Buscar Poemas con Trofeos


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Se han encontrado 13 poemas con la palabra trofeos

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Lope de Vega

¿qué armas son éstas ¿qué guïón colgado?

-- de Lope de Vega --

¿qué armas son estas?, ¿qué guïón colgado?
de general sobre este monumento?
¿celada es un espino tan sangriento?
¿pluma un azote en púrpura bañado?
¿un tosco leño es espaldar cruzado?
¿gola una soga? ¡extraño pensamiento!
dónde es la esponja bélico ornamento,
¿qué lanza al fin es arma de soldado?
más ¿ay!, que de una virgen muestra el llanto:
que son de cristo, capitán del cielo,
trofeos, y la muerte ya vencida.
Éstos adornan su sepulcro santo;
con estos ha ganado el cielo al suelo;
mató la muerte, y reparó al vida.

Poema ¿qué armas son éstas  ¿qué guïón colgado? de Lope de Vega con fondo de libro

Lope de Vega

¿Qué armas son éstas? ¿Qué guïón colgado

-- de Lope de Vega --

¿Qué armas son estas?, ¿Qué guïón colgado
de general sobre este monumento?
¿Celada es un espino tan sangriento?
¿Pluma un azote en púrpura bañado?
¿Un tosco leño es espaldar cruzado?
¿Gola una soga? ¡Extraño pensamiento!
Dónde es la esponja bélico ornamento,
¿qué lanza al fin es arma de soldado?
Más ¿ay!, que de una Virgen muestra el llanto:
que son de Cristo, capitán del cielo,
trofeos, y la muerte ya vencida.
Éstos adornan su sepulcro santo;
con estos ha ganado el Cielo al suelo;
mató la muerte, y reparó al vida.

Poema ¿Qué armas son éstas? ¿Qué guïón colgado de Lope de Vega con fondo de libro

Lope de Vega

Yo vi, sobre dos piedras plateadas

-- de Lope de Vega --

Yo vi, sobre dos piedras plateadas
dos colunas gentiles sostenidas,
de vidro azul cubiertas, y cogidas
en un cendal pajizo y dos lazadas.

Turbéme, y dije: «¡Oh prendas reservadas
al Hércules que os tiene merecidas,
si como de mi alma sois queridas
os viera de mis brazos levantadas,

tanto sobre mis hombros os llevara,
que en otro mundo, que ninguno viera,
fijara del plus ultra los trofeos

«¡Oh, fuera yo Sansón, que os derribara,
porque, cayendo vuestro templo, diese
vida a mi muerte, y muerte a mis deseos!»

Poema Yo vi, sobre dos piedras plateadas de Lope de Vega con fondo de libro

Góngora

Oh piadosa pared, merecedora

-- de Góngora --

Oh piadosa pared, merecedora
de que el tiempo os reserve de sus daños,
pues sois tela do justan mis engaños
con el fiero desdén de mi señora,

cubra esas nobles faltas desde ahora,
no estofa humilde de flamencos paños,
do el tiempo puede más, sino, en mil años,
verde tapiz de hiedra vividora;

y vos, aunque pequeño, fiel resquicio,
por que del carro del crüel destino
no pendan mis amores por trofeos,

ya que secreto, sedme más propicio
que aquel que fue en la gran ciudad de Nino
barco de vistas, puente de deseos.



A la Magdalena

-- de José Somoza --

A la virtud, cuando habitara el suelo,
su imperio la belleza sometía,
la faz encantadora que atraía
el mundo al sonreír, lloró ante el Cielo.

Calmose el huracán que en raudo vuelo
el mar de las pasiones embestía;
fue la tiniebla luz, la noche día,
alzando la verdad su eterno velo.

La paz logró en la tierra una victoria,
y a las plantas del Justo por trofeos
se vieron los placeres, los amores;

las insignias del triunfo de más gloria,
las armas de la lid de los deseos,
suspiros, besos, lágrimas, olores.



Gutierre de Cetina

al príncipe de ascoli IV

-- de Gutierre de Cetina --

Cuando algún hecho grande y glorïoso
o victoria de ejército alcanzaban,
arcos, colosos, mármoles alzaban
los romanos al que era victorioso.
Quedaba el nombre así de aquel famoso,
y de una envidia honesta despertaban
los ánimos de aquellos que aspiraban
venir a un fin tan alto y glorïoso.
Estos escudos de armas, los trofeos,
las memorias que veis en cada parte,
príncipe digno de inmortal historia,
despertadores son de los deseos
que a un hijo tal cual vos del nuevo marte
harán subir a la paterna gloria.



