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Alfonsina Storni

Vida

-- de Alfonsina Storni --

Mis nervios están locos, en las venas
la sangre hierve, líquido de fuego
salta de mis labios donde finge luego
la alegría de todas las verbenas.

Tengo deseos de reír; las penas,
que de domar a voluntad no alego,
hoy conmigo no juegan y yo juego
con la tristeza azul de que están llenas.

El mundo late; toda su armonía
la siento tan vibrante que hago mía
cuanto escancio en su trova de hechicera.

¡Es que abrí la ventana hace un momento
y en las alas finísimas del viento
me ha traído su sol la primavera!

Poema Vida de Alfonsina Storni con fondo de libro

Lope de Vega

Desde esta playa inútil, y desierto

-- de Lope de Vega --

Desde esta playa inútil, y desierto,
a donde me han traído mis antojos,
mirando estoy el mar de mis enojos,
la cierta muerte y el camino incierto.

La tierra opuesta del amigo puerto,
sobre las rotas barcas y despojos,
me muestra el cuerpo y los difuntos ojos
del joven Ifis, por sus manos muerto.

Veo mi muerte dura y rigurosa,
de quien ningún humano se resiste,
y veo el lazo que mi cuello medra,

y a vos, dura Anaxarte, victoriosa,
de quien me vengue el cielo. Mas, ¡ay triste!,
¿qué castigo os dará, si ya sois piedra?

Poema Desde esta playa inútil, y desierto de Lope de Vega con fondo de libro

Lope de Vega

Mis pasos engañados hasta agora

-- de Lope de Vega --

Mis pasos engañados hasta agora
por jardines hibleos y pensiles,
por pensamientos y esperanzas viles,
infancia noche, juventud aurora;

razón esclava, voluntad señora,
vistiendo mi virtud como a otro Aquiles,
me han traído, callados y sutiles,
adonde el alma sus engaños llora.

¡Oh pasos ciegos de mi edad perdida!
Que en polvo, en humo, en sombra se convierte,
entrada triste y mísera salida.

El primero que di (¡qué triste suerte!),
ese me descontaron de la vida,
y le puso en sus límites la muerte.

Poema Mis pasos engañados hasta agora de Lope de Vega con fondo de libro

Lope de Vega

Quien dice que fue Adonis convertido

-- de Lope de Vega --

Quien dice que fue Adonis convertido
en flor de lirio y venus en estrella,
no vio, señor don Juan, la imagen bella
que a España habéis de Génova traído.

Transformación, que no escultura, ha sido,
y porque no quedó beldad sin ella
ni amor sin él, a las espaldas de ella
también en piedra se mudó Cupido.

Los mismos son, que no pudiera el arte
vencer al cielo en perfección tan rara;
testigo son las piedras de Anaxarte.

Y si todas a sí las transformara,
yo os diera un mármol tan divino en parte
que el olvidado amor resucitara.



César Vallejo

Santoral

-- de César Vallejo --

Viejo Osiris! Llegué hasta la pared
de enfrente de la vida.

Y me parece. Que he tenido siempre
a la mano esta pared.

Soy la sombra, el reverso: todo va
bajo mis pasos de columna eterna.

Nada he traído por las trenzas; todo
fácil se vino a mí, como una herencia.

Sardanápalo. Tal, botón eléctrico.
De máquinas de sueño fue mi boca.

Así he llegado a la pared de enfrente;
y siempre ésta pared tuve a la mano.

Viejo Osiris! Perdónote! Que nada
alcanzó a requerirme, nada, nada ...



Pedro Antonio de Alarcón

A mis hijas en sus días

-- de Pedro Antonio de Alarcón --

Por la primera vez hoy es tu día...
¡Ven a mi corazón, prenda adorada...
Orgullo de la esposa más amada,
vida de mis entrañas hija mía!

¿Qué te dirá de un padre la ufanía?
¿Qué te dirá tu madre embelesada,
sino verte del alma enajenada
lágrimas de cariño y alegría?

Delicia de los dos ¡bendita seas!
¡Bendita seas de la Virgen pura
que ampara con su manto nuestro nido!

Y allá en los años en que no nos veas,
¡Dios te de tanto bien, tanta ventura,
como tú con nacer nos has traído!



José María Eguren

lied v

-- de José María Eguren --

La canción del adormido cielo
dejó dulces pesares;
yo quisiera dar vida a esa canción
que tiene tanto de ti.

Ha caído la tarde sobre el musgo
del cerco inglés,
con aire de otro tiempo musical.

El murmurio de la última fiesta
ha dejado colores tristes y suaves
cual de primaveras oscuras
y listones perlinos.

Y las dolidas notas
han traído la melancolía
de las sombras galantes
al dar sus adioses sobre la playa.

La celestía de tus ojos dulces
tiene un pesar de canto,
que el alma nunca olvidará.

El ángel de los sueños te ha besado
para dejarte amor sentido y musical
y cuyos sones de tristeza
llegan al alma mía,
como celestes miradas
en esta niebla de profunda soledad.

