Buscar Poemas con Tener


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Se han encontrado 78 poemas con la palabra tener

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Si os pesa de ser querida

-- de Gaspar Gil Polo --

Si os pesa de ser querida,
Yo no puedo no os querer,
Pesar habeis de tener
Mientras yo tuviere vida.

Sufrid que pueda quejarme,
Pues no sufro un tal tormento,
O cumplid vuestro contento
Con acabar de matarme.

Que segun sois descreida,
Y os ofende mi querer,
Pesar habeis de tener
Mientras yo tuviere vida.

Si pudiendo conosceros
Pudiera dejar de amaros,
Quisiera por no enojaros
Poder dejar de quereros;

Mas pues vos sereis querida
Mientras yo podré querer,
Pesar habeis de tener
Mientras yo tuviere vida.

Poema Si os pesa de ser querida de Gaspar Gil Polo con fondo de libro

Marilina Rébora

quién volviese a tener...

-- de Marilina Rébora --

Quién volviese a tener...
¡Quién volviese a tener, para que nos cubriera,
una madre de noche, los párpados febriles,
quién un rozar de labios en la frente sintiera
despejando el fantasma de temores pueriles!
¡quién tuviese, otra vez, sobre la cabecera
un rostro de ternura en pálidos marfiles
y quién bajo una mano que al fin nos bendijera
sintiese disipar las penas infantiles!
habría que tornar a la distante infancia
a los antiguos días de los alegres años,
esos tiempos de ayer en los que la fragancia
era toda de miel, bálsamo y ambrosía,
en los cuales la cura de los mayores daños
se lograba con sólo tu beso, madre mía!

Poema quién volviese a tener... de Marilina Rébora con fondo de libro

Lope de Vega

Josef, ¿cómo podrá tener gobierno

-- de Lope de Vega --

Josef, ¿cómo podrá tener gobierno
el tiempo, de quien Padre y lumbre ha sido,
si en los brazos tenéis al Sol dormido,
pues tiene vida por su curso eterno?
Aunque sois cuna de su cuerpo tierno
del alba virginal recién nacido,
despertalde, Joséf, si tanto olvido
no le disculpa vuestro amor paterno.
Mirad, que hasta los ángeles espanta
ver que se duerma el sol resplandeciente
en la misma sazón que se levanta.
Dejad, Josef, que su carrera intente,
porque desde el pesebre a la Cruz santa
es ir desde el Oriente al Occidente.

Poema Josef, ¿cómo podrá tener gobierno de Lope de Vega con fondo de libro

Manuel del Palacio

El mayor dolor

-- de Manuel del Palacio --

Coger sin sospecharlo un hierro ardiendo,
Estrenar unas botas apretadas,
Reñir con un inglés á bofetadas,
Andar uno ó dos años pretendiendo.

Hallarse frente á frente de un berrendo
Sin sentir en la yerba sus pisadas,
tener cuatro carreras acabadas
Y no poder vivir sino pidiendo.

Pasar entre beatos por hereje,
Amar la libertad y ser soldado,
Y tener por rival quien nos protege,

Disgustos son que al hombre dan enfado;
Mas ¿qué disgusto habrá que se asemeje
Al disgusto de amar sin ser amado?



Jorge Manrique

canción no tardes, muerte, que muero

-- de Jorge Manrique --

I
no tardes, muerte, que muero;
ven, porque viva contigo;
quiéreme, pues que te quiero,
que con tu venida espero
no tener guerra conmigo.
Ii
remedio de alegre vida
no lo hay por ningún medio,
porque mi grave herida
es de tal parte venida,
que eres tú sola remedio.
Ven aquí, pues, ya que muero;
búscame, pues que te sigo:
quiéreme, pues que te quiero,
y con tu venida espero
no tener vida conmigo.



Pedro Soto de Rojas

Quejas disculpadas

-- de Pedro Soto de Rojas --

Del áspero segur la seca rama
se querella, si al fuego la condena;
la blanca vela, de la parda entena,
si su tesoro el Aquilón derrama;

si al coral falta su cerúlea cama,
se altera endurecido en tierra ajena;
el mal seguro leño en mar serena,
gimiendo, al monstruo que le rige infama.

Éstos se quejan sin tener sentido,
sin tener vida: pues que vivo, y siento
fuego en mi pecho, mares en mis ojos,

la boca en aire y a la tierra asido,
portentoso de amor soy vencimiento.
Deja, Fénix, que sienta mis enojos.



José María Gabriel y Galán

El amo

-- de José María Gabriel y Galán --

En el nombre de Dios que las abriera,
cierro las puertas del hogar paterno,
que es cerrarle a mi vida un horizonte
y a dios cerrarle un templo.

Es preciso tener alma de roca,
sangre de hiena y corazón de acero,
para dar este adiós que en la garganta
se me detiene al bosquejarlo el pecho.

Es preciso tener labios de mártir
para acercarse a ellos
la hiel del cáliz que en mi mano trémula
con ojos turbio esperando veo.

Ya está solo el hogar. Mis patriarcas
uno en pos de otro del hogar salieron.

Me los vino a buscar Cristo amoroso
con los brazos abiertos...



Gabino Alejandro Carriedo

soneto de la mujer gorda

-- de Gabino Alejandro Carriedo --

Perfil de cama tienes, mujer hueca.
¡Qué lástima tener perfil de vaca!
estás más gorda cuanto más destaca
tu empecatada mole de ama seca.
No saques el perfil de hilo de rueca,
más bien tu enorme culo de oca saca;
saca ese saco de tu cuerpo, paca,
trueca la oscura roca de tu peca.
No peca quien se obceca un poco y toca
boca con mueca donde cuelga el moco
que abre la saca loca del tabaco.
¡Tu empecatada mole de acre foca!
¡qué lástima tener perfil de coco,
mujer de cama hueca o hueco saco!



