Buscar Poemas con Traidor


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Se han encontrado 38 poemas con la palabra traidor

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Gutierre de Cetina

un blanco, pequeñuelo y bel cordero

-- de Gutierre de Cetina --

Vandalio para dórida criaba,
cuando viendo que el lobo lo llevaba,
dijo alzando la voz, airado y fiero:
«¡al lobo, al lobo, canes, que os espero,
argo, trasileón, melampo y brava!
¡hélo!, brava lo alcanza y, ¡hélo!, traba.
Soltado lo ha el traidor, por ir ligero.
»Ya lo veo y lo alcanzo, ya lo tomo;
ya se embosca el traidor, ya deja el robo;
ya mis canes se vuelven victoriosos».
Así decía vandalio, y no sé cómo
por entre aquellos álamos ombrosos
eco resuena ahora: «¡al lobo, al lobo!»

Poema un blanco, pequeñuelo y bel cordero de Gutierre de Cetina con fondo de libro

Gutierre de Cetina

ay, falso burlador, sabroso sueño

-- de Gutierre de Cetina --

Malamente traidor, me has ofendido!
¡ay, nunca hubiera yo jamás dormido
o nunca se acabara tu beleño!
la saña injusta y el turbado ceño
me mostraste en amor ya convertido,
y en llegándome al vivo del sentido
el mal, me huyó el bien como su dueño.
¿Para qué fue, traidor, aquel mostrarme
tan llena de piedad a mi señora
y tan de su crueldad arrepentida?
dejárasme así estar sin engañarme,
o fuera un sueño tal, no por un hora,
mas lo poco que queda de mi vida.

Poema ay, falso burlador, sabroso sueño de Gutierre de Cetina con fondo de libro

Hernando de Acuña

Después que a César el traidor de Egipto

-- de Hernando de Acuña --

Después que a César el traidor de Egipto
dio la cabeza que el peor quería,
encubriendo las muestras de alegría,
en público lloró, como está escrito.

Y Aníbal, cuando al imperio aflito
vio que Fortuna desfavorecía,
rióse entre la gente que plañía,
encubriendo un dolor que era infinito.

Así a veces el ánimo, cualquiera
pasión que siente, so contrario manto
cubre con vista alegre o lastimera;

por do, si alguna vez, yo río o canto,
es por querer, con el placer de fuera,
encubrir mi secreto y triste llanto.

Poema Después que a César el traidor de Egipto de Hernando de Acuña con fondo de libro

Anónimo

Romance del cerco de Baeza

-- de Anónimo --

Cercada tiene a Baeza — ese arráez Andalla Mir,
con ochenta mil peones, — caballeros cinco mil.
Con él va ese traidor, — el traidor de Pero Gil.
Por la puerta de Bedmar — la empieza de combatir;
ponen escalas al muro, — comiénzanle a conquerir;
ganada tiene una torre, — no le pueden resistir,
cuando de la de Calonge — escuderos vi salir.
Ruy Fernández va delante, — aquese caudillo ardil,
arremete con Andalla, — comienza de le ferir,
cortado le ha la cabeza, — los demás dan a fuir.



Anónimo

Romance que dice:Tres cortes armara el rey

-- de Anónimo --

Tres cortes armara el rey,
todas tres a una sazón:
las unas armara en Burgos,
las otras armó en León,
las otras armó en Toledo,
donde los hidalgos son,
para cumplir de justicia
al chico con el mayor.
Treinta días da de plazo,
treinta días, que más non,
y el que a la postre viniese
que lo diesen por traidor.
Veintinueve son pasados,
los condes llegados son;
treinta días son pasados,
y el buen Cid no viene, non.
Allí hablaran los condes:
-Señor, dadlo por traidor.
Respondiérales el rey:
-Eso non faría, non,
que el buen Cid es caballero
de batallas vencedor,
pues que en todas las mis cortes
no lo habría otro mejor.
Ellos en aquesto estando,
el buen Cid allí asomó
con trescientos caballeros,
todos hijosdalgo son,
todos vestidos de un paño,
de un paño y de una color,
si no fuera el buen Cid,
que traía un albornoz.
-Manténgaos Dios, el rey,
y a vosotros, sálveos Dios,
que no hablo yo a los condes,
que mis enemigos son.



