Buscar Poemas con Terso


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Se han encontrado 14 poemas con la palabra terso

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Manuel de Zequeira

Epigramas (Zequeira)

-- de Manuel de Zequeira --

Como suele en viva llama
Pronto arder la Mariposa;
Así la vista curiosa
Se quema en un epigrama:
Y si es el estilo terso,
Claro y lleno de alusiones,
Puedan bien cuatro renglones
Incendiar el Universo.

Poema Epigramas (Zequeira) de Manuel de Zequeira con fondo de libro

Javier del Granado

el lago

-- de Javier del Granado --

Sobre el terso cristal de malaquita
que aprisiona el soberbio panorama,
el carcaj de la aurora se derrama
y el bridón de los andes se encabrita.

Su ala de nieve la leyenda agita,
muerde las islas una roja llama,
y de la ola el sonoro pentagrama
el hachazo del viento decapita.

Sofrena el sol su cuadriga en el lago,
salpicando de lumbre los neveros,
y en el lomo de fuego del endriago.

Emergen de la bruma del pasado,
la sombra de los incas y guerreros,
bajo el palio de un cielo constelado.

Poema el lago de Javier del Granado con fondo de libro

Jorge Isaacs

Las hadas

-- de Jorge Isaacs --

Soñé vagar por bosques de palmeras
cuyos blondos plumajes, al hundir
su disco el Sol en las lejanas sierras,
cruzaban resplandores de rubí.

Del terso lago se tiñó de rosa
la superficie límpida y azul,
y a sus orillas garzas y palomas
posábanse en los sauces y bambús.

Muda la tarde ante la noche muda
las gasas de su manto recogió;
del indo mar dormido en las espumas
la luna hallóla y a sus pies el sol.

Ven conmigo a vagar bajo las selvas
donde las Hadas templan mi laúd;
ellas me han dicho que conmigo sueñas,
que me harán inmortal si me amas tú.

Poema Las hadas de Jorge Isaacs con fondo de libro

Oliverio Girondo

a mí

-- de Oliverio Girondo --

A mí
los más oscuros estremecimientos a mí
entre las extremidades de la noche
los abandonos que crepitan
cuanto vino a mí acompañado
por los espejismos del deseo
lo enteramente terso en la penumbra
las crecidas menores ya con luna
aunque el ensueño ulule entre mandíbulas transitorias
las teclas que nos tocan hasta el hueso del grito
los caminos perdidos que se encuentran
bajo el follaje del llanto de la tierra
la esperanza que espera los trámites del trance
por mucho que se apoye en las coyunturas de lo fortuito
a mí a mí la plena íntegra bella a mí hórridavida



Pedro Salinas

la difícil

-- de Pedro Salinas --

En los extremos estás
de ti, por ellos te busco.
Amarte: ¡qué ir y venir
a ti misma de ti misma!
para dar contigo, cerca,
¡qué lejos habrá que ir!
amor: distancias, vaivén
sin parar.
En medio del camino, nada.
No, tu voz no, tu silencio.
Redondo, terso, sin quiebra,
como aire, las preguntas
apenas le rizan,
como piedras, las preguntas
en el fondo se las guarda.
Superficie del silencio
y yo mirándome en ella.
Nada, tu silencio, sí.
O todo tu grito, sí.
Afilado en el callar,
acero, rayo, saeta,
rasgador, desgarrador,
¡qué exactitud repentina
rompiendo al mundo la entraña,
y el fondo del mundo arriba,
donde él llega, fugacísimo!
todo, sí, tu grito, sí.
Pero tu voz no la quiero.



José Tomás de Cuellar

Visión celeste

-- de José Tomás de Cuellar --

¡QUÉ bella es! dulcísimos sus ojos,
Miradas de paloma...
La tez, como la aurora sonrosada
Que por Oriente asoma...
Como coral los labios, y la frente
Serena como el lago
Que no rizára nunca mansamente
De juguetonas brisas el halago...

Mórbido el seno, terso, alabastrino,
¡Nido de castidad, cuna tranquila
De la virtud; regazo
De adorable pudor! ¡Seno de angel
Sujeto al cielo por secreto lazo!

Desciende ya... Su luenga vestidura
Doblega ya las flores...



Vicente Aleixandre

a fray luis de león

-- de Vicente Aleixandre --

A fray luis de león
¿qué linfa esbelta, de los altos hielos
hija y sepulcro, sobre el haz silente
rompe sus fríos, vierte su corriente,
luces llevando, derramando cielos?
¿qué agua orquestas bajo los mansos celos
del aire, muda, funde su crujiente
espuma en anchas copias y consiente,
terso el diálogo, signo y luz gemelos?
la alta noche su copa sustantiva
árbol ilustre yergue a la bonanza,
total su crecimiento y ramas bellas.
Brisa joven de cielo, persuasiva,
su pompa abierta, desplegada, alcanza
largamente, y resuenan las estrellas.