¡Es la canción simbólica
como un jazmín de sueño,
que tuviera tus ojos y tu corazón!
¡yo quisiera dar vida a esta canción!



Gabriela Mistral

agua

-- de Gabriela Mistral --

Hay países que yo recuerdo
como recuerdo mis infancias.
Son países de mar o río,
de pastales, de vegas y aguas.
Aldea mía sobre el ródano,
rendida en río y en cigarras;
antilla en palmas verdi-negras
que a medio mar está y me llama;
¡roca lígure de portofino,
mar italiana, mar italiana!
me han traído a país sin río,
tierras-agar, tierras sin agua;
saras blancas y saras rojas,
donde pecaron otras razas,
de pecado rojo de atridas
que cuentan gredas tajeadas;
que no nacieron como un niño
con unas carnazones grasas,
cuando las oigo, sin un silbo,
cuando las cruzo, sin mirada.
Quiero volver a tierras niñas;
llévenme a un blando país de aguas.
En grandes pastos envejezca
y haga al río fábula y fábula.
Tenga una fuente por mi madre
y en la siesta salga a buscarla,
y en jarras baje de una peña
un agua dulce, aguda y áspera.
Me venza y pare los alientos
el agua acérrima y helada.
¡Rompa mi vaso y al beberla
me vuelva niñas las entrañas!



Garcilaso de la Vega

SONETO I

-- de Garcilaso de la Vega --

Cuando me paro a contemplar mi estado
y a ver los pasos por dó me ha traído,
hallo, según por do anduve perdido,
que a mayor mal pudiera haber llegado;

mas cuando del camino estoy olvidado,
a tanto mal no sé por dó he venido:
sé que me acabo, y mas he yo sentido
ver acabar conmigo mi cuidado.

Yo acabaré, que me entregué sin arte
a quien sabrá perderme y acabarme,
si quisiere, y aun sabrá querello:

que pues mi voluntad puede matarme,
la suya, que no es tanto de mi parte,
pudiendo, ¿qué hará sino hacello?



Garcilaso de la Vega

Cuando me paro a contemplar mi estado (Garcilaso de la Vega)

-- de Garcilaso de la Vega --

Cuando me paro a contemplar mi estado
y a ver los pasos por do me han traído,
hallo, según por do anduve perdido,
que a mayor mal pudiera haber llegado;

mas cuando del camino estó olvidado,
a tanto mal no sé por do he venido;
sé que me acabo, y más he yo sentido
ver acabar conmigo mi cuidado.

Yo acabaré, que me entregué sin arte
a quien sabrá perderme y acabarme
si ella quisiere, y aun sabrá querello;

que pues mi voluntad puede matarme,
la suya, que no es tanto de mi parte,
pudiendo, ¿qué hará sino hacello?



Gutierre de Cetina

de error en error, de daño en daño

-- de Gutierre de Cetina --

De una desdicha en otra desventura,
de un desvío en otra gran locura,
de un viejo engaño en otro viejo engaño,
de un grave mal en otro mal extraño,
de una necesidad a otra yactura,
me ha traído el amor y mi ventura
a que huya mi propio desengaño.
Conozco que me ofende el pensamiento,
y sólo de pensar me pasmo y vivo;
en él hallo el descanso y el tormento.
¡Oh nuevo padecer extraño, esquivo,
que nacen de una causa el mal que siento
y el bien que me hace ir soberbio, altivo!



Hernando de Acuña

Como el poderos ver, señora mía

-- de Hernando de Acuña --

Como el poderos ver, señora mía,
me sustentaba sin usar de otra arte,
cuando en segura y reposada parte
Fortuna tanto bien me concedía;

así, después que por contraria vía
volvió su rueda, y con el fiero Marte,
sin que cese su furia ni se aparte
de mí, los dos me dañan a porfía,

ni su poder ni la prisión francesa,
do por nuevo camino me han traído,
privarán de su bien mi pensamiento;

con que no sólo ningún mal me pesa,
mas aun, señora, viéndome perdido,
conozco que lo estoy, y no lo siento.



Hernando de Acuña

Oh sin ventura yo, oh mal nacido

-- de Hernando de Acuña --

¡Oh sin ventura yo, oh mal nacido!
¿En qué estrella cruel vine a la tierra
sujeto a tierno llanto, a dura guerra,
a siempre amar sin serme agradecido?

¿Cuál hado inexorable me ha traído
a las manos de un tigre, en que se encierra
beldad del cielo y crueldad de tierra,
mi alma en el abismo del olvido?

¡Ay, enemigo cruel!, ¿y quién creyera
que estaban en mi muerte conjurados
tan nueva ingratitud y tal crudeza?

¡Ay vida, y tiempo, y horas mal gastadas!
¡No quiera Dios que adore yo a una fiera
que paga tanto amor con tal dureza!



Vicente García de la Huerta

Esperanza fundada

-- de Vicente García de la Huerta --

En el tropel de males que padezco,
de la común envidia combatido,
nuevos tormentos a mi suerte pido
y más gustoso cada vez me ofrezco.