Anónimo

Romance de la buena hija

-- de Anónimo --

Paseábase el buen conde
todo lleno de pesar,
cuentas negras en sus manos
do suele siempre rezar,
palabras tristes diciendo,
palabras para llorar:
-Véoos, hija, crecida,
y en edad para casar;
el mayor dolor que siento
es no tener que os dar.
-Calledes, padre, calledes,
no debéis tener pesar,
que quien buena hija tiene
rico se debe llamar,
y el que mala la tenía
viva la puede enterrar,
pues amengua su linaje
que no debiera amenguar,
y yo, si no me casare,
en religión puedo entrar.



Roberto Juarroz

no debiera ser posible

-- de Roberto Juarroz --

No debiera ser posible
dormirse sin tener cerca
una voz para poderse despertar.
No debiera ser posible
dormirse sin tener cerca
la propia voz para poderse despertar.
No debiera ser posible
dormirse sin despertar
en el momento justo en que el sueño se encuentra
con esos ojos abiertos
que ya no necesitan dormir más.



Alberti

EN EL DÍA DE SU MUERTE A MANO ARMADA

-- de Alberti --

Decidme de una vez si no fue alegre todo aquello
5 x 5 entonces no eran todavía 25
ni el alba había pensado en la negra existencia de los malos cuchillos.
Yo te juro a la luna no ser cocinero,
tú me juras a la luna no ser cocinera,
él nos jura a la luna no ser siquiera humo de tan tristísima cocina.
¿Quién ha muerto?
La oca está arrepentida de ser pato,
el gorrión de ser profesor de lengua china,
el gallo de ser hombre,
yo de tener talento y admirar lo desgraciada
que suele ser en el invierno la suela de un zapato.
A una reina se le ha perdido su corona,
a un presidente de república su sombrero,
a mí...
Creo que a mí no se me ha perdido nada,
que a mí nunca se me ha perdido nada,
que a mí...
¿Qué quiere decir buenos días?



Alberto Lista

La envidia

-- de Alberto Lista --

Dulce es a la codicia cuanto alcanza
doblar el oro inútil, que ha escondido;
sin tener otro afán, ni por sentido,
meditar ya el placer, ya la esperanza.

Dulce es también a la feroz venganza,
que no obedece al tiempo ni al olvido,
los sedientos rencores que ha sufrido
apagar entre el fuego y la matanza.

A un bien aspira todo vicio humano;
teñida en sangre, la ambición impía
sueña en el mando y el laurel glorioso.

Sola tú, envidia horrenda, monstruo insano,
ni conoces ni esperas la alegría;
que ¿dónde irás que no haya un venturoso?



Alfonsina Storni

Balada arrítmica para un viajero

-- de Alfonsina Storni --

Yo tenía un amor,
un amor pequeñito,
y mi amor se ha ido.
Feliz viaje, mi amor, feliz viaje!

No era muy grande mi amor:
no era muy alto;
nunca lo vi en traje de baño;
pero debía tener un cuerpo
parecido al de Suárez.
Mejor dicho, al de Dempsey.

Tampoco era un genio;
se reía siempre, eso sí;
le gustaban los árboles;



Lope de Vega

Amor por ese sol divino jura

-- de Lope de Vega --

Amor por ese sol divino jura,
siendo negro color vuestros despojos,
quizá por luto, más que por enojos,
de muchos que mató vuestra hermosura.

Ojos, que un negro túmulo procura
al alma que de vos tuviere antojos;
tal fuera mi ventura, hermosos ojos,
que yo quiero tener negra ventura.

Ojos, no me guardé, que por honrados,
mirándoos de color negro vestidos,
fuistes de mis sospechas estimados.

Robásteme por eso los sentidos,
pero también quedastes engañados,
pues fuistes en el hurto conocidos.



Lope de Vega

¡Ay cuantas horas de contento llenas

-- de Lope de Vega --

¡Ay cuántas horas de contento llenas
pensé tener, oh alegre prado mío!
mas, ¡quién se gobernó por desvarío
que las gozase de menguante ajenas?

Nazcan en vos claveles y azucenas
al seco fin del sagitario frío,
pues que pasaste del olvido el río,
volviendo en gloria un Ángel vuestras penas.

Que estén tan juntos una vega y prado,
yo en nieve y vos en flor, ¿a quién no ofende?
¡oh qué distinto, aunque es un propio estado!

¿Mas qué milagro, si su margen tiende
de aquellos pies angélicos pisado,
y que me hiele a mí quien no me enciende?



Lope de Vega

Circe, que de hombre en piedra me transforma

-- de Lope de Vega --

Circe, que de hombre en piedra me transforma,
quiere, o lo quieren los contrarios cielos,
que viva ausente, sin matarme celos,
cosa imposible si de amor se informa.

Tanto el temor con el amor conforma
que era pedir centellas a los hielos
estar ausente y no tener recelos
aun a la sombra que el pensarlos forma.

Al contrario presente aunque atrevido,
bien puede hacer un hombre resistencia,
mas no cuando a traición otro le enviste.

Los celos por los ojos me han venido,
pero por las espaldas el ausencia,
y lo que no se ve no se resiste.



Lope de Vega

Cuando el mejor planeta en el diluvio

-- de Lope de Vega --

Cuando el mejor planeta en el diluvio
templa de Etna y volcán la ardiente fragua,
y el mar pasado el límite desagua,
encarcelando al sol dorado y rubio;

Cuando cuelgan del Cáucaso y Vesubio
mil cuerpos entre verdes ovas y agua,
cuando balas de nieve y rayos fragua,
y el Gange se juntó con el Danubio;

cuando el tiempo perdió su mismo estilo
y el infierno pensó tener sosiego
y excedió sus pirámides el Nilo;

cuando el mundo quedó turbado y ciego,
¿dónde estabas, Amor, cuál fue tu asilo,
que en tantas aguas se escapó tu fuego?



