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-- de Lope de Vega --
Dulce Señor, mis vanos pensamientos
fundados en el viento me acometen,
pero por más que mi quietud inquieten
no podrán derribar tus fundamentos.
No porque de mi parte mis intentos
seguridad alguna me prometen
para que mi flaqueza no sujeten,
ligera más que los mudables vientos.
Mas porque si a mi voz, Señor, se inclina
tu defensa y piedad, ¿qué humana guerra
contra lo que Tú amparas será fuerte?
Ponme a la sombra de tu cruz divina,
y vengan contra mí fuego, aire, tierra,
mar, yerro, engaño, envidia, infierno y muerte.
Poema "Dulce Señor, mis vanos pensamientos" de Lope de Vega
-- de Amado Nervo --
Para ciro b. Ceballos.
Grabó sobre mi faz descolorida
su mane thecel phares el dios fuerte,
y me agobian dos penas sin medida:
un disgusto infinito de la vida,
y un temor infinito de la muerte.
¿Ves cómo tiendo en rededor los ojos?
¡ay, busco abrigo con esfuerzos vanos...!
¡En medio de mi ruta, sólo abrojos!
¡al final de mi ruta, sólo arcanos!
¿qué hacer cuando la vida me repela
si la pálida muerte me acobarda?
digo a la vida: ¡sé piadosa, vuela...!
Digo a la muerte: ¡sé piadosa, tarda...!
¡Estaba escrito así! no más te afanes
por borrar de mi faz el torvo estigma;
impélenme furiosos huracanes,
y voy, entre los brazos de abrimanes,
a las fauces hambrientas del enigma.
Poema "predestinación" de Amado Nervo
-- de Lope de Vega --
Excelso monte, cuya verde cumbre
pisó difícil poca planta humana,
aunque fuera mejor que fuera llana
para subir con menos pesadumbre..
Tú que del sol a la celeste lumbre
derrites loco la guedeja cana,
y por la hierba de color de rana
deslizas tu risueña mansedumbre,
a tu fuente conducen mi persona,
poeta en pelo mientras tengo silla
vanos deseos de inmortal corona.
Que para don Quijote de Castilla,
desdichas me trujeron a Helicona,
pudiéndome quedar en la Membrilla.
Poema "Excelso monte, cuya verde cumbre" de Lope de Vega
-- de Lope de Vega --
Marcio, yo amé, y arrepentíme amando
de ver mal empleado el amor mío;
quise olvidar, y del olvido el río
huyóme como a Tántalo, en llegando.
Remedios vanos sin cesar probando,
venció mi amor, creció mi desvarío;
dos veces por aquí pasó el estío,
y el sol, nunca mis lágrimas secando.
Marcio, ausentéme; y, en ausencia, un día
miráronme unos ojos y mirélos;
no sé si fue su estrella, o fue la mía.
Azules son; sin duda son dos cielos
que han hecho lo que un cielo no podía:
vida me da su luz; su color, celos.
Poema "Marcio, yo amé y arrepentíme amando" de Lope de Vega
-- de Lope de Vega --
Ojos de mayor gracia y hermosura,
que han dado envidia al sol, color al cielo
si es al zafiro natural el hielo,
¿cómo encendéis con vuestra lumbre pura?
¿Por qué de la modesta compostura
con que os adorna de vergüenza un velo,
nace un deseo, que derriba al suelo
lo que el amor platónico procura?
Miráis y no teméis, ojos traidores,
que con vuestros venenos fueran vanos
cuantos el miedo halló ni vio el profundo.
Matáis de amor y no sabéis de amores,
seguros de veneno y más tiranos
que fue Nerón, pues abrasáis el mundo.
Poema "Ojos de mayor gracia y hermosura" de Lope de Vega
-- de Lope de Vega --
Papeles rotos de las propias manos
que os estimaron por reliquia santa,
bien muestra ahora el viento que os levanta
que, cuanto más pesados, sois livianos.
Si de mi libertad fuistes tiranos
por la sirena que escribiendo encanta,
ya no tendrán conmigo fuerza tanta
palabras locas y concetos vanos.
Sosiéguense celosos alborotos,
sin tener en romperos mi osadía
torpes las manos y los dientes botos.
Venid ansí, mas, ¡ay, mortal porfía!
que pues os vuelvo a mis entrañas rotos,
hijos debéis de ser del alma mía.