Anónimo

Romance de don Rodrigo de Lara

-- de Anónimo --

A cazar va don Rodrigo, y aun don Rodrigo de Lara:
con la gran siesta que hace arrimandose ha a una haya,
maldiciendo a Mudarrillo, hijo de la renegada,
que si a las manos le hubiese, que le sacaria el alma.
El señor estando en esto Mudarrillo que asomaba:
--Dios te salve, caballero, debajo de la verde haya.
--Dígasme tú, el caballero, ¿como era la tu gracia?
--A mí dicen don Rodrigo, y aun don Rodrigo de Lara,
cuñado de Gonzalo Gustos, hermano de doña Sancha;
por sobrinos me los hube los siete infantes de Salas.
Espero aquí Mudarrillo, hijo de la renegada;
si delante lo tuviese, yo le sacaria el alma.
--Si a tí dicen don Rodrigo, y aun don Rodrigo de Lara,
a mí Mudarra Gonzalez, hijo de la renegada,
de Gonzalo Gustos hijo, y alnado de doña Sancha:
por hermanos me los hube los siete infantes de Salas:
tú los vendiste, traidor, en el val de Arabiana;
mas si Dios a mí me ayuda, aquí dejaras el alma.
--Espéresme, don Gonzalo, iré a tomar las mis armas.
--El espera que tú diste a los infantes de Lara:
«aquí morirás, traidor, enemigo de doña Sancha».--



Anónimo

Romance de Fontefrida

-- de Anónimo --

Fontefrida, Fontefrida

Fontefrida y con amor,

do todas las avecicas

van tomar consolación,

sino es la tortolica,

que está viuda y con dolor.

Por ahí fuera a pasar

el traidor del ruiseñor;

las palabras que le dice

llenas son de traición:

«Si tú quisieses, señora,

yo sería tu servidor.»

«Vete de ahí, enemigo,

malo, falso, engañador,

que ni poso en ramo verde

ni en ramo que tenga flor,

que si el agua hallo clara

turbia la bebiera yo;

que no quiero haber marido

porque hijos no haya, no;

no quiero placer con ellos

ni menos consolación.

¡Déjame triste, enemigo,

malo, falso, mal traidor;

que no quiero ser tu amiga

ni casar contigo, no!»



Anónimo

Romance de Marquillos

-- de Anónimo --

¡Cuán traidor eres, Marquillos!
¡Cuán traidor de corazón!
Por dormir con tu señora
habías muerto a tu señor.
Desque lo tuviste muerto
quitástele el chapirón;
fuéraste al castillo fuerte
donde está la Blanca Flor.
-Ábreme, linda señora,
que aquí viene mi señor;
si no lo quieres creer,
veis aquí su chapirón.
Blanca Flor, desque lo viera,
las puertas luego le abrió;
echóle brazos al cuello,
allí luego la besó;
abrazándola y besando
a un palacio la metió.
-Marquillos, por Dios te ruego
que me otorgases un don:
que no durmieses conmigo
hasta que rayase el sol.
Marquillos, como es hidalgo,
el don luego le otorgó;
como viene tan cansado
en llegado se adurmió.
Levantóse muy ligera
la hermosa Blanca Flor,
tomara cuchillo en mano
y a Marquillos degolló.



Anónimo

Romance del rey don Sancho

-- de Anónimo --

-¡Rey don Sancho, rey don Sancho!, no digas que no te aviso,

que de dentro de Zamora un alevoso ha salido;

llámase Vellido Dolfos, hijo de Dolfos Vellido,

cuatro traiciones ha hecho, y con ésta serán cinco;

si gran traidor fue el padre, mayor traidor es el hijo.

Gritos dan en el real: -¡A don Sancho han mal herido,

muerto le ha Vellido Dolfos, gran traición ha cometido!

Desque le tuviera muerto, metiose por un postigo;

por las calle de Zamora va dando voces y gritos:

-Tiempo era, doña Urraca, de cumplir lo prometido.