Lope de Vega

Cuando pensé que mi tormento esquivo

-- de Lope de Vega --

Cuando pensé que mi tormento esquivo
hiciera fin, comienza mi tormento,
y allí donde pensé tener contento,
allí sin él, desesperado vivo.

Donde enviaba por el verde olivo,
me trujo sangre el triste pensamiento;
los bienes que pensé gozar de asiento
huyeron más que el aire fugitivo.

Cuitado yo, que la enemiga mía,
ya de tibieza en hielo se deshace,
ya de mi fuego se consume y arde.

Yo he de morir, y ya se acerca el día:
que el mal en mi salud su curso hace,
y, cuando llega el bien, es poco y tarde.



Lope de Vega

El ánimo solícito y turbado

-- de Lope de Vega --

El ánimo solícito y turbado,
como se ve en el mar la inquieta boya
miraba Albano el campo en que fue Troya
de fuego un tiempo y de dolor cercado.

Adonde el Ilión se vio fundado,
que ya la fama en su grandeza apoya,
y estuvo la greciana, hurtada joya,
vio la ceniza convertida en prado.

Estuvo un rato así, mas dijo luego:
¡Oh campos, ya de fuego, en mis dolores
y en vuestro ejemplo mis consuelos fío!

Que si en lugar que cupo tanto fuego,
ahora veo verde hierba y flores,
también podrá tener templanza el mío.



Lope de Vega

Fue Troya desdichada, y fue famosa

-- de Lope de Vega --

Fue Troya desdichada, y fue famosa,
vuelta en ceniza, en humo convertida,
tanto, que Grecia, de quien fue vencida,
está de sus desdichas envidiosa.

Así en la llama de mi amor celosa,
pretende nombre mi abrasada vida,
y el alma en esos ojos encendida,
la fama de atrevida mariposa.

Cuando soberbia y victoriosa estuvo,
no tuvo el nombre que le dio su llama:
tal por incendios que a la fama subo.

Consuelo entre los míseros se llama
que quien por las venturas no la tuvo,
por las desdichas venga a tener fama.



Lope de Vega

Juana, mi amor me tiene en tal estado

-- de Lope de Vega --

Juana, mi amor me tiene en tal estado,
que no os puedo mirar, cuando no os veo;
ni escribo ni manduco ni paseo,
entretanto que duermo sin cuidado.

Por no tener dineros no he comprado
(¡oh Amor cruel!) ni manta, ni manteo;
tan vivo me derrienga mi deseo
en la concha de Venus amarrado.

De Garcilaso es este verso Juana:
todos hurtan, paciencia, yo os le ofrezco
Mas volviendo a mi amor, dulce tirana,

tanto en morir y en esperar merezco,
que siento más el verme sin sotana,
que cuanto fiero mal por vos padezco.



Lope de Vega

La nueva juventud gramaticanda

-- de Lope de Vega --

La nueva juventud gramaticanda
(llena de solecismos y quillotro,
que del Parnaso mal impuestos potros
dice que Apolo en sus borrenes anda)

por escribir como la patria manda
(elementos los unos de los otros),
de la suerte se burlan de nosotros
que suelen de un católico en Holanda.

Vos, que los escribís limpios y tersos
en vuestra docta y cándida poesía,
de toda peregrina voz diversos,

decid (si lo sabéis) ¿qué valentía
puede tener, leyendo ajenos versos,
copiar de noche y murmurar de día?



Lope de Vega

Papeles rotos de las propias manos

-- de Lope de Vega --

Papeles rotos de las propias manos
que os estimaron por reliquia santa,
bien muestra ahora el viento que os levanta
que, cuanto más pesados, sois livianos.

Si de mi libertad fuistes tiranos
por la sirena que escribiendo encanta,
ya no tendrán conmigo fuerza tanta
palabras locas y concetos vanos.

Sosiéguense celosos alborotos,
sin tener en romperos mi osadía
torpes las manos y los dientes botos.

Venid ansí, mas, ¡ay, mortal porfía!
que pues os vuelvo a mis entrañas rotos,
hijos debéis de ser del alma mía.



Lope de Vega

Probemos esta vez el sufrimiento

-- de Lope de Vega --

Probemos esta vez el sufrimiento,
tantas veces rendido a la fortuna;
quizá podrá de tantas veces una
resistir a la fuerza del tormento.

Y vos, rebelde y dulce pensamiento
que aun tiempo os engendraste con la luna,
¿de qué sirve tener firmeza alguna,
pues la mayor del mundo imita al viento?

Salid del alma, confianza vana,
esperanza fundada en apariencias,
si os falta calidad, ¿qué importa el nombre?

Quien hoy pasare, pasará mañana:
si enojada Lucinda sufre ausencias,
¿qué más vergüenza que rendirse un hombre?



Lope de Vega

Si la más dura encina que ha nacido

-- de Lope de Vega --

Si la más dura encina que ha nacido
del corazón de la Morena Sierra
o el Alpe en su nevada cumbre encierra,
fiero desdén, te hubiera producido;

si tu primer sustento hubiera sido
leche de tigres en la Hircana tierra,
si engendrado te hubieran en la guerra,
entre sus voces, armas y ruido,

no fuera más esquiva y desdeñosa;
mas si mirando airada me das muerte,
vida me das, mirándome amorosa.

Luego si vivo, cuando vuelvo a verte,
ni tú puedes dejar de ser hermosa
ni yo de tener vida y de quererte.



