, dulce ingrata,
con otro amante a visitar mi tumba;
porque al sentir vuestros iguales pasos
romper la paz que para siempre anhelo,
levantaré los descarnados brazos
para pedirle que me vengue al cielo.



Julio Flórez

Boda negra

-- de Julio Flórez --

Poem

Oye la historia que contome un día el viejo enterrador de la comarca: Era un amante a quien por suerte impía, su dulce bien le arrebató la Parca.

Todas las noches iba al cementerio a visitar la tumba de la hermosa; la gente murmuraba con misterio: Es un muerto escapado de la fosa.

En una horrible noche hizo pedazos el mármol de la tumba abandonada, cavó la tierra y se llevó en sus brazos el rígido esqueleto de la amada.

Y allá en su triste habitación sombría, de un cirio fúnebre a la llama incierta, sentó a su lado la osamenta fría y celebró sus bodas con la muerta.

Ató con cintas los desnudos huesos, el yerto cráneo coronó de flores, la horrible boca le cubrió de besos y le contó sonriendo sus amores.

Llevó la novia al tálamo mullido, se acostó junto a ella enamorado, y para siempre se quedó dormido al esqueleto rígido abrazado.



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