Buscar Poemas con Tragedia


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Se han encontrado 11 poemas con la palabra tragedia

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César Vallejo

Ascuas

-- de César Vallejo --

Para Domingo Parra del Riego

Luciré para Tilia, en la tragedia,
mis estrofas en ópimos racimos;
sangrará cada fruta melodiosa,
como un sol funeral, lúgubres vinos.
Tilia tendrá la cruz
que en la hora final será de luz!

Prenderé para Tilia, en la tragedia,
la gota de fragor que hay en mis labios;
y el labio, al encresparse para el beso,
se partirá en cien pétalos sagrados.
Tilia tendrá el puñal,
el puñal floricida y auroral!

Ya en la sombra, heroína, intacta y mártir,
tendrás bajo tus plantas a la Vida;
mientras veles, rezando mis estrofas,
mi testa, como una hostia en sangre tinta!
Y en un lirio, voraz,
mi sangre, como un virus, beberás!

Poema Ascuas de César Vallejo con fondo de libro

Ramón María del Valle Inclán

rosa de llamas

-- de Ramón María del Valle Inclán --

Ráfagas de ocaso, dunas escampadas.
La luz y la sombra gladiando en el monte:
tragedia de rojas espadas
y alados mancebos, sobre el horizonte.

La culebra de un sendero tenebroso,
la sombra lejana de uno que camina,
en medio del yermo el perro rabioso,
terrible el gañido de su sed canina.

¡Venteaban los canes de la duna ascética
la sombra sombría del que va sin bienes,
alma en combate, la expresión frenética,
un ramo de venas saltante en las sienes!

lóbrega su estrella le alumbra el sendero
con un torbellino de acciones y ciencias:
las torvas blasfemias por pan justiciero,
y las utopías de nuevas conciencias.

Ráfagas de ocaso, dunas escampadas,
la luz y la sombra gladiando en el monte:
mítica tragedia de rojas espadas
y alados mancebos, sobre el horizonte.

Poema rosa de llamas de Ramón María del Valle Inclán con fondo de libro

Emilio Bobadilla

Cuadro lúgubre

-- de Emilio Bobadilla --

Las frutas amarillas de los árboles cuelgan;
el oro de los trigos llamea en la llanura;
los arados, las tierras estériles no amelgan;
y cual torrente invade los valles la espesura.

Los barcos en la orilla del río cabecean,
el velamen plegado, los remos inactivos;
las chozas solitarias, al despertar, no humean.
Es un mundo de muertos con andares de vivos.

Su curva plañidera de tarde en tarde el gallo
sobre el paisaje alarga, cual soñolienta cinta.
Por los campos no ambula ni un hombre, ni un caballo,

¡Es la guerra, es la guerra! ¡Mientras todo solloza,
bajo una luna en olas de sangre humana tinta,
el hombre en fratricida tragedia se destroza!

Poema Cuadro lúgubre de Emilio Bobadilla con fondo de libro

Teófilo V. Méndez Ramos

No te inquietes

-- de Teófilo V. Méndez Ramos --

No te inquietes, la vida tiene raros misterios,
que llenan de pavor nuestras almas ingenuas;
no te inquietes, la estrella más lejana es hermana
del artista, que sufre el torturado enigma.

No te angusties, aprende del árbol solitario
a adquirir la tragedia de infinito mutismo;
portando en tu cerebro luminosas ideas;
refulgentes marañas, llegaras a ser cuerdo.

Si acaso fatal sino te tiene condenado
a soportar el fardo de la vida pensante,
opta por dos caminos: prosigue torturándote,
o permite a tu cuerpo ser pasto del gusano.



Antonio Machado

Mi bufón

-- de Antonio Machado --

El demonio de mis sueños
ríe con sus labios rojos,
sus negros y vivos ojos,
sus dientes finos, pequeños.
Y jovial y picaresco
se lanza a un baile grotesco,
luciendo el cuerpo deforme
y su enorme
joroba. Es feo y barbudo,
y chiquitín y panzudo.
Yo no sé por qué razón,
de mi tragedia, bufón,
te ríes... Mas tú eres vivo
por tu danzar sin motivo.



Medardo Ángel Silva

Palabras de otoño

-- de Medardo Ángel Silva --

A Miguel Ángel Barona

Guárdate tus sonrisas: mi corazón hastiado,
como fruto en sazón, a la tierra se inclina;
la senda ha sido larga, amiga: estoy cansado,
y quisiera gozar de mi hora vespertina.

Odio aquellos amores de folletín: mi herida
no mendiga limosnas de piedades ajenas.
Yo tengo una tragedia, y se llama Mi vida:
para escribirla usé la sangre de mis venas.

Mi otoño anticipado me vuelve reflexivo;
me encuentras casi triste, sereno, pensativo;
no siento las delicias del flirt, es la verdad.

Mi espíritu se orienta hacia la eterna aurora,
hasta que la clepsidra de Dios anuncie la hora
de ser con mi Señor para la eternidad.



Miguel Unamuno

A Clarín

-- de Miguel Unamuno --

Dios te guarde bufón de la tragedia,
tú que yeldas el llanto con la risa;
cuando la muerte al corazón asedia
la frente nos enjuga fresca brisa,

tu alegre aliento que el pesar remedia
siquiera por un rato y en tal guisa
cabe vivir, pues que sin tí la acedia
acabaría con el alma á prisa.



Miguel Unamuno

Sin historia

-- de Miguel Unamuno --

En los tiempos de paz y en los de guerra
desde esa cumbre vió secular haya
con terquedá en el valle férrea laya
mover y remover la ingrata tierra,

á la que ablandan aguas de la sierra,
mientras las rocas triturando en playa
bramaba el mar del golfo de Vizcaya
que una tragedia en cada ola encierra.



Miguel Unamuno

El armador aquel

-- de Miguel Unamuno --

El armador aquel de casas rústicas
habló desde la barca:
ellos, sobre la grava de la orilla,
él flotando en las aguas.

Y la brisa del lago recogía
de su boca parábolas
ojos que ven, oídos que oyen gozan
de bienaventuranza.

Recién nacían por el aire claro
las semillas aladas,
el Sol las revestía con sus rayos,
la brisa las cunaba.

Hasta que al fin cayeron en un libro,
¡ay tragedia del alma!:
ellos tumbados en la grava seca,
y él flotando en el agua.



Julio Flórez

Todo nos llega tarde

-- de Julio Flórez --

Poem

Todo nos llega tarde... ¡Hasta la muerte! Nunca se satisface ni alcanza la dulce posesión de una esperanza cuando el deseo acósanos más fuerte.

Todo puede llegar: pero se advierte que todo llega tarde: la bonanza, después de la tragedia: la alabanza cuando ya está la inspiración inerte.

La justicia nos muestra su balanza cuando su siglos en la Historia vierte el Tiempo mudo que en el orbe avanza;

Y la gloria, esa ninfa de la suerte, solo en las sepulturas danza. Todo nos llega tarde... ¡Hasta la muerte!



Francisco Villaespesa

drama eterno

-- de Francisco Villaespesa --

¡la tragedia es vulgar por lo sencilla!
una breve disputa acalorada:
la sangre que se agolpa a la mejilla
y que de pronto nubla la mirada.
Un grito: un arma que en el aire brilla;
y una mujer que rueda ensangrentada,
partido el corazón por la cuchilla,
por una tremebunda puñalada.
Yo miré al criminal enloquecido
de rodillas, besando el rostro ciego
donde la muerte su pavor retrata...
Siempre así es el amor, será y ha sido:
mata de celos y de un golpe, y luego
besa y besa, llorando lo que mata.



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