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Amado Nervo

ruptura tardía

-- de Amado Nervo --

Ya no más en las noches, en las noches glaciales
que agitaban los rizos de azabache en tu nuca,
soñaremos unidos en los viejos sitiales;
ya no más en las tardes frías, quietas y grises,
pediremos mercedes a la virgen caduca,
la de manto de plata salpicado de lises.
¡Ay!, es fuerza que ocultes ese rostro marmóreo:
vida y luz, en un claustro de penumbras austeras
donde pesa en las almas todo el hielo hiperbóreo.
Nos amábamos mucho; mas tu amor me perdía;
¡nos queríamos tanto...! Mas así me perdieras,
y rompimos el lazo que al placer nos unía.
¡Es preciso! muramos a las dichas humanas;
¡seguiré mi camino, muy penoso y muy tardo,
sin besar tus pupilas, tus pupilas arcanas!
plegue a dios cuando menos que algún día, señora,
muerto ya, te visite, como pedro abelardo
visitó, ya cadáver, a eloísa la priora.

Poema ruptura tardía de Amado Nervo con fondo de libro

Jaime Torres Bodet

en abril. el puente

-- de Jaime Torres Bodet --

¿cómo se rompió, de pronto,
el puente que nos unía
al deseo, por un lado
y por el otro a la dicha?
¿y cómo en la mitad del puente
que a pedazos se caía
tu alma rodó al torrente
y al cielo subió la mía?

Poema en abril. el puente de Jaime Torres Bodet con fondo de libro

Jaime Torres Bodet

el puente

-- de Jaime Torres Bodet --

¿cómo se rompió, de pronto,
el puente que nos unía
al deseo por un lado
y por el otro a la dicha?

¿y cómo -en la mitad del puente
que a pedazos se caía-
tu alma rodó al torrente
y al cielo subió la mía?

Poema el puente de Jaime Torres Bodet con fondo de libro

Dolores Veintimilla

A Carmen (Veintimilla)

-- de Dolores Veintimilla --

Menos bella que tu, Carmela mía,
Vaya esa flor a ornar tu cabellera;
Yo misma la he cogido en la pradera
Y cariñosa mi alma te la envía.
Cuando seca y marchita caiga un día
No la arrojes, por Dios, a la ribera:
Guárdala cual memoria lisonjera
De la dulce amistad que nos unía.



Pedro Calderón de la Barca

Imagen de María inmaculada

-- de Pedro Calderón de la Barca --

Pensad con su Hijo en brazos a María
que en un trono de nubes se sentaba,
cuyo Alba y cuyo Sol a un tiempo daba
luz a la noche, oscuridad al día.

Temor y amor, grave y hermosa, unía
con ojos de paloma que miraba,
y su madeja el corazón postraba
con un solo cabello que le hería.

De esta idea, formad la bella copia,
flor a flor, rosa a rosa, estrella a estrella,
que aunque de original siempre se copia,

hoy sin original habéis de hacella;
que mal podrá salir la imagen propia
de Original que nunca cupo en ella.



Gabriel Celaya

una pareja perdida

-- de Gabriel Celaya --

Una pareja perdida
iban los dos vestidos con descaro
minifalda, melenas
cogidos de la mano,
tan jóvenes que casi daban miedo,
tan absortos en un cero
que, aunque no se veían, les unía absolutos
algo fieramente puro.
Iban a cualquier parte cogidos de la mano.
Se amaban sin tristeza,
ni alegría, ni nada.
Y a veces se miraban, pero no se veían.
Y luego se sentaban en un banco cualquiera.
Pero no se veían.
Ella era muy bonita; parecía aturdida;
él, feroz y esmirriado.
No hablaban. No tenían ya nada que decirse.
Ya no se deseaban.
Pero seguían juntos, cogidos de la mano,
frente a algo que espantaba.
Mientras el transistor seguía sonando.



Juana de Ibarbourou

la promesa

-- de Juana de Ibarbourou --

¡todo el oro del mundo parecía
diluído en la tarde luminosa!
apenas un crepúsculo de rosa,
la copa de los árboles teñía.

Un imprevisto amor, mi mano unía
a tu mano, morena y temblorosa.
¡Eramos booz y ruth ante la hermosa
era que circundaba la alquería!

¿me amarás? , murmuraste. Lenta y grave
vibró en mis labios la promesa suave
de la dulce, la amante moabita.

Y fué como un ¡amén! en ese instante
el toque de oración que alzó vibrante
la rítmica campana de la ermita.



Julio Herrera Reissig

el sauce

-- de Julio Herrera Reissig --

A mitad de mi fausto galanteo,
su paraguas de sedas cautelosas
la noche desplegó, y un lagrimeo
de estrellas, hizo hablar todas las cosas...

Erraban las walkirias vaporosas
de la bruma, y en cósmico mareo
parecían bajar las nebulosas
al cercano redil del pastoreo...

En un abrazo de postrero arranque,
caímos en el ángulo del bote...
Y luego que llorando ante el estanque

tu invicta castidad se arrepentía,
¡el sauce, como un viejo sacerdote,
gravemente inclinado nos unía...



Fernando de Herrera

Las hebras que cogía en lazos de oro

-- de Fernando de Herrera --

Las hebras que cogía en lazos de oro
con arte vuestra blanca y tierna mano,
miraba, y el semblante altivo y llano
y la florida luz que amando adoro.

Creía en vos del sacro excelso coro
que el esplendor se unía soberano;
porque en sombra, aunque bella, y traje humano
no vio tal bien el orbe y tal tesoro.

Cuando rompiste leda el dulce espanto,
que de vos parte ausente y solo apena,
preguntando: «¿Qué fuerza me arrebata?»

Yo, que temo partirme, suelto en llanto,
digo: «Pienso que a muerte me condena
del cruel vuestro amor la saña ingrata».



Ramón de Campoamor

El busto de nieve

-- de Ramón de Campoamor --

De amor tentado un penitente un día

con nieve un busto de mujer formaba,

y el cuerpo al busto con furor juntaba,

templando el fuego que en su pecho ardía.

Cuanto más con el busto el cuerpo unía,

más la nieve con fuego se mezclaba,

y de aquel santo el corazón se helaba,

y el busto de mujer se deshacía.

En tus luchas ¡oh amor de quien reniego!

siempre se une el invierno y el estío,

y si uno ama sin fe, quiere otro ciego.

Así te pasa a ti, corazón mío,

que uniendo ella su nieve con tu fuego,

por matar de calor, mueres de frío.



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