Lope de Vega

Dejadme un rato, pensamientos tristes

-- de Lope de Vega --

Dejadme un rato, pensamientos tristes,
que no me he de rendir a vuestra fuerza.
Si es gran contrario Amor, amor me esfuerza;
penad y amad, pues que la causa fuistes.

No permitáis, si de mi amor nacistes,
que la costumbre, que a volver me fuerza,
de mi firme propósito me tuerza,
pues en los desengaños me pusistes.

No queráis más que amar, amar es gloria;
no la manchéis con apetitos viles;
vencedme, y venceréis mayor victoria.

Si en Troya no hay traidor, ¿qué importa Aquiles?
Mas, ¡ay!, que es mujer flaca la memoria,
y vosotros cobardes y sutiles.



Lope de Vega

Sosiega un poco, airado temeroso

-- de Lope de Vega --

Sosiega un poco, airado temeroso,
humilde vencedor, niño gigante,
cobarde matador, firme inconstante,
traidor leal, rendido victorioso.

Déjame en paz, pacífico furioso,
villano hidalgo, tímido arrogante,
cuerdo loco, filósofo ignorante,
ciego lince, seguro cauteloso.

Ama si eres Amor, que si procuras
descubrir, con sospechas y recelos
en mi adorado sol nieblas escuras,

en vano me lastimas con desvelos.
Trate nuestra amistad, verdades puras:
no te encubras, Amor, si quieres celos.



Lope de Vega

Desmayarse, atreverse, estar furioso

-- de Lope de Vega --

Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor: quien lo probó lo sabe.



Luis Muñoz Rivera

judas

-- de Luis Muñoz Rivera --

Eras inquieto, altivo, belicoso,
batallador, resuelto;
a duda, el hondo mal de nuestro
siglo turbaba tu cerebro.

Se desbordaba en ímpetus rebeldes
tu carácter soberbio,
como del etna se desborda el cráter
en láminas de fuego.

De patrio ardor henchido, no tenía
tu corazón entero,
para el dolor latidos miserables,
ni fibras para el miedo.

Brillaba fulgurante en tus pupilas
la chispa del talento;
alma de tempestad, frente de apóstol
y músculos de hierro.

Y te vendiste... La calumnia infame
manchó tus labios trémulos;
fue un pobre resto de vergüenza ¡el último¡
a sacudir tus nervios;

lo que tienes del afrecha en la sangre
se sublevó violento;
todo lo que hubo en ti de grande
rodó con brusco estrépito

y en tu obra gozaron los verdugos;
y, de tu hazaña en premio,
a tus pies arrojaron la moneda;
a tu rostro el desprecio.

....

Si no apuraste ya, con firme pulso,
el porno de veneno;
si respiras aún, traidor... ¿Qué hiciste
de los treinta dineros?



Manuel de Zequeira

El novelero

-- de Manuel de Zequeira --

Diz que en un buque de marfil nevado,
fue Bonaparte con su dinastía,
navegando por golfos de ambrosía,
de marítimas ninfas halagado;

de gigantes centímanos guardado,
llegó a un castillo de cristal, do había
bombas de aljófar y su artillería
era de tubos de coral plateado.

Diz que batió con alas de zafiro,
y venció con morteros de diamante
mil perlas disparando en cada tiro,

¿Qué ríes, Corina, con traidor semblante?
pues no pienses que sueño ni deliro
que esto es ser novelero rimbombante.



Ignacio María de Acosta

A Cupido

-- de Ignacio María de Acosta --

Mira, traidor Cupido;
Mira, rapaz aleve
ya que mi mal te place
y mis tormentos quieres,
que no temo los tiros
de las saetas crueles
con que en el pecho triste
tan sin piedad me hieres.
Y si gustas burlarte
y atormentarme siempre;
hiere también a Elvira
y dos cautivos tienes.