Al odio, a las venganzas agradezco
los duros trances a que me han traído;
pues los medios, mi bien, ellos han sido
de lograr galardón que no merezco.

Muerda la envidia pues, el odio invente
calumnias nuevas, no me asusta nada,
ni haber mal puede que mi gloria impida.

Pues todo es fuerza que tu amor aumente,
pues quien así me quiere enamorada
me ha de amar mucho más compadecida.



Antonio Machado

Amada, el aura dice...

-- de Antonio Machado --

Amada, el aura dice
tu pura veste blanca...
No te verán mis ojos;
¡mi corazón te aguarda!
El viento me ha traído
tu nombre en la mañana;
el eco de tus pasos
repite la montaña...
No te verán mis ojos;
¡mi corazón te aguarda!
En las sombrías torres
repican las campanas...
No te verán mis ojos;
¡mi corazón te aguarda!
Los golpes del martillo
dicen la negra caja;
y el sitio de la fosa,
los golpes de la azada...
No te verán mis ojos;
¡mi corazón te aguarda!



Mario Benedetti

el puente

-- de Mario Benedetti --

Para cruzarlo o para no cruzarlo
ahí está el puente
en la otra orilla alguien me espera
con un durazno y un país
traigo conmigo ofrendas desusadas
entre ellas un paraguas de ombligo de madera
un libro con los pánicos en blanco
y una guitarra que no sé abrazar
vengo con las mejillas del insomnio
los pañuelos del mar y de las paces
las tímidas pancartas del dolor
las liturgias del beso y de la sombra
nunca he traído tantas cosas
nunca he venido con tan poco
ahí está el puente
para cruzarlo o para no cruzarlo
yo lo voy a cruzar
sin prevenciones
en la otra orilla alguien me espera
con un durazno y un país.



Juan Gelman

referencias, datos personales

-- de Juan Gelman --

A mí me han hecho los hombres que andan bajo
el cielo del mundo
buscan el brillo de la madrugada
cuidan la vida como un fuego.

Me han enseñado a defender la luz que canta conmovida
me han traído una esperanza que no basta soñar
y por esa esperanza conozco a mis hermanos.

Entonces río contemplando mi apellido, mi rostro en
el espejo
yo sé que no me pertenecen
en ellos ustedes agitan un pañuelo
alargan una mano por la que no estoy solo.

En ustedes mi muerte termina de morir.
Años futuros que habremos preparado
conservarán mi dulce creencia en la ternura,
la asamblea del mundo será un niño reunido.



Fernando de Herrera

Yo vi a mi dulce Lumbre que esparcía

-- de Fernando de Herrera --

Yo vi a mi dulce Lumbre que esparcía
sus crespas ondas de oro al manso viento,
y con suave y tierno movimiento
mi duro corazón enternecía;

mi rustiqueza y torpe rebeldía
perdió, vencida, el obstinado intento,
y en blando y regalado sentimiento
trocó mi alma la aspereza mía.

Nunca me vi más preso ni rendido,
y nunca vi en mi Luz mayor dureza,
ni más recio desdén mi largo olvido.

A término tan grave y estrecheza,
casas, mi triste suerte me ha traído,
que temo de mi Lumbre al belleza.



Blanca Andreu

se despiden mil veces y mil veces ciñen el viento

-- de Blanca Andreu --

Se despiden mil veces y mil veces ciñen el viento,
botan a estribor.
Advertencias, consejos, noticias que en la memoria
se asientan con indiferencia, desmedidos sueños
que ya son nada.
Qué tiempo de exactitud han las edades traído,
qué nocturno, insolente aire de invierno.



Cristóbal de Castillejo

sonetos - gentes en estas partes tan extraña

-- de Cristóbal de Castillejo --

Gentes en estas partes tan extraña,
¿cómo habéis venido a nuestra españa
tan nuevas y hermosas clavellinas?

o ¿quién os ha traído a ser vecinas
del tajo, de sus montes y campaña?
o ¿quién es el que os guía y acompaña
de tierras tan ajenas peregrinas?-

-don diego de mendoça y garcilaso
nos truxeron, y boscán y luis de haro
por orden y favor del dios apolo.

Los dos llevó la muerte paso a paso,
solimán el uno y por amparo
nos queda don diego, y basta solo.

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Ramón López Velarde

Me despierta una alondra

-- de Ramón López Velarde --

Hasta el ángulo en sombra en que, al soñar los leves
sueños de la mañana,
funjo interinamente de árabe sin hurí,
llega la dulce voz de una dulce paisana.
La alondra me despierta
con un tímido ensayo de canción balbuciente
y un titubeo de sol en el ala inexperta.

¡Gracias, Padre del día,
oh buen Pastor de estrellas cantando por Banville!
Gracias por el saludo en que esta embajadora
del alba, me ha traído un mensaje de abril;
gracias porque el temblor de su canto se funde
con las madrugadoras esquilas de mi tierra,
y porque el sol que tiembla en sus alas no es otro
que el que baña la casa en que nací, y el valle
azul, y la azul sierra.

¡Gracias porque en el trino
de la alondra, me llega,
por primer don del día, este don femenino!



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