Poema "Papeles rotos de las propias manos" de Lope de Vega
-- de Lope de Vega --
Cual engañado niño que, contento,
pintado pajarillo tiene atado,
y le deja en la cuerda, confiado,
tender las alas por el manso viento;
y cuando más en esta gloria atento,
quebrándose el cordel, quedó burlado,
siguiéndole, en sus lágrimas bañado,
con los ojos y el triste pensamiento,
contigo he sido, Amor; que mi memoria
dejé llenar de pensamientos vanos,
colgados de la fuerza de un cabello.
Llevóse el viento el pájaro y mi gloria,
y dejóme el cordel entre las manos,
que habrá por fuerza de servirme al cuello.
Poema "Cual engañado niño que, contento" de Lope de Vega
-- de Góngora --
Varia imaginación que, en mil intentos,
a pesar gastas de tu triste amor
la dulce munición del blando sueño,
alimentando vanos pensamientos,
pues traes los espíritus despiertos
sólo a representarme el grave ceño
del rostro dulcemente zahareño
(gloriosa suspensión de mis tormentos),
el sueño (autor de representaciones),
en su teatro, sobre el viento armado,
sombras suele vestir de bulto hermoso.
Síguelo; mostraráte el rostro amado,
y engañarán un rato tus pasiones
dos bienes, que serán dormir y cuello.
-- de Jorge Luis Borges --
Ausencia
habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado vanos
y sin sentido, iguales
a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.
Poema "ausencia" de Jorge Luis Borges
-- de Jorge Luis Borges --
La luna ignora que es tranquila y clara
y ni siquiera sabe que es la luna;
la arena, que es la arena. No habrá una
cosa que sepa que su forma es rara.
Las piezas de marfil son tan ajenas
al abstracto ajedrez como la mano
que las rige. Quizá el destino humano
de breves dichas y de largas penas
es instrumento de otro. Lo ignoramos;
darle nombre de dios no nos ayuda.
Vanos también son el temor, la duda
y la trunca plegaria que iniciamos.
¿Qué arco habrá arrojado esta saeta
que soy? ¿qué cumbre puede ser la meta?
Poema "de que nada se sabe" de Jorge Luis Borges
-- de Pedro Antonio de Alarcón --
El gallo canta... Y la mañana impía
despierta con su luz a los humanos,
haciéndoles trocar delirios vanos
por el forzoso afán de un nuevo día.
Tornan, pues, a embestirles con porfía
la ambición y el amor, fieros tiranos,
los ímprobos trabajos cotidianos...
La deuda, el jefe, el tedio, la manía...
Y, en tanto, el amador desposeído,
que en sueños compartía la almohada
con tal o cual mujer que hubo querido,
el implacable día lo despierta
para hacerle mirar a su ex amada
vieja, casada, monja loca o muerta.
Poema "¡El amanecer!" de Pedro Antonio de Alarcón
-- de Pedro Antonio de Alarcón --
¡Cuántas veces fugaz la Primavera
vistió de flores mil el campo abierto,
hora tornado en árido desierto,
ni sombra ya de lo que en Mayo fuera!
En tanto aquella flor, la flor primera,
logro de afanes en cerrado huerto,
ve trocada el colono en fruto cierto,
de árboles mil semilla duradera.
¡Así la juventud! ¡Así la vida!
La que en vanos placeres se consume,
olvidada a la tarde desfallece:
en tanto que la fiel y recogida
que a un solo amor consagra su perfume,
más allá de la tumba reverdece.
Poema "El fruto de bendición" de Pedro Antonio de Alarcón
-- de José Ángel Buesa --
Las riendas de mi vida las sujetan tus manos,
y aunque impacientes piafan mis potros mis instintos,
con tus débiles músculos los sometes. Son vanos
mis intentos de fuga, oyendo los lejanos
relinchos de otros potros, que entre los laberintos
galopan y que arrastran la crin por los pantanos...
Pero no olvides nunca que mis potros salvajes
esperan un instante, que acechan un descuido...
Yo te he dado sus riendas, leves como celajes...
Quizás con ellos puedas como yo no he podido...
¡Sujeta bien las riendas!... Mide por su impaciencia
la libertad que ansían... Yo sufriré el castigo
que merezca un instante tuyo de indiferencia...
¡Ah, y no olvides tampoco que ellos, en la violencia
de la arrancada, pueden arrastrarte consigo!...
Poema "los otros" de José Ángel Buesa
-- de José Ángel Buesa --
Nadie conoce mi amor secreto:
no lo conoce ni quien lo inspira;
y es tan humilde que a nada aspira,
pues su constancia no tiene objeto.
