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Se han encontrado 9 poemas con la palabra vera

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Líber Falco

Biografía (Falco)

-- de Líber Falco --

Yo nací en Jacinto Vera.
¡Qué barrio Jacinto Vera!
Ranchos de lata por fuera
y por adentro madera.

De noche blanca corría,
blanca corría la luna
y yo corría tras ella.
De repente la perdía
de repente aparecía,
entre los ranchos de lata y
por adentro madera.

!Ay, luna, mi luna blanca.
Luna de Jacinto Vera!

1938

Poema Biografía (Falco) de Líber Falco con fondo de libro

Alfonsina Storni

El racimo inocente

-- de Alfonsina Storni --

Así, como jugando, te acerqué el corazón
Hace ya mucho tiempo, en una primavera...
Pero tú, indiferente, pasaste por mi vera...
Hace ya mucho tiempo.

Sabio de toda cosa, no sabías acaso
Ese juego de niña que cubría discreto
Con risas inocentes el tremendo secreto,
Sabio de toda cosa...

Hoy, de vuelta a mi lado, ya mujer, tú me pides
El corazón aquél que en silencio fue tuyo,
Y con torpes palabras negativas arguyo
Hoy, de vuelta a mi lado.

Oh, cuando te ofrecí el corazón en aquella
Primavera, era un dulce racimo no tocado
El corazón... Ya otros los granos han probado
Del racimo inocente...

Poema El racimo inocente de Alfonsina Storni con fondo de libro

Amado Nervo

perlas negras - yo también, cual los héroes medievales

-- de Amado Nervo --

Yo también, cual los héroes medievales
que viven con la vida de la fama,
luché por tres divinos ideales:
¡por mi dios, por mi patria y por mi dama!
hoy que dios ante mí su faz esconde,
que la patria me niega su ternura
de madre, y que a mi acento no responde
la voz angelical de la hermosura,
rendido bajo el peso del destino
esquivando el combate, siempre rudo,
heme puesto a la vera del camino,
resuelto a descansar sobre mi escudo.
Quizá mañana, con afán contrario,
ajustándome el casco y la loriga,
de nuevo iré tras el combate diario,
exclamando: ¡quién me ame que me siga!
...Mas hoy dejadme, aunque a la gloria pese,
dormir en paz sobre mi escudo roto;
dejad qu'en mi redor el ruido cese,
que la brisa noctívaga me bese
y el olvido me de su flor de loto...

Poema perlas negras - yo también, cual los héroes medievales de Amado Nervo con fondo de libro

Líber Falco

¡Oh, calles de los pueblos!

-- de Líber Falco --

..............................

Duermevela la calle
Duermevela la abuela, cerca
de la candela.

Oh, calles de los pueblos.
En una escoba vieja cabalga mi memoria
y alcanza su madeja:
Desde una esquina,
velo María tu sueño.

En sobre de blancas sábanas
tu viajas viaje sereno,
niña de cuerpo moreno.
¡Qué delicado mensaje
y que rúbrica, tu pelo!

¿Será en vano mi desvelo?
Quiero pensarlo y no quiero.
Tu duermes toda la noche.
Yo toda la noche muero.

..............................

Oh, calles de los pueblos.
A su vera duermen las niñas.
Tienen los ojos azules.
Tienen el cuerpo moreno.
Oh... Muros de los pueblos.



Tengo mil amigos

-- de Vicenta Castro Cambón --

TENGO mil amigos,
sus nombres ignoro;
yo quiero ignorarlos, nadie me los diga
que Olvido es mi dueño y Olvido es celoso.

Mil amigos tengo;
di con un camino,
di con un camino que saben los pájaros,
camino que lleva del alma a lo íntimo.

Mil amigos tengo;
jamás a mi vera
pasaron algunos y otros aun pasando
no me reconocen y libre me dejan.

Si algunos rozando
mi mano dijeron
su nombre, al instante creí haber soñado
y a mi dueño dije: “No temas, fué el viento.”

Y es dicha de veras
tener mil amigos,
ser ave en la selva y desde la selva
música silvestre dar al peregrino...

Tengo mil amigos,
sus nombres ignoro
y es dicha ignorarlos; nadie me los diga,
nadie me los diga: mi dueño es celoso...



Miguel Unamuno

En la calleja

-- de Miguel Unamuno --

Media noche. La luna á la calleja
enjabelga. La tapia de un convento
de una vera. Sobre ella, monumento
de soledá, un ciprés lanza á una reja

su sombra, en la que envuelta una pareja
consumiéndose. El mozo está sediento
y ella siente en los hierros el violento
batir del corazón. Cruza una queja



Julio Herrera Reissig

Dominus vobiscum

-- de Julio Herrera Reissig --

Bosteza el buen Domingo, zángano de semana...
El trapero del burgo ronda las callejuelas;
y enluta el Seminario, en dos sordas estelas,
su desfile simétrico, de una misma sotana.

Junto a la fuente, donde chocan sus castañuelas
los sapos, el "elenco" debuta en la tartana;
y beato, sobre tantas mansedumbres abuelas,
el cielo inclina un gesto de bendición cristiana.

Dos turistas, muñecos rubios de rostro inmóvil,
maniobran la visita de un fogoso automóvil...
Con su lente y sus frascos y su equipo de viaje,

investiga el zootécnico, profesor de lombrices,
y a su vera, dos chicos, en un gesto salvaje,
atisban, con los húmedos dedos en tas narices.



Julio Herrera Reissig

el suspiro

-- de Julio Herrera Reissig --

Quimérico a mi vera concertaba
tu busto albar su delgadez de ondina,
con mística quietud de ave marina
en una acuñación escandinava...

Era mi pena de tu dicha esclava;
y en una loca nervazón divina,
el tropel de una justa bizantina
en nuestro corazón tamborilaba...

Strauss soñó desde el atril del piano
con la sabia epilepsia de tu mano...
¡Mendigo del azul que me avasalla

-en el hosco trasluz de aquel retiro-
de la noche oriental de tu pantalla
bajó en silencio mi primer suspiro!...



José de Diego

pájaro verde

-- de José de Diego --

Había en españa un convento rural,
donde un fraile estuvo, en éxtasis santo,
diez años oyendo la gloria del canto
de un ave escondida en un robledal.

Desde que en mis ojos brotó el primer llanto
y en mi alma de niño el primer ideal,
palpita en mi ambiente, me llama a su encanto,
de un ave invisible la onda musical.

Pájaro de ensueño, pájaro divino,
escucho a la vera, por todo el camino
fluir con su timbre diamantino el trino...

Nunca te mostraste, pero te adivino
¡y sé que a la muerte conduce tu canto inmortal!'



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