Jorge Manrique

coplas por la muerte de su padre 7

-- de Jorge Manrique --

Ved de cuán poco valor
son las cosas tras que andamos
y corremos,
que en este mundo traidor,
aun primero que muramos
las perdamos:
de ellas deshace la edad,
de ellas casos desastrados
que acaecen,
de ellas, por su calidad,
en los más altos estados
desfallecen.
↑ Vean (español latinoamericano)
↑ infelices
↑ suceden
↑ debilitan



A un cortesano

-- de Dionisio de Solís --

Dicen que eres mudable, don Pepito,
que fuiste de Manolo cortesano,
soneteruelo del francés tirano
y de sus odres perennal mosquito;

que mudando de altar, de culto y rito
fuiste, tras esto, muratista insano
y, para postres, del Nerón hispano
semanalmente adorador contrito.

Pero no dicen bien; el pueblo miente,
ni menos hay razón por que afrentando
te esté, y traidor y apóstata te llame.

Antes en eso mismo que insolente
te echa Madrid en cara, estás mostrando
cuán firme has sido siempre en ser infame.



Emilio Bobadilla

Ah, la Historia

-- de Emilio Bobadilla --

¡La Historia...! Abro la Historia: delirante desfile
de crímenes, de intrigas, de relatos de guerras;
heroico al que de un golpe más hombres aniquile
y viole más mujeres y se robe más tierras.

Al que la paz propone o a la concordia induce,
cuatro tiros o al palo por traidor y cobarde;
honores, lauros, oro, al que a matar azuce
o en patriótica fiebre de latrocinios arde.

Retórica opulenta, tribunicios arranques,
sofismas y denuncias del odio y de la envidia
que en lagunas de púrpura convierten los estanques...

El déspota triunfante, vencido el inocente
y ambos al fin vencidos por la misma perfidia:
¡Robespierre asesino y Jesús impotente!



Emilio Bobadilla

Cosecha de cabezas

-- de Emilio Bobadilla --

Suena el clarín de guerra, y el labriego
por el fusil traidor trueca el arado,
y jura, por el odio exasperado,
la patria defender a sangre y fuego.

Pasan los trenes llenos de forraje,
de cañones, de víveres y balas,
y de su ardor la soldadesca en alas
ni siquiera se fija en el paisaje.

Huyen al bosque bueyes y caballos
revueltos con las locas muchedumbres;
hace callar la pólvora a los gallos;

hacínanse en los huertos las malezas,
y a la verde cosecha de legumbres
sucede la cosecha de cabezas...



Pedro Calderón de la Barca

Aurelio

-- de Pedro Calderón de la Barca --

«Licio, ¿la obstinación de tu porfía,
mariposa solícita del daño,
morir quiere a la luz del desengaño?
Tuyo es la culpa, la obediencia mía.

Mucho fía de sí quien de sí fía.
Sabe que Lisis con traidor engaño
memorias ya de un año y otro año
en los olvidos sepultó de un día.»

«¡Oh cuánto avaro está el dolor contigo,
pues aún la queja no se atreve a dalla
de mí, de Lisis, ni de ti tampoco!

Que tú celoso, ella mujer, yo amigo,
nos halla disculpados, pues nos halla
a mí fiel, a ella fácil, y a ti loco.»



Juan Bautista Arriaza

Soñaba yo

-- de Juan Bautista Arriaza --

Soñaba yo; y en lecho damasquino
una hermosa matrona vi dormida
y entre su misma prole acometida
por un tirano y pérfido Tarquino.

En vano intentan del fatal destino
sus hijos redimir a la afligida;
que ellos sin armas luchan por su vida,
y armado estaba el bárbaro asesino.

Ya el traidor casi su maldad corona;
cuando junto a las márgenes del Duero
se alza un hijo de Marte y de Belona:

Vuela, llega, derriba al monstruo fiero;
y era la Iberia la infeliz matrona,
y era Wellington el audaz guerrero.



Juan de Arguijo

Ariadna

-- de Juan de Arguijo --

«¿A quién me quejaré del cruel engaño,
Arboles mudos, en mi triste duelo?
¡Sordo mar! ¡Tierra extraña! ¡Nuevo cielo!
¡Fingido amor! ¡Costoso desengaño!

»Huyó el pérfido autor de tanto daño,
Y quedé sola en peregrino suelo,
Do no espero á mis lágrimas consuelo;
Que no permite alivio mal tamaño.

