Buscar Poemas con Toqué


  ·En el buscador de poemas puedes encontrar entre más de doce mil poemas todos aquellos que contienen las palabras de búsqueda. Los poemas forman parte de la antología poética de los 344 poetas más importantes en lengua Española de todos los tiempo. Puedes elegir entre dos tipos de búsqueda:
  ·Buscar entre todos los poemas los que contienen las palabras de la búsqueda.
  ·Buscar sólo los poemas cortos -aquellos que tienen 8 versos o menos- que coinciden con el criterio de búsqueda.

Se han encontrado 6 poemas con la palabra toqué

Si lo prefieres puedes ver sólo los poemas cortos, aquellos que tienen ocho versos o menos aquí

Pablo Neruda

soneto xxii cien sonetos de amor (1959) mañana

-- de Pablo Neruda --

Soneto xxii
cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo,
sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura,
en regiones contrarias, en un mediodía quemante:
eras sólo el aroma de los cereales que amo.
Tal vez te vi, te supuse al pasar levantando una copa
en angol, a la luz de la luna de junio,
o eras tú la cintura de aquella guitarra
que toqué en las tinieblas y sonó como el mar desmedido.
Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria.
En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato.
Pero yo ya sabía cómo era. De pronto
mientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida:
frente a mis ojos estabas, reinándome, y reinas.
Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino.

Poema soneto xxii   cien sonetos de amor (1959) mañana de Pablo Neruda con fondo de libro

César Vallejo

panteón

-- de César Vallejo --

He visto ayer sonidos generales,
mortuoriamente,
puntualmente alejarse,
cuando oí desprenderse del ocaso
tristemente,
exactamente un arco, un arcoíris.
Vi el tiempo generoso del minuto,
infinitamente
atado locamente al tiempo grande,
pues que estaba la hora
suavemente,
premiosamente henchida de dos horas.
Dejóse comprender, llamar, la tierra
terrenalmente;
negóse brutalmente, así a mi historia,
y si vi, que me escuchen, pues, en bloque,
si toqué esta mecánica, que vean
lentamente,
despacio, vorazmente, mis tinieblas.
Y si vi en la lesión de la respuesta,
claramente,
la lesión mentalmente de la incógnita,
si escuché, si pensé en mis ventanillas
nasales, funerales, temporales,
fraternalmente,
piadosamente echadme a los filósofos.
Mas no más inflexión precipitada
en canto llano, y no más
el hueso colorado, el son del alma
tristemente
erguida ecuestremente en mi espinazo,
ya que, en suma, la vida es
implacablemente,
imparcialmente horrible, estoy seguro.

Poema panteón de César Vallejo con fondo de libro

Pablo Neruda

soneto xxx cien sonetos de amor (1959) mañana

-- de Pablo Neruda --

Tienes del archipiélago las hebras del alerce,
la carne trabajada por los siglos del tiempo,
venas que conocieron el mar de las maderas,
sangre verde caída de cielo a la memoria.
Nadie recogerá mi corazón perdido
entre tantas raíces, en la amarga frescura
del sol multiplicado por la furia del agua,
allí vive la sombra que no viaja conmigo.
Por eso tú saliste del sur como una isla
poblada y coronada por plumas y maderas
y yo sentí el aroma de los bosques errantes,
hallé la miel oscura que conocí en la selva,
y toqué en tus caderas los pétalos sombríos
que nacieron conmigo y construyeron mi alma.

Poema soneto xxx   cien sonetos de amor (1959) mañana de Pablo Neruda con fondo de libro

José Tomás de Cuellar

La amistad

-- de José Tomás de Cuellar --

BAJÉ á la tierra un día
Para unir á las almas,
Doliéndome en la mía
El odio, dueño de la humana grey.

Toqué de puerta en puerta,
Pero nadie me abría;
De frío estaba yerta,
Y sola, y no me pude guarecer.

Oí gritar mi nombre
Y me acerqué al momento;
Juraba por mí un hombre,
Pero ese hombre jamas me conoció.



La culpa es mía

-- de Vicenta Castro Cambón --

PARECIÓME sentir que me llamaban.
No me engañaba: era una voz divina
la que mi alma escuchó; guiada por ella
llegué a un rosal: de aquel rosal venía.
Toqué una flor, mas, antes que sus pétalos
encontraron mis manos las espinas
que en mi carne clavándose quedaron
por gotas de mi sangre humedecidas.
¿Fué traición de la rosa? No. Las rosas
no saben de traición ni de perfidia,
las rosas del rosal, las rosas bellas,
que hablarme saben con su voz divina,
al alma y no a las manos de la ciega
llaman. Me hirió el rosal... La culpa es mía.



José Martí

la copa envenenada

-- de José Martí --

¡desque toqué, señora, vuestra mano
blanca y desnuda en la brillante fiesta,
en el fiel corazón intento en vano
los ecos apagar de aquella orquesta!
del vals asolador la nota impura
que en sus brazos de llama suspendidos
rauda os llevaba al corazón sin cura,
repítenla amorosos mis oídos.
Y cuanto acorde vago y murmurío
ofrece al alma audaz la tierra bella,
fíngelos el espíritu sombrío
tenue cambiante de la nota aquella.
¡Óigola sin cesar! al brillo, ciego,
en mi torno la miro vagarosa
mover con lento son alas de fuego
y mi frente a ceñir tenderse ansiosa.
¡Oh! mi trémula mano bien sabría
al aire hurtar la alada nota hirviente
y, con arte de dulce hechicería,
colgando adelfas a la copa ardiente,
en mis sedientos brazos desmayada
daros, señora, matador perfume:
mas yo apuro la copa envenenada
y en mí acaba el amor que me consume.
4 De marzo.



© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba