Buscar Poemas con Vaporoso


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Se han encontrado 5 poemas con la palabra vaporoso

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José María Eguren

la niña de la lámpara azul

-- de José María Eguren --

En el pasadizo nebuloso
calcula mágico sueño de estambul,
su perfil presenta destelloso
la niña de la lámpara azul.

Ágil y risueña se insinúa,
y su llama seductora brilla,
tiembla en su cabello la garúa
de la playa de la maravilla.

Con voz infantil y melodiosa
el fresco aroma de abedul,
habla de una vida milagrosa
la niña de la lámpara azul.

Con cálidos ojos de dulzura
y besos de amor matutino,
me ofrece la bella criatura
un mágico y celeste camino.

De encantación en un derroche,
hiende leda, vaporoso tul;
y me guía a través de la noche
la niña de la lámpara azul.

Poema la niña de la lámpara azul de José María Eguren con fondo de libro

José Tomás de Cuellar

Ayer

-- de José Tomás de Cuellar --

POR siempre huyó!... Fantasma vaporoso
De mi perdido ayer, adios: tu giro
Sigue doquiera entre tinieblas densas
De mi laúd el fúnebre gemido....
¡Adios! ¡adios!... Hundístete liviano
En las horas que fueron: el abismo
Se presentó ante tí: raudo volaste
Como un ave que cruza en el vacío....

Poema Ayer de José Tomás de Cuellar con fondo de libro

José Tomás de Cuellar

El sueño y tú

-- de José Tomás de Cuellar --

VINO el angel del sueño
Y en mi tranquilo lecho reposó;
Con sus dedos de pétalos de rosa
Mis párpados cerró.
Vedándome que viera las estrellas
En el espacio azul,
Y era porque no viera que venías
Á visitarme tú.
Mas cantaron al fin las golondrinas
Y apareció la luz;
Dejó mi lecho el angel vaporoso,
Mas despierto lo mismo que en mi sueño
En mi alma estabas tú.

Poema El sueño y tú de José Tomás de Cuellar con fondo de libro

Julio Herrera Reissig

la novicia

-- de Julio Herrera Reissig --

Surgiste, emperatriz de los altares,
esposa de tu dulce nazareno,
con tu atavío vaporoso, lleno
de piedras, brazaletes y collares.

Celoso de tus júbilos albares,
el ataúd te recogió en su seno,
y hubo en tu místico perfil un pleno
desmayo de crepúsculos lunares.

Al contemplar tu cabellera muerta,
avivóse en tu espíritu una incierta
huella de amor. Y mientras que los bronces

se alegraban, brotaron tus pupilas
lágrimas que ignoraran hasta entonces
la senda en flor de tus ojeras lilas.



Carolina Coronado

a la mariposa

-- de Carolina Coronado --

Bien hayan, mariposa,
las bellas alas como el aire leves,
que inquieta y vagarosa
entre las flores mueves,
ostentando tu púrpura preciosa.
De blanda primavera
bien haya la callada y fiel vecina,
la dulce compañera
del alba cristalina,
perdida entre la flor de la pradera.
Ligera y afanosa
el prado mide tu inseguro vuelo,
ya huyendo temblorosa,
ya con ansioso anhelo
en las flores vagando codiciosa.
Bien haya el purpurino,
el vaporoso polvo de tus alas,
que al aire de contino
puro y luciente exhalas
al abrirte en sus ámbitos camino.
¡Ay! goza, mariposa,
la pasajera vida de dulzura,
que vuela presurosa:
goza allá tu ventura,
revolando en la siesta silenciosa.
Apura de las flores
el empapado cáliz que te ofrecen,
y apura tus amores;
que ya en la noche acrecen
del otoño los vientos destructores.
Y eres frágil y bella,
y tu belleza el cierzo descolora.
Si sañudo atropella
tu gala seductora,
ni aun de tu forma quedará la huella.



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