Lope de Vega

Una vez habló Dios el día tercero

-- de Lope de Vega --

Una vez habló Dios el día tercero
palabra de virtud y omnipotencia,
y no fue menester que a la obediencia
le reiterase lo que habló primero.
Mientras la habitación en su hemisfero
durare de los mixtos, su sentencia
por toda la mayor circunferencia
conservárase hasta su fin postrero.
Puso ley a las aguas convenible,
la tierra descubrió, dio al aire esfera,
y al fuego duración sin combustible.
Y yo, que por tener la razón fuera,
a sus preceptos, ¡oh rigor terrible!,
rebelde estoy, como la vez primera.



Líber Falco

Solo (Falco)

-- de Líber Falco --

Un día tuve el mar
sobre mi corazón.
Como una lengua fría,
el mar
sobre mi corazón.
Y estaba lejos de ti, madre mía.
Y tú lejos de mí,
navegando en un viento sin banderas.
No había raíces que esperan
debajo de la tierra.
Ni árboles había sobre la tierra.
Y el mar lamía mi corazón,
como una lengua fría.

¡Ah! Sólo mis ojos.
En órbitas de hielo
y sin tener dónde mirar,
girando.



Manuel del Palacio

A la simpática artista

-- de Manuel del Palacio --

Pilar en donde el arte se sostiene,
Pilar de donde mana la armonía,
Tal eres y serás por vida mia
Mientras tu voz en el espacio suene.

La inspiración que de los cielos viene
Vive y arde en tu jóven fantasía,
Y amor y pena, y gloria y alegría
Todo en tí forma y pensamiento tiene.

Quien alcanza la dicha de sentirte,
Quien el placer disfruta de mirarte,
Alas quiere tener para seguirte;

Y duda el corazón al escucharte,
Si debe por tus cantos aplaudirte
Ó debe por tus gracias adorarte.



Jaime Sabines

¡qué costumbre tan salvaje

-- de Jaime Sabines --

¡de matarlos, de aniquilarlos, de borrarlos de la tierra! es tratarlosalevosamente, es negarles la posibilidad de revivir.
Yo siempre estoy esperando a que los muertos se levanten, que rompanel ataúd y digan alegremente: ¿por qué lloras?
por eso me sobrecoge el entierro. Aseguran las tapas de la cajan, laintroducen, le ponen lajas encima, y luego tierra, tras, tras, tras, paletadatras paletada, terrones, polvo, piedras, apisonando, amacizando, ahíte quedas, de aquí ya no sales.
Me dan risa, luego, las coronas, las flores, el llanto, los besos derramados.Es una burla: ¿para qué lo enterraron?, ¿por quéno lo dejaron fuera hasta secarse, hasta que nos hablaran sus huesos desu muerte? ¿o por qué no quemarlo, o darlo a los animales,o tirarlos a un río?
había de tener una casa de reposo para los muertos, ventilada,limpia, con música y con agua corriente. Lo menos dos o tres, cadadía, se levantarían a vivir.



Jaime Sabines

boca del llanto

-- de Jaime Sabines --

Boca del llanto, me llaman
tus pupilas negras,
me reclaman, tus labios
sin ti me besan.
¡Cómo has podido tener
la misma mirada negra
con esos ojos
que ahora llevas!

sonreíste. ¡Qué silencio,
qué falta de fiesta!
¡cómo me puse a buscarte
en tu sonrisa, cabeza
de tierra,
labios de tristeza!

no lloras, no llorarías
aunque quisieras;
tienes el rostro apagado
de las ciegas.

Puedes reír. Yo te dejo
reír, aunque no puedas.



Jaime Torres Bodet

mediodía

-- de Jaime Torres Bodet --

Tener, al mediodía, abiertas las ventanas
del patio iluminado que mira al comedor.
Oler un olor tibio de sol y de manzanas.
Decir cosas sencillas: las que inspira el amor...
Beber un agua pura, y en el vaso profundo,
ver coincidir los ángulos de la estancia cordial.
Palpar, en un durazno, la redondez del mundo.
Saber que todo cambia y que todo es igual.
Sentirse, ¡al fin!, maduro, para ver, en las cosas,
nada más que las cosas: el pan, el sol, la miel...
Ser nada más el hombre que deshoja unas rosas,
y graba, con la uña, un nombre en el mantel...



Jorge Cuesta

hora que fue, feliz y aun incompleta

-- de Jorge Cuesta --

Hora que fue, feliz y aun incompleta,
nada tiene de mí más todavía,
sino los ojos que la ven vacía,
despojada de mí, de ella sujeta.

La vida no se ve ni se interpreta;
ciega asiste a tener lo que veía.
No es, ya pasada, suyo lo que cría
y ya no goza más lo que sujeta.

Es el eterno gozo quien apura
el ocio vivo y la pasión futura.
Sobreviviendo a su interior abismo,

el amor se obscurece y se suprime,
y mira que la muerte se aproxime
a la vana insistencia de mí mismo.



Jorge Debravo

nocturno sin patria

-- de Jorge Debravo --

Yo no quiero un cuchillo en manos de la patria.
Ni un cuchillo ni un rifle para nadie:
la tierra es para todos,
como el aire.

Me gustaría tener manos enormes,
violentas y salvajes,
para arrancar fronteras una a una
y dejar de frontera solo el aire.

Que nadie tenga tierra
como tiene traje:
que todos tengan tierra
como tienen el aire.

Cogería las guerras de la punta
y no dejaría una en el paisaje
y abriría la tierra para todos
como si fuera el aire...

Que el aire no es de nadie, nadie, nadie...
Y todos tienen su parcela de aire.