»Dioses, si entre vosotros hizo alguno
De un desamor ingrato amarga prueba,
Vengadme, os ruego, del traidor Teseo.»

Tal se queja Ariadna en importuno
Lamento al cielo, y entre tanto lleva
El mar su llanto, el viento su deseo.



Félix María Samaniego

La melindrosa

-- de Félix María Samaniego --

Señor don Juan, quedito, que me enfado.
¿Besar la cara? Es mucho atrevimiento.
¿Abrazos? ¡Ay Jesús!, no lo consiento.
¿Cosquillas? No las hay por ese lado.

¿Remangarme? ¡Ay, Juanito!, ¿y el pecado?
¡Qué malos sois los hombres!... Pasos siento.
¿No es nadie? Pues, bien, vaya en un momento;
mas ¡cuidado!, no venga algún criado.

¡Jesús!, que loca soy! ¡Quién lo diría
que con un hombre yo!... ¿Cómo cristiana?,
que ya de puro gusto... ¡Ay, alma mía!

¡Traidor, déjame, vete...!, ¿Aún tienes gana?
Pues cuando tú lo logres otro día...
Pero, Juanito, ¿volverás mañana?



Gutierre de Cetina

con la casta virtud vive abrazado

-- de Gutierre de Cetina --

A amor con traje honesto y peregrino;
venía el traidor al parecer benigno,
mas para hacer mal, más obstinado.
Traía el arco todavía al lado,
y con el gusto aún no ha perdido el tino;
para mi pecho enderezó el camino,
mostrándose de herir muy descuidado.
Yo sin temor de la cruel tormenta,
por verle alegre no curé ampararme,
que la virtud me aseguró del daño.
Ella después me hizo más afrenta,
y dio la flecha a amor para matarme,
y amor con ella ejecutó su engaño.



Al Alambra

-- de El Solitario --

Contempla, pasajero, la morada
que el árabe a su gloria alzó triunfante;
cómo la tiempo se rinde vacilante
su magnífica mole ya cascada.

La altivez de sus torres humillada,
de escombros llenó el pórtico arrogante,
y sin su azul el artesón brillante,
anuncia muerte al ánima angustiada.

Contempla bien cual queda sin colores
el morisco relieve y paramento,
borradas ya sus cifras y sus flores.

Míralo bien, que a paso menos lento,
el tiempo a ti también entre dolores,
traidor te acerca el último momento.



Tomás de Iriarte

Metiose Amor a boticario un día

-- de Tomás de Iriarte --

Metiose Amor a boticario un día,
bella Orminta, y compuso una receta
para curar a un mísero poeta
que herido de sus flechas padecía.

Mezcló la leche, el néctar, la ambrosía,
la azucena, la rosa y la violeta;
el metal rubio del primer planeta,
el coral y las perlas que el mar cría.

Pero salió el remedio tan ardiente
como la misma fragua de Vulcano;
erró el traidor la dosis ciertamente;

sobre todo de sal cargó la mano;
enconose la herida de repente,
y no espero en mi vida verme sano.



Antonio Ros de Olano

El conde don Julián

-- de Antonio Ros de Olano --

Dentro el alcázar de doblado muro,
frontero al campo de Tarik, leía
en letra de Florinda, y repetía,
aún de sus mismos ojos mal seguro:

«Cerró mi boca con su labio impuro...
¡Hembra débil, su fuerza me oprimía!
Por vos fiada a quien su guarda os fía,
mi afrenta acusa al forzador perjuro...»

Y, al sacudir la gótica melena,
león que yerra el salto carnicero,
subió al adarbe, descolló en la almena;

Padre ofendido, desciñó el acero;
tendió la puente; y la cristiana arena
manchó la planta del traidor primero.



Anónimo

Buen Conde Fernán González...