Antonio Machado

Elegía de un madrigal

-- de Antonio Machado --

Recuerdo que una tarde de soledad y hastío,
¡oh tarde como tantas! , el alma mía era,
bajo el azul monótono, un ancho y terso río
que ni tenía un pobre juncal en su ribera.
¡Oh mundo sin encanto, sentimental inopia
que borra el misterioso azogue del cristal!
¡Oh el alma sin amores que el Universo copia
con un irremediable bostezo universal!
Quiso el poeta recordar a solas
las ondas bien amadas, la luz de los cabellos
que él llamaba en sus rimas rubias olas.
Leyó... La letra mata: no se acordaba de ellos...
Y un día—como tantos—, al aspirar un día
aromas de una rosa que en el rosal se abría,
brotó como una llama la luz de los cabellos
que él en sus madrigales llamaba rubias olas;
brotó, porque un aroma igual tuvieron ellos...
Y se alejó en silencio para llorar a solas.



Antonio Machado

Orillas del Duero II

-- de Antonio Machado --

Se ha asomado una cigüeña a lo alto del campanario.
Girando en torno a la torre y al caserón solitario,
ya las golondrinas chillan. Pasaron del blanco invierno,
de nevascas y ventiscas los crudos soplos de infierno.
Es una tibia mañana.
El sol calienta un poquito la pobre tierra soriana.
Pasados los verdes pinos,
casi azules, primavera
se ve brotar en los finos
chopos de la carretera
y del río. El Duero corre, terso y mudo, mansamente.
El campo parece, más que joven, adolescente.
Entre las hierbas alguna humilde flor ha nacido,
azul o blanca. ¡Belleza del campo apenas florido,
y mística primavera!
¡Chopos del camino blanco, álamos de la ribera,
espuma de la montaña
ante la azul lejanía,
sol del día, claro día!
¡Hermosa tierra de España!



Fernando de Herrera

Ardientes hebras do se ilustra el oro

-- de Fernando de Herrera --

Ardientes hebras do se ilustra el oro,
de celestial ambrosía rociado
tanto mi gloria sois y mi cuidado
cuanto sois del amor mayor tesoro,

luces que al estrellado y alto coro
prestáis el bello resplandor sagrado,
cuanto es Amor por vos más estimado
tanto humildemente os honro más y adoro.

Purpúreas rosas, perlas de Oriente,
marfil terso y angélica armonía,
cuanto os contemplo tanto en vos me inflamo

y cuanta pena el alma por vos siente
tanto es mayor valor y gloria mía,
y tanto os temo cuanto más os amo.



Fernando de Herrera

Qué bello nudo y fuerte me encadena

-- de Fernando de Herrera --

¿Qué bello nudo y fuerte me encadena
con tierno ardor, en quien amor airado
me enciende el corazón, y en un cuidado
duro y terrible siempre me enajena?

El oro que al Gange indo en su ancha vena
luciente orna, y en hebras dilatado,
con luengo cerco y terso ensortijado,
gentil corona en blanca frente ordena.

¡Oh vos, que al sol vencido, prestáis fuego,
en quien mi pensamiento no medroso
las alas metió libre, y perdió el vuelo!

Lazos que me estrecháis, mi pecho ciego
abrasad, porque en prez del mal penoso
segura mi fe rinda su recelo.



José de Espronceda

a

-- de José de Espronceda --

Marchitas ya las juveniles flores,
nublado el sol de la esperanza mía,
hora tras hora cuento y mi agonía
crecen y mi ansiedad y mis dolores.
Sobre terso cristal ricos colores,
pinta alegre tal vez mi fantasía,
cuando la triste realidad sombría
mancha el cristal y empaña sus fulgores.
Los ojos vuelvo en incesante anhelo,
y gira entorno indiferente el mundo,
y entorno gira indiferente el cielo.
A ti las quejas de mi mal profundo,
hermosa sin ventura, yo te envío:
mis versos son tu corazón y el mío.



José de Espronceda

A *** (Espronceda)

-- de José de Espronceda --

Marchitas ya las juveniles flores,
Nublado el sol de la esperanza mía,
Hora tras hora cuento y mi agonía
Crecen y mi ansiedad y mis dolores.

Sobre terso cristal ricos colores,
Pinta alegre tal vez mi fantasía,
Cuando la triste realidad sombría
Mancha el cristal y empaña sus fulgores.

Los ojos vuelvo en incesante anhelo,
Y gira entorno indiferente el mundo,
Y entorno gira indiferente el cielo.

A ti las quejas de mi mal profundo,
Hermosa sin ventura, yo te envío:
Mis versos son tu corazón y el mío.



Blanca Andreu

los labios impacientes de la noche te sanan mientras abren

-- de Blanca Andreu --

Los labios impacientes de la noche te sanan mientras abren el olor de la piedra
te conducen si acosan el alma de la piedra
si el tierno corazón mineral beben
es tu hora es la noche
así, dirás que te han robado como un vino novicio
y te harás piedra aguda como un líquido agudo
limpia como opio de oro
y serás tregua tuya
y alianza
así, dirás que la que es contigo y lleva un aire desigual a balanza entre estrellas
la idéntica más favorable
tu obra nocturna rara
es la que muestra sonrisa y griterío
palabras como estrellas
y escucha un piano terso como una estrella, estrellas.



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