Jorge Isaacs

Inocencia

-- de Jorge Isaacs --

– Niña, ¿de las bellas flores
Que tu delantal oculta
Permites a este viajero
Llevar una... Sólo una?
– Son de la Virgen, Señor,
Pero en las selvas abundan.
– Alza los púdicos ojos
Que en vano mis ojos buscan;
Deben tener de tu acento
La gratísima dulzura.
¿Las espinas de los bosques
Tus desnudos pies no punzan?
¿De tus cabellos, las zarzas
No dañan las ondas rubias?
– Yo busco los alfombrados
Con yerbecillas menudas,
Y los zarzales no crecen
Bajo las bóvedas húmedas.
– ¿Sola vas por estos montes,
La soledad no te asusta?
– Cantando se espanta el miedo,
Pero no hay duendes ni brujas.
– ¿Quieres llevarme a la umbría
Donde esas aguas murmuran
Y cantarás las canciones
Que las palomas te escuchan?
– He aquí la senda.
– ¡ Detente!
Ángel de las crenchas rubias,
Llévale al templo tus flores,
Su altar con ellas perfuma...
Y huye de los caballeros
Que tu verde valle cruzan.



Jorge Manrique

pregunta (a juan álvarez gato)

-- de Jorge Manrique --

I
después que el fuego se esfuerza
del amor, en cualquier parte
no vale esfuerzo ni fuerza,
seso ni maña ni arte;
ni vale consejo ajeno,
ni hay castigo ni enmienda,
ni vale malo ni bueno,
ni vale tirar del freno,
ni vale darle la rienda.
Ii
pues no aprovecha probarlo
para haberle de matar,
muy mejor será dejarlo
que se acabe de quemar;
que con aquello que entiende
matar el fuego cruel,
con eso mismo lo prende,
porque tanto más lo enciende
cuanto más echan en él.
Iii
era excusado pedir
remedio para mi mal,
pues que tengo de morir
por remedio principal.
Así que estoy en temor
bien cierto de mala suerte,
pues me hallo ser mejor
el remedio que el dolor,
ni el remedio que la muerte.
Iv
vuestra discreción me hace
tener alguna esperanza,
y mi ventura deshace,
mi bien y mi confianza;
mas dígame lo que pido,
aunque remedio no tenga:
yo estoy cerca de perdido
y lejos de socorrido,
y quieren que me detenga.



Jorge Manrique

coplas por la muerte de su padre 9

-- de Jorge Manrique --

Pues la sangre de los godos,
y el linaje y la nobleza
tan crecida,
¡por cuántas vías y modos
se pierde su gran alteza
en esta vida!
unos, por poco valer,
¡por cuán bajos y abatidos
que los tienen!
otros que, por no tener,
con oficios no debidos
se mantienen.
↑ Germanos nobles



Jorge Manrique

coplas por la muerte de su padre 5

-- de Jorge Manrique --

Este mundo es el camino
para el otro, que es morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nacemos,
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos;
así que cuando morimos
descansamos.
↑ Residencia
↑ pero
↑ importa, conviene
↑ acabamos, terminamos



Jorge Manrique

Pregunta: (A Juan Álvarez Gato)

-- de Jorge Manrique --

I

Después que el fuego se esfuerza
del amor, en cualquier parte
no vale esfuerzo ni fuerza,
seso ni maña ni arte;
ni vale consejo ajeno,
ni hay castigo ni enmienda,
ni vale malo ni bueno,
ni vale tirar del freno,
ni vale darle la rienda.

II

Pues no aprovecha probarlo
para haberle de matar,
muy mejor será dejarlo
que se acabe de quemar;
que con aquello que entiende
matar el fuego cruel,
con eso mismo lo prende,
porque tanto más lo enciende
cuanto más echan en él.

III

Era excusado pedir
remedio para mi mal,
pues que tengo de morir
por remedio principal.
Así que estoy en temor
bien cierto de mala suerte,
pues me hallo ser mejor
el remedio que el dolor,
ni el remedio que la muerte.

IV

Vuestra discreción me hace
tener alguna esperanza,
y mi ventura deshace,
mi bien y mi confianza;
mas dígame lo que pido,
aunque remedio no tenga:
yo estoy cerca de perdido
y lejos de socorrido,
y quieren que me detenga.



César Vallejo

Trilce: XLV

-- de César Vallejo --

Me desvinculo del mar
cuando vienen las aguas a mi.

Salgamos siempre. Saboreemos
la canción estupenda, la canción dicha
por los labios inferiores del deseo.
Oh prodigiosa doncellez.
Pasa la brisa sin sal.

A lo lejos husmeo los tuétanos
oyendo el tanteo profundo, a la caza
de teclas de resaca.

Y si así diéramos las narices
en el absurdo,
nos cubriremos con el oro de no tener nada,
y empollaremos el ala aún no nacida
de la noche, hermana
de esta ala huérfana del día,
que a fuerza de ser una ya no es ala.



César Vallejo

me desvinculo del mar

-- de César Vallejo --

xlv
me desvinculo del mar
cuando vienen las aguas a mí.
Salgamos siempre. Saboreemos
la canción estupenda, la canción dicha
por los labios inferiores del deseo.
Oh prodigiosa doncellez.
Pasa la brisa sin sal.
A lo lejos husmeo los tuétanos
oyendo el tanteo profundo, a la caza
de teclas de resaca.
Y si así diéramos las narices
en el absurdo,
nos cubriremos con el oro de no tener nada,
y empollaremos el ala aún no nacida
de la noche, hermana
de esta ala huérfana del día,
que a fuerza de ser una ya no es ala.



César Vallejo

tengo un miedo terrible de ser un animal

-- de César Vallejo --

Tengo un miedo terrible de ser un animal
de blanca nieve, que sostuvo padre
y madre, con su sola circulación venosa,
y que, este día espléndido, solar y arzobispal,
día que representa así a la noche,
linealmente
elude este animal estar contento, respirar
y transformarse y tener plata.
Sería pena grande
que fuera yo tan hombre hasta ese punto.
Un disparate, una premisa ubérrima
a cuyo yugo ocasional sucumbe
el gonce espiritual de mi cintura.
Un disparate... En tanto,
es así, más acá de la cabeza de dios,
en la tabla de locke, de bacon, en el lívido pescuezo
de la bestia, en el hocico del alma.
Y, en lógica aromática,
tengo ese miedo práctico, este día
espléndido, lunar, de ser aquél, éste talvez,
a cuyo olfato huele a muerto el suelo,
el disparate vivo y el disparate muerto.
¡Oh revolcarse, estar, toser, fajarse,
fajarse la doctrina, la sien, de un hombro al otro,
alejarse, llorar, darlo por ocho
o por siete o por seis, por cinco o darlo
por la vida que tiene tres potencias.