-- de Anónimo --

-Buen conde Fernán González,
el rey envía por vos,
que vayades a las cortes
que se hacían en León;
que si vos allá vais, conde,
daros han buen galardón:
daros ha a Palenzuela
y a Palencia la mayor,
daros ha a las nueve villas,
con ellas a Carrión,
daros ha a Torquemada,
la torre de Mormojón.
Buen conde, si allá no ides
daros hían por traidor.
Allí respondiera el conde
y dijera esta razón:
-Mensajero eres, amigo,
no mereces culpa, no;
yo no he miedo al rey,
ni a cuantos con él son.
Villas y castillos tengo,
todos a mi mandar son;
de ellos me dejó mi padre,
de ellos me ganara yo;
los que me dejó el mi padre
poblélos de ricos hombres,
las que me ganara yo
poblélas de labradores;
quien no tenía más que un buey
dábale otro, que eran dos,
al que casaba su hija
dole yo muy rico don;
cada día que amanece
por mí hacen oración,
no la hacían por el rey,
que no lo merece, non,
él les puso muchos pechos
y quitáraselos yo.



Anónimo

Seducción de la Cava

-- de Anónimo --

Amores trata Rodrigo,
descubierto ha su cuidado;
a la Cava se lo dice
de quien anda enamorado;
-Mira, Cava; mira, Cava;
mira, Cava, que te hablo;
darte he yo mi corazón
y estaría a tu mandado.
La Cava, como es discreta,
a burlas lo habla echado;
respondió muy mesurada
y el gesto muy abajado:
-Como lo dice tu alteza,
debe estar de mí burlando;
no me lo mande tu alteza,
que perdería gran ditado.
Don Rodrigo le responde
que conceda en lo rogado.
Ella hincada de rodillas,
él estala enamorando;
sacándole está aradores
de las sus jarifas manos.
Fuese el rey dormir la siesta,
por la Cava había enviado;
cumplió el rey su voluntad
más por fuerza que por grado,
por lo cual se perdió España
por aquel tan gran pecado.
La malvada de la Cava
a su padre lo ha contado.
Don Julián, que es traidor,
con los moros se ha concertado
que destruyen España
por le haber así injuriado.



Miguel de Cervantes

Busco en la muerte la vida

-- de Miguel de Cervantes --

Busco en la muerte la vida,
salud en la enfermedad,
en la prisión libertad,
en lo cerrado salida
y en el traidor lealtad.
Pero mi suerte, de quien
jamás espero algún bien,
con el cielo ha estatuido,
que, pues lo imposible pido,
lo posible aún no me den.



Juan Meléndez Valdés

La humilde reconvención

-- de Juan Meléndez Valdés --

Dame, traidor Aminta, y jamás sea
tu cándida Amarili desdeñosa,
la guirnalda de flores olorosa
que a mis sienes ciñó la tierra Alcea.

¡Ay!, dámela, cruel; y si aún desea
tomar venganza tu pasión celosa,
he aquí de mi manada una amorosa
cordera; en torno fenecer la vea.

¡Ay!, dámela, no tardes, que el precioso
cabello ornó de la pastora mía,
muy más que el oro del Ofir luciente,

cuando cantando en ademán gracioso
y halagüeño mirar, merecí un día
ceñir con ella su serena frente.



Juan Ruiz Arcipreste de Hita

libro de buen amor 12

-- de Juan Ruiz Arcipreste de Hita --

Mis ojos no verán lus
pues perdido he a crus.
Crus crusada, panadera,
tomé por entendedera,
tomé senda por carrera
como andalús.
Coydando que la avría,
díxelo a fernand garçía
que troxiese la pletesía
et fuese pleytés e dus.
Díxome que l' plasía de grado
e físose de la crus privado,
a mí dio rumiar salvado
él comió el pan más dus.
Prometiol' por mi consejo
trigo que tenía añejo,
et presentol' un conejo
el traidor falso marfús.
Dios confonda mensajero
tan presto e tan ligero:
non medre dios tal conejero,
que la caça ansí adús.
Quando la crus veía, yo siempre me omillava,
santiguábame a ella do quier que la fallava,
el compaño de çerca en la crus adorava,
del mal de la crusada yo non me reguardava.
Del escolar goloso compañero de cucaña
fise esta otra trova, non vos sea estraña,
ca de ante nin después non fallé en españa
quien ansí me fesiese de escarnio magadaña.
Lt;lt;lt;
índice de la obra
gt;gt;gt;



Francisco de Quevedo

parnaso español 12

-- de Francisco de Quevedo --

En dar al robador de europa muerte,
de quien eres señor, monarca ibero,
al ladrón te mostraste justiciero
y al traidor a su rey castigo fuerte.
Sepa aquel animal que tuvo suerte
de ser disfraz a júpiter severo,
que es el león de españa el verdadero,
pues de áfrica el cobarde se lo advierte.
No castigó tu diestra la victoria,
ni dio satisfacción al vencimiento:
diste al uno consuelo, al otro gloria.
Escribirá con luz el firmamento
duplicada señal, para memoria,
en los dos, de tu acierto y su escarmiento.



Francisco de Quevedo

las tres musas últimas castellanas 95

-- de Francisco de Quevedo --

Vinagre y hiel para sus labios pide,
y perdón para el pueblo que le hiere:
que como sólo por que viva, muere,
con su inmensa piedad sus culpas mide.
Señor que al que le deja no despide,
que al siervo vil que le aborrece quiere,
que porque su traidor no desespere,
a llamarle su amigo se comide,
ya no deja ignorancia al pueblo hebreo
de que es hijo de dios, si, agonizando,
hace de amor, por su dureza, empleo.
Quien por sus enemigos, expirando,
pide perdón, mejor en tal deseo
mostró ser dios, que el sol y el mar bramando.



José Martí

rosilla nueva

-- de José Martí --

¡traidor! con qué arma de oro
me has cautivado?
pues yo tengo coraza
de hierro áspero.
Hiela el dolor: el pecho
trueca en peñasco.
Y así como la nieve,
del sol al blando
rayo, suelta el magnífico
manto plateado,
y salta el hilo alegre
al valle pálido,
y las rosillas nuevas
riega magnánimo;
así, guerrero fúlgido,
roto a tu paso,
humildoso y alegre
rueda el peñasco;
y cual lebrel sumiso
busca saltando
a la rosilla nueva
del valle pálido.



José Martí

yo quiero salir del mundo

-- de José Martí --

xxiii
yo quiero salir del mundo
por la puerta natural:
en un carro de hojas verdes
a morir me han de llevar.
No me pongan en lo oscuro
a morir como un traidor:
yo soy bueno, y como bueno
¡moriré de cara al sol!



Ramón de Campoamor

Excusas necias

-- de Ramón de Campoamor --

HACIA el nido de un cuervo
Sube un reptil protervo,
Que de otro manjar falto,
De huevos se apercibe;
Mas al dar el salto,
Creyendo al cuervo ausente, oyó: — «¿Quién vive?»

—«Perdone usted; no es nada
(Dijo con voz turbada);
El hallarme soñando
Mi indiscreción abone;
Pues llegué aquí rodando,
Mas desperté y me vuelvo: usted perdone».

— «¡Hola, traidor vecino!
(Dijo el cuervo ladino),
¿Cuando el sueño te priva.
Sin costarte trabajo
Te ruedas hacia arriba?
Pues a ver cómo ruedas hacia abajo».

Y remontando el vuelo
Lo suelta desde el cielo,
Por más que ya difunto
El reptil lo rehúsa;
Y ¡plaf! reventó al punto.
¡Digno castigo de su necia excusa!

Campoamor.



Roque Dalton García

y sin embargo, amor

-- de Roque Dalton García --

y sin embargo, amor, a través de laslágrimas,
yo sabía que al fin iba a quedarme
desnudo en la ribera de la risa.
Aquí,
hoy,
digo:
siempre recordaré tu desnudez en mis manos,
tu olor a disfrutada madera de sándalo
clavada junto al sol de la mañana;
tu risa de muchacha,
o de arroyo,
o de pájaro;
tus manos largas y amantes
como un lirio traidor a sus antiguos colores;
tu voz,
tus ojos,
lo de abarcable en ti que entre mis pasos
pensaba sostener con las palabras.
Pero ya no habrá tiempo de llorar.
Ha terminado
la hora de la ceniza para mi corazón.
Hace frío sin ti,
pero se vive.



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Ariiba