Mi amor se escuda tras mi respeto;
respiro el aire que ella respira,
y ella me habla y ella me mira,
sin que descubra mi amor discreto.
Porque, entre el coro de la alabanza
que se prolonga sobre su huella,
mi amor suspira sin esperanza;
y tanto ignora mis sueños vanos,
que si estos versos van a sus manos,
tal vez pregunte: «¿quién será ella?»
Poema "soneto (de félix arvers)" de José Ángel Buesa
-- de Hernando de Acuña --
Pareciéndome flores los abrojos,
teniendo por atajo un gran rodeo,
corrí tras la esperanza y el deseo,
dejada la razón por los antojos;
mas la miseria humana y sus enojos
me mostraron en fin mi devaneo
de suerte que, no viendo, ahora veo,
que, yendo a despeñarme, abrí los ojos.
Desde entonces quedé considerando
de cuán débil materia era el cimiento
donde fundé mil pensamientos vanos;
y esfuerza mi flaqueza, procurando
seguir con obras al entendimiento,
mas, señor don Martín, somos humanos.
Poema "Pareciéndome flores los abrojos" de Hernando de Acuña
-- de Salvador Díaz Mirón --
¿Qué te acongoja mientras que sube
del horizonte del mar la nube,
negro capuz?
Tendrán por ella frescura el cielo,
pureza el aire. Verdor el suelo,
matiz la luna.
No tiembles. Deja que el viento amague
y el trueno asorde y el rayo estrague
campo y ciudad;
tales rigores no han de ser vanos...
¡Los pueblos hacen con rojas manos
la Libertad!
Poema "La nube (Salvador Díaz Mirón)" de Salvador Díaz Mirón
-- de Sor Juana Inés de la Cruz --
En que satisface un recelo con la retórica del llanto.
Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
como en tu rostro y tus acciones vía
que con palabras no te persuadía,
que el corazón me vieses deseaba;
y amor, que mis intentos ayudaba,
venció lo que imposible parecía:
pues entre el llanto, que el dolor vertía,
el corazón deshecho destilaba.
Baste ya de rigores, mi bien, baste;
no te atormenten más celos tiranos,
ni el vil recelo tu quietud contraste
con sombras necias, con indicios vanos,
pues ya en líquido humor viste y tocaste
mi corazón deshecho entre tus manos.
Poema "de amor y de discreción" de Sor Juana Inés de la Cruz
-- de Sor Juana Inés de la Cruz --
Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
como en tu rostro y tus acciones vía
que con palabras no te persuadía,
que el corazón me vieses deseaba;
y Amor, que mis intentos ayudaba,
venció lo que imposible parecía:
pues entre el llanto, que el dolor vertía,
el corazón deshecho destilaba.
Baste ya de rigores, mi bien, baste:
no te atormenten más celos tiranos,
ni el vil recelo tu inquietud contraste
con sombras necias, con indicios vanos,
pues ya en líquido humor viste y tocaste
mi corazón deshecho entre tus manos.
Poema "Esta tarde, mi bien" de Sor Juana Inés de la Cruz
-- de Antonio de Zayas --
OR los balcones de la antigua casa
El sol al ras, y por las rotas tejas
De las bohardillas, perezoso pasa.
No hay ni una flor en las salientes rejas
Veladas por zurcidos cortinajes
De listado percal. Flotan consejas
De hidalgos pobres de harapientos trajes
Por la angosta plazuela adonde, vanos,
Hazañas a contar de sus linajes
Fueron ayer, con las siniestras manos
El arriaz amparando del acero
Salido de los hornos toledanos.
Abre sus puertas al calor de Enero
La humilde vecindad. ¡Que el sol el hambre
Próvido aplaca cuando no el puchero!
De chiquillos famélicos enjambre
Va a apoyar la cabeza en las rodillas
De mozas que les hurgan la pelambre.
¿Dó estáis, golas de olán, negras ropillas,
Pomposas faldas y agarenos mantos.
Nubes de estrellas en las dos Castillas?
Oigo repique de campanas... Cantos
Siento de monjas escapar de un coro...
Por la vida de ayer corren sus llantos...
¡Y yo también con lágrimas la añoro!
Poema "Plazuela" de Antonio de Zayas
-- de Manuel María de Arjona --
Hallar piedad con llantos lastimeros
entre los hombres Arión intenta,
y le es más fácil que un delfín la sienta,
que no los despiadados marineros.
Pues rendido a sus trinos lisonjeros
Benigno el pez al joven se presenta,
y en su espalda la noble carga ostenta
que arrojaron sus necios compañeros.