César Vallejo

Los anillos fatigados

-- de César Vallejo --

Hay ganas de volver, de amar, de no ausentarse,
y hay ganas de morir, combatido por dos
aguas encontradas que jamás- han de istmarse.

Hay ganas: de un gran beso que amortaje a la Vida,
que acaba en el áfrica de una agonía ardiente,
suicida!

Hay ganas de... No tener ganas. Señor;
a ti yo te señalo. Con el dedo deicida:
hay ganas de no haber tenido corazón.

La primavera vuelve, vuelve y se irá. Y Dios,
curvado en tiempo, se repite, y pasa:, pasa
:a cuestas con la espina dorsal del Universo.

Cuando, las sienes tocan su lúgubre .Tambor...
Cuando me- duele el sueño grabado en un puñal,
hay ganas de quedarse plantado en .Este verso!



Delmira Agustini

Lo inefable

-- de Delmira Agustini --

Yo muero extrañamente...No me mata la vida
no me mata la muerte, no me mata el amor;
muero de un pensamiento mudo como una herida...
¿No habeis sentido nunca el extraño dolor?

De un pensamiento inmenso que se arraiga en la vida
devorando alma y carne, y no alcanza a dar flor?
¿Nunca llevasteis dentro una estrella dormida
que os abrazaba enteros y no daba un fulgor?...

¡Cumbre de los martirios!...Llevar eterrnamente
desgarradora y árida, la trágica simiente
clavada en las entrañas como un diente feroz!

Pero arrancarla un día en una flor que abriera
milagrosa, inviolable...¡Ah más grande no fuera
tener entre las manos la cabeza de Dios!...



Diego Hurtado de Mendoza

Si fuese muerto ya mi pensamiento

-- de Diego Hurtado de Mendoza --

¡Si fuese muerto ya mi pensamiento,
Y pasase mi vida así durmiendo
Sueño de eterno olvido, no sintiendo
Pena ó gloria, descanso ni tormento!

Triste vida es tener el sentimiento
Tal, que huye sentir lo que desea.
Su pensamiento á otros lisonjea;
Yo enemigo de mí siempre lo siento.

Con chismerías de enojo y de cuidado
Me viene, que es peor que cuanto peno;
Si algun placer me trae, con él me va,

Como á madre con hijo regalado,
Que si llorando pide algun veneno,
Tan ciega está de amor, que se le da.



Dulce María Loynaz

la marcha

-- de Dulce María Loynaz --

Camino hacia la sombra.
Voy hacia la ceniza mojada-fango de
la muerte...-, Hacia la tierra.
Voy caminando y dejo atrás el cielo,
la luz, el amor... Todo lo que nunca fue mío.

Voy caminando en línea recta; llevo
las manos vacías, los labios sellados...
Y no es tarde, ni es pronto,
ni hay hora para mí.

El mundo me fue ancho o me fue estrecho.
La palabra no se me oyó o no la dije.
Ahora voy caminando hacia el polvo,
hacia el fin, por una recta
que es ciertamente la distancia
más corta entre dos puntos negros.

No he cogido una flor, no he tocado una piedra.
Y ahora me parece que lo pierdo
todo, como si todo fuera mío...

¡Y más que el sol que arde el día entero
sobre ella, la flor sentirá el frío
de no tener mi corazón que apenas tuvo!..

El mundo me fue estrecho o me fue ancho.
De un punto negro a otro
-negro también...-Voy caminando...



Dulce María Loynaz

la canción del amor olvidado

-- de Dulce María Loynaz --

Para el amor más olvidado
cantaré esta canción:

no para el que humedece los ojos todavía...
Ni para el que hace ya
sonreír con un poco de emoción...

Canto para el amor sin llanto
y sin risa;
el que no tiene una rosa seca
ni unas cartas atadas con una cinta.

Sería algún amor de niño acaso...

Una plaza gris... Una nube... No sé...

Para el amor más olvidado cantaré.

Cantaré una canción
sin llamar, sin llorar, sin saber...
El nombre que no se recuerda
pudo tener dulzura:

canción sin nombres
quiero cantarte
mientras la noche dura...

Cantar para el amor que ya no evocan
las flores con su olor
ni algún vals familiar...
Para el que no se esconde entre cada crepúsculo,
ni atisba ni persigue ni vuelve nunca más...

Para el amor más olvidado
-el más dulce...-,
El que no estoy segura de haber amado.



Duque de Ribas

Ojos divinos

-- de Duque de Ribas --

Ojos divinos, luz del alma mía,
por la primera vez os vi enojados;
¡y antes viera los cielos desplomados,
o abierta ante mis pies la tierra fría!

Tener, ¡ay!, compasión de la agonía
en que están mis sentidos sepultados,
al veros centellantes e indignados
mirarme, ardiendo con fiereza impía.

¡Ay!, perdonad si os agravié; perderos
temí tal vez, y con mi ruego y llanto
más que obligaros conseguí ofenderos;

tened, tened piedad de mi quebranto,
que si tornáis a fulminarme fieros
me hundiréis en los reinos del espanto.



Ernesto Noboa y Caamaño

Rosa de Francia

-- de Ernesto Noboa y Caamaño --

Francesita adorable de los locos excesos,
de los labios en llama y las carnes en flor,
de las crueles caricias y los sádicos besos
y los muslos sapientes en batallas de amor!