Gutierre de Cetina

a los huesos de los españoles muertos en castinovo

-- de Gutierre de Cetina --

Héroes gloriosos, pues el cielo
os dio más parte que os negó la tierra,
bien es que por trofeos de tanta guerra
se muestren vuestros huesos por el suelo.
Si justo desear, si honesto celo
en valeroso corazón se encierra,
ya me paresce ver, o que se atierra
por vos la hesperia vuestra, o se alza a vuelo:
no por vengaros, no, que no dejaste
a los vivos gozar de tanta gloria,
que envuelta en vuestra sangre la llevaste,
sino para probar que la memoria
de la dichosa muerte que alcanzaste
se debe envidiar más que la victoria.



Gutierre de Cetina

al duque de sessa II

-- de Gutierre de Cetina --

Como al salir del sol se muestra el cielo
más claro y más alegre y más gozoso,
y como en el venir de abril hermoso
de flores se matiza y lustra el suelo,
tal, movido por vos de honesto celo,
se muestra ufano el mundo, deseoso
de veros ya llegar al glorioso
término que llegó el único abuelo.
Sólo en veros salir, sólo del nombre
de gonzalo hernández tiene espanto
cuanto ciñe apenín, adria y tirreno.
¿Cuál será, pues, señor, que no se asombre
viéndoos volver con el honrado manto
de palmas, de trofeos, de glorias lleno?



Vicente García de la Huerta

Reflexiones amantes

-- de Vicente García de la Huerta --

Si nadie puede verte sin amarte,
dulce bien mío, y nadie puede verte
sin que le abrase con rigor de muerte
ardentísimas ansias de agradarte;

quien logra tan de cerca contemplarte, 5
y tanto como yo sabe quererte,
difícil es que a contenerse acierte
en los límites sólo de mirarte.

Abrásome a tu vista, dueño mío,
pretendo triunfos, pero al conocerte
repugnante, desisto en mis trofeos;

que a mi ciego furioso desvarío
refrena más el miedo de ofenderte,
que le mueve el tropel de mis deseos.



Fernando de Herrera

Aquí donde florece la belleza

-- de Fernando de Herrera --

Aquí donde florece la belleza,
en cuyo dulce fuego el Amor prueba
su flecha y mil trofeos nobles lleva,
vi de mi luz serena la pureza.

Mi bien, que fue el valor y su grandeza,
en mi memoria mísera renueva,
y entre pasado afán y cuita nueva
no espero algún remedio a mi tristeza.

De mi gloria ¡oh dichoso antiguo puesto!
¡Cuál desigual semblante en ti contemplo!
¡Cuán gran mudanza aflige la alma mía!

Oscuro el día, y siempre el sol molesto
te hiera, y seas de mi mal ejemplo
hasta que en ti renazca mi alegría.



Francisco de Quevedo

muestra el error de lo que se desea

-- de Francisco de Quevedo --

Si me hubieran los miedos sucedido
como me sucedieron los deseos,
los que son llantos hoy fueran trofeos:
mirad el ciego error en que he vivido!
con mis aumentos proprios me he perdido;
las ganancias me fueron devaneos;
consulté a la fortuna mis empleos,
y en ellos adquirí pena y gemido.
Perdí, con el desprecio y la pobreza,
la paz y el ocio; el sueño, amedrentado,
se fue en esclavitud de la riqueza.
Quedé en poder del oro y del cuidado,
sin ver cuán liberal naturaleza
da lo que basta al seso no turbado.



Carolina Coronado

en otro. traducido de pastorini

-- de Carolina Coronado --

Si con tranquila faz, génova mía
tu bello cuerpo destrozado miro,
no es por ingratitud, es que un suspiro
me parece en tus hijos cobardía.
Trofeos de constancia y valentía
en tus ruinas orgullosa admiro,
pues dondequiera que la vista giro,
encuentro en tu peligro tu osadía.
Más que el triunfo valió tu sufrimiento,
y te vengaste bien del que te infama.
Quedando destruida hasta el cimiento:
así la libertad gozosa exclama
tus reliquias besando en las arenas:
ruinas... Sí; pero jamás cadenas.



Ramón María del Valle Inclán

rosa panida

-- de Ramón María del Valle Inclán --

¡cómo me hablaste en las rosas
cuando rosas segó mi hoz,
voz de las cosas,
lejana voz!

¡cuántas victorias me contaste,
con cuántas divinas batallas
mi alma alumbraste,
voz que callas!

¡cómo encendiste mis deseos,
cómo me hablaste del placer
con tus trofeos
de mujer!

¡verso dorado y pitagórico
como el verso que dice el mar!
¡verso eufórico!
¡verso solar!

¡rosa! ¡divina flor del rito
de amar, cantar y adormecer!
¡amor en grito!
¡boca de mujer!

flor tu enigma reminiscente
pasa el recuerdo venusino
del beso ardiente
como el vino.

Rosa ungida, ¿por qué no exuda
la carne que amamos, tu olor,
cuando es desnuda
para el amor?



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