¡Ay, Albino! Conócelo algún día,
ni más el plectro con gemidos vanos
intente ya domar la turba impía.
No se vencen así pechos humanos:
busquemos en los tigres compañía,
y verás que nos son menos tiranos.
Poema "A Albino" de Manuel María de Arjona
-- de Marilina Rébora --
Con mis viejos retratos...
Señor, quiero ser yo, y sólo con lo mío,
por humilde que sea, aun pobre y pequeño;
nada de adornos vanos ni lujoso atavío
ni aquello que deslumbra en ambicioso sueño.
No quiero en devaneo, tampoco en desvarío,
lo que no corresponda, aunque sea halagüeño;
es triste lo ficticio, y mucho de vacío
disponer como propio de lo que no se es dueño.
Quedar con nuestras cosas, lo que en verdad motiva
y es razón de vivir en el cabal sentido
unos viejos retratos, tal lámpara votiva
y la talla minúscula del antiguo san roque,
y conmigo ser yo es lo que quiero y pido,
dentro de lo que fuera y lo que al fin me toque.
Poema "con mis viejos retratos..." de Marilina Rébora
-- de Medardo Ángel Silva --
Los espejos de límpida mirada
con una voluptuosa complacencia
copiaban tu imperial magnificencia
de blondes y de seda perfumada.
Las bujías de ardiente llamarada,
en el salón de asiática opulencia,
fingían, circundando tu presencia,
los ojos de una fiera hipnotizada...
Un llanto largo y musical vertía
Chopin en una rara melodía...
Huyeron ritmos como sueños vanos...
Flotó un perfume de yacentes lilas...
¡Y ante la inmensidad de tus pupilas
dejé mi corazón entre tus manos!
Poema "Hora santa" de Medardo Ángel Silva
-- de Medardo Ángel Silva --
Eres como esos paisajes
en donde la Luna enreda,
sobre los quietos ramajes,
su blanco vellón de seda.
Tu amor, que me da la vida,
tiene la gracia discreta
de una lágrima escondida
en un cáliz de violeta.
Por exceso de pasión,
después de que te he besado,
se queda mi corazón
igual a un cielo estrellado.
Bajo la urdimbre de seda
de tu pestaña rosada,
si alguna lágrima rueda,
goza tanto, que se queda
en tu pupila, extasiada.
Tus manos, lirios enanos,
dominaron mi altivez,
y no son alardes vanos:
las rosas huelen después
que las tienes en las manos.
Poema "Trova (Silva)" de Medardo Ángel Silva
-- de Francisco Acuña de Figueroa --
Aquí yace Estefanía,
flaca y aguda mujer,
que bien pudo aguja ser,
pues sólo un ojo tenía.
Momia, esqueleto de alambre,
en torno a sus huesos vanos
yacen también los gusanos,
pues se murieron de hambre.
Poema "A una flaquísima tuerta" de Francisco Acuña de Figueroa
-- de Francisco Sosa Escalante --
Por más que seas de cariño ofrenda
Y admire tus primores soberanos,
De tu dueño gentil entre las manos
Rica te juzgo pero inútil prenda.
La que ha perdido del pudor la venda,
Necesita de tí, y alardes vanos
Ofrece de candor, miéntras livianos
Sus pensamientos hacen que se encienda.
No así la niña encantadora y pura
A quien mi canto brindo reverente
Y en cuyos ojos la pasion fulgura.
No así tu dueño, no; brilla en su frente
Diadema de virtud y de hermosura,
Como rayo de sol, resplandeciente.
Poema "En un abanico (Sosa Escalante)" de Francisco Sosa Escalante
-- de Francisco Villaespesa --
¡remansos del crepúsculo! lejanos
amores de una copla campesina...
De los cielos desciende una divina
paz, sobre el sueño de los verdes llanos.
Vuelven a perfumar los sueños vanos,
y yo no sé qué angustia nos domina,
que se cierran los ojos, y se inclina
la frente, pensativa, entre las manos.
Por el azul magnífico del cielo,
sobre la frente que el dolor abrasa
y en las manos se apoya dolorida,
tiembla la sombra rápida de un vuelo...
¡Esa sombra, mortal, que rauda pasa,
es la fugaz imagen de tu vida!