Roja flor del divino paraíso vedado,
inconstante y traidora como una ola de mar,
que sabes hacer dulce el sabor del pecado
y derrochas el vino del amor... Sin amar.

Las palomas de Venus se embriagan de fragancias
al deshojar tus pétalos!... Dulce Rosa de Francia!
y así adornas la senda que perfumó Ninón,

embrujando a la Vida y engañando a la Muerte
sin sentir las espinas con que hiere la suerte
ni la inútil tristeza de tener corazón!...



Pablo Neruda

los jugadores

-- de Pablo Neruda --

Juegan, juegan.
Agachados, arrugados, decrépitos.
Este hombre torvo
junto a los mares de su patria, más lejana que el sol,
cantó bellas canciones.
Canción de la belleza de la tierra,
canción de la belleza de la amada,
canción, canción
que no precisa fin.
Este otro de la mano en la frente,
pálido como la última hoja de un árbol,
debe tener hijas rubias
de carne apretada,
granada,
rosada.
Juegan, juegan.
Los miro entre la vaga bruma del gas y el humo.
Y mirando estos hombres sé que la vida es triste.



José Tomás de Cuellar

Te siento

-- de José Tomás de Cuellar --

YO siento cuando piensas
En mí, como las flores
Sienten la sombra rápida que pasa
Del ave peregrina,
Mientras el sol desde el zenit fulgente
Sus esmaltadas plumas ilumina.

Conozco cuando lloras
En que el azul del cielo se oscurece,
Y hay algo en ciertas horas
Que sin tener motivo me entristece.

Conozco cuando cantas
En que la voz del ave melodiosa.
Mucho más harmoniosa,
Tiene notas tan dulces, prenda mía,



Juan Bautista Aguirre

A una dama imaginaria

-- de Juan Bautista Aguirre --

Qué linda cara que tienes,
válgate Dios por muchacha,
que site miro, me rindes
y si me miras, me matas.

Esos tus hermosos ojos
son en ti, divina ingrata,
harpones cuando los flechas,
puñales cuando los clavas.

Esa tu boca traviesa,
brinda entre coral y nácar,
un veneno que da vida
y una dulzura que mata.

En ella las gracias viven;
novedad privilegiada,
que haya en tu boca hermosura
sin que haya en ella desgracia.

Primores y agrados hay
en tu talle y en tu cara
todo tu cuerpo es aliento,
y todo tu aliento es alma.

El licencioso cabello
airosamente declara,
que hay en lo negro hermosura,
y en lo desairado hay gala.

Arco de amor son tus cejas,
de cuyas flechas tiranas,
ni quien se defiende es cuerdo,
ni dichoso quien se escapa.

¡Qué desdeñosa te burlas!
y ¡qué traidora te ufanas,
a tantas fatigas firme,
y a tantas finezas falsa!

¡Qué mal imitas al cielo
pródigo contigo en gracias,
pues no sabes hacer una
cuando sabes tener tantas!



Juan Boscán

Si el corazón de un verdadero amante

-- de Juan Boscán --

Si el corazón de un verdadero amante,
y un continuo morir por contentaros,
y un extender mi alma en desearos,
y un encogerme, si os estoy delante;

y si un penar con un sufrir constante,
satisfecho y contento con miraros,
y un derramar mis pasos por buscaros,
preguntando por vos a cada instante;

y si un tener mi razonar compuesto,
en hablándoos, sin más, luego turbarme,
con un grande embarazo y desvarío,

los accidentes son que han de llevarme
con público pregón a morir presto,
la culpa es vuestra y el dolor es mío.



Gutierre de Cetina

al príncipe de ascoli III

-- de Gutierre de Cetina --

Pastor, ¿cuál ocasión, cuál cosa extraña,
qué infortunio cruel, cuál fiero hado,
te trujo a apacentar nuevo ganado
tan lejos de tu bien, a esta montaña?
la nueva novedad de tal hazaña
me ha tenido confuso y alterado,
sabiendo que no estás sin el cuidado
que solías tener allá en españa.
Mira bien cómo vas por esta tierra;
si tienes libertad mira por ella,
que las ninfas de acá son cautelosas.
Por tal beldad, pastor, podrás perdella,
que te dará mil muestras amorosas
y haráte después bárbara guerra.



Gutierre de Cetina

si contra amor, señora, andáis armada

-- de Gutierre de Cetina --

De aquel frío saber que amor contiende,
si os guía la razón, si ella os defiende,
no es gran caso no estar enamorada.
De poco amor, amor se desagrada;
no puede amor crecer do el seso entiende;
si el juicio gobierna, amor se ofende;
do no hay pasión, amor no puede nada.
Pero si permitiese el hado mío,
cosa que podría ser, que amor hallase
entrada en ese pecho de diamante,
a pagar de mi alma aquel desvío
en blando consentir se transformase,
¿qué freno hay que tener pueda un amante?



Gutierre de Cetina

no puede un corazón apasionado

-- de Gutierre de Cetina --

Claro tener de amor conocimiento;
mas si la pasión cesa, el sentimiento
puede hablar bien del como avisado.
Yo sé decir quién es, que lo he probado;
toda su calidad entiendo y siento;
y si artero no soy del escarmiento,
no es poco bien quedar escarmentado.
Jamás vi amor honesto o provechoso,
ni puede ser del todo deleitable
naciendo de apetito codicioso.
Porque si la esperanza no es estable,
si el trabajo es más cierto que el reposo,
¿qué deleite dará que sea durable?