Poema "la sombra" de Francisco Villaespesa
-- de José Asunción Silva --
A veces, cuando en alta noche
a veces, cuando en alta noche tranquila,
sobre las teclas vuela tu mano blanca,
como una mariposa sobre una lila
y al teclado sonoro notas arranca,
cruzando del espacio la negra sombra
filtran por la ventana rayos de luna,
que trazan luces largas sobre la alfombra,
y en alas de las notas a otros lugares,
vuelan mis pensamientos, cruzan los mares,
y en gótico castillo donde en las piedras
musgosas por los siglos, crecen las yedras,
puestos de codos ambos en tu ventana
miramos en las sombras morir el día
y subir de los valles la noche umbría
y soy tu paje rubio, mi castellana,
y cuando en los espacios la noche cierra,
el fuego de tu estancia los muebles dora,
y los dos nos miramos y sonreímos
mientras que el viento afuera suspira y llora!
.................................................................................
¡Cómo tendéis las alas, ensueños vanos,
cuando sobre las teclas vuelan sus manos!
Poema "nocturnos" de José Asunción Silva
-- de José Asunción Silva --
A veces, cuando en alta noche tranquila,
sobre las teclas vuela tu mano blanca,
como una mariposa sobre una lila
y al teclado sonoro notas arranca,
cruzando del espacio la negra sombra
filtran por la ventana rayos de luna,
que trazan luces largas sobre la alfombra,
y en alas de las notas a otros lugares,
vuelan mis pensamientos, cruzan los mares,
y en gótico castillo donde en las piedras
musgosas por los siglos, crecen las yedras,
puestos de codos ambos en tu ventana
miramos en las sombras morir el día
y subir de los valles la noche umbría
y soy tu paje rubio, mi castellana,
y cuando en los espacios la noche cierra,
el fuego de tu estancia los muebles dora,
y los dos nos miramos y sonreímos
mientras que el viento afuera suspira y llora!
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¡Cómo tendéis las alas, ensueños vanos,
cuando sobre las teclas vuelan sus manos!
Poema "A veces" de José Asunción Silva
-- de Clemente Althaus --
Que fiel logre mi verso retratarte
consiénteme, inmortal Naturaleza,
tú que de la verdad y la belleza
eres madre en la ciencia y en el arte.
Por poco que el mortal de ti se aparte,
en su profunda ceguedad tropieza;
mas, nunca escarmentada su flaqueza,
no cesa en todo tiempo de dejarte.
¡Cuántos vanos errores a porfía
reinar ves en tus locas criaturas,
muertos y renacientes cada día!
Pasan ellos: tú sola eterna duras,
siempre brindando al Arte y a Sofía
de belleza y verdad las fuentes puras.
Poema "A la naturaleza" de Clemente Althaus
-- de Clemente Althaus --
Tal vez a celebrarte
me arrastra ardiente irresistible afecto:
mas, vanos numen y arte,
remeda mi imperfecto,
canto el zumbido de volante insecto.
En corto labio humano
mal el loor de tus grandezas cabe;
en Sión y a ti cercano,
el serafín te alabe;
mas ni él loarte dignamente sabe.
Loores y armonías
dignas de ti no tiene lo creado;
solo de ti podrías
en suficiente grado,
pues en él te conoces, ser loado.
Mas de tu crïatura,
que en destierro que alivia la esperanza,
de tu santa luz pura
tenue vislumbre alcanza,
sea humilde silencio la alabanza.
Poema "A Dios (1 Althaus)" de Clemente Althaus
-- de Clemente Althaus --
Todo te cubre de la muerte el hielo:
vanos ya los esfuerzos son del arte
de médicos humanos, y salvarte
sólo pudiera el Médico del cielo.
Conozco en el instante de perderte,
cuánto a ti estaba mi existencia unida,
y el amor que durmiendo estaba en vida
se despierta ardoroso con tu muerte.
Pronto, rotas del cuerpo las lazadas,
y libre de lo vano y aparente,
cuanto hoy ignoras brillará patente
de tu alma a las clarísimas miradas.
Y contemplando sin disfraz la mía,
verás de culpas y flaquezas llena
esa alma que tan pura y noble y buena
imaginabas con error un día.
Y el amor y alta estima y el respeto
que me profesas y en tu error se funda
se trocarán en compasión profunda,
cuando penetres mi fatal secreto.
A Aquel entonces que las almas sana
ruega que pio sane mi alma enferma,
porque, cuando en la tumba el cuerpo duerma,
vuele aquella a la gloria soberana;
y que no sean en mi daño eternos
estos tristes adioses que te digo,
sino que allá en el cielo, dulce amigo,
ledos volvamos algún día a vernos.
Poema "En la agonía de J. M. H." de Clemente Althaus