Gutierre de Cetina

el tiempo es tal que cualquier fiera agora

-- de Gutierre de Cetina --

Ama su igual y por él llora o canta;
muestra el ciervo en bramar fiereza tanta,
mas a la cierva es dulce y la enamora;
la ronca voz del cuervo de hora en hora
cualquier dureza de su par quebranta;
y el triste ruiseñor su amiga espanta,
por lo cual se lamenta, aflige y llora.
Si yo me quejo, la razón me sobra,
pues ni tener respeto al ser constante
vale, ni tanto amar a ser amado.
Amor lo hace, y muestra bien ser obra
suya hacer que valga un ignorante
dichoso más que un cuerdo desdichado.



Gutierre de Cetina

al príncipe de ascoli VIII

-- de Gutierre de Cetina --

El que está como yo tan desvalido,
tan sujeto a su mal, tan desmayado,
no puede su dolor mostrar pintado,
ni con palabra ser bien referido.
Liviano es aquel mal, ya lo has leído,
que el seso puede en sí tener guardado;
pero muy más liviano el que contado
puede ser de la suerte que es sentido.
No quieras, pues, pastor, importunarme
que te muestre en dibujo mis pasiones
para que la ocasión se entienda luego:
que como por la luz se saca el fuego,
se puede de tan altas ocasiones
entender quien las causa y condenarme.



Gutierre de Cetina

como el que enfermedad de muerte tiene II

-- de Gutierre de Cetina --

Del cuidado mayor, que más quería,
un sospiro secreto en que abscondía
la hermosa ocasión de su tormento,
todo cuanto favor, cuanto contento
tuvo jamás, cuanto tener podría,
vandalio, pastor bético, ofrecía
al amor, muy lloroso y descontento.
«Señor dijo al fin si el sacrificio
miras cuál puede ser que mayor sea,
si a la intención tú sabes bien mi historia,
»sólo te pido, en premio del servicio,
la salud de amarílida: no vea
el mundo así perder su mayor gloria».



Gutierre de Cetina

por repararse de una gran tormenta

-- de Gutierre de Cetina --

Con que el cielo una noche amenazaba,
debajo de un alto olmo suspiraba
temeroso vandalio en tal afrenta.
No que con las ovejas tenga cuenta,
ni el temor de los lobos recelaba;
antes un ruiseñor que allí cantaba,
la historia de su mal le representa.
Piadoso, la avecilla enamorada
dijo: «¿qué así te afliges y cantando
muestras la tempestad tener en nada?
»¿qué haremos los dos, pues que llorando,
nuestro triste cantar tan poco agrada?»
«¿qué? dijo el ruiseñor. Morir amando».



Gutierre de Cetina

a don luis de cotes, obispo de empurias

-- de Gutierre de Cetina --

Ando siempre, señor, de pena en pena,
de llanto en llanto y de uno en otro fuego;
ni por andar ni por tener sosiego
dolor afloja o mi fortuna es buena.
El alma de años ya y de daños llena,
que ciega nuestros apetitos ciego
debría volver de tan dañoso juego
a vida más tranquila y más serena.
Si el alma misma es causa de su daño,
¿por qué la causa? y si la fuerza el hado,
el arbitrio ¿qué es del?, ¿qué libre tiene?
pues yo no sé entender mal tan extraño,
suplícoos me digáis de este pecado
quién es primera causa o dónde viene.



Gutierre de Cetina

tanto espacio de tierra y tan gran seno

-- de Gutierre de Cetina --

De mar, tantas naciones tan extrañas,
tantos tormentos y ásperas montañas,
ni el alpe de terror y fieras lleno;
ni tanta soledad, ni el verme ajeno
de aquel bien que me rasga las entrañas,
ni los males, las iras, ni las sañas
de amor, ni el no tener un rato bueno;
ni el temor de la muerte que presente
traigo de cada hora, diferencia
harán en mí de aquél que ser solía.
Era mi fe, señora, indiferente,
¿pero quién me asegura en tanta ausencia
que la vuestra será cual es la mía?



Hernando de Acuña

Al Marqués de Vasto

-- de Hernando de Acuña --

Señor, bien muestra no tener Fortuna
empresa alguna por dificultosa,
pues ha osado emprender tan alta cosa
como a vuestro valor ser importuna;

que ni pudo hallar hazaña alguna
que acometer pudiese tan famosa,
ni menos a la fuerza poderosa
de vuestro corazón igual ninguna.

Así todo su intento ha sido vano,
y su poder, al mundo tan terrible,
ha sido para vos poco y liviano,

que con saber, con ánimo increíble,
con gran constancia y valerosa mano
venciste la que llaman invencible.



Idea Vilariño

tal vez no era pensar

-- de Idea Vilariño --

Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto,
sino darse y tomar perdida, ingenuamente,
tal vez pude elegir, o necesariamente,
tenía que pedir sentido a toda cosa.

Tal vez no fue vivir este estar silenciosa
y despiadadamente al borde de la angustia
y este terco sentir debajo de su música
un silencio de muerte, de abismo a cada cosa.

Tal vez debí quedarme en los amores quietos
que podrían llenar mi vida con un nombre
en vez de buscar al evadido del hombre,
despojado, sin alma, ser puro, esqueleto.

Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto.
Sino amarse y amar, perdida, ingenuamente.

Tal vez pude subir como una flor ardiente
o tener un profundo destino de semilla
en vez de esta terrible lucidez amarilla
y de este estar de estatua con los ojos vacíos.

Tal vez pude doblar este destino mío
en música inefable. O necesariamente...



Salvador Rueda

sonetos III

-- de Salvador Rueda --

Porque de ti se vieron adorados,
tengo un vaso de lirios juveniles:
unos visten pureza de marfiles;
los otros terciopelos afelpados.

Flores que sienten, cálices alados
que semejan tener sueños sutiles,
son los lirios, ya blancos y gentiles,
ya como cardenales coagulados.

Cuando la muerte vuelva un ámbar de oro
tus largas manos de ilusión que adoro,
iré lirios en ellas a tejerte.

Y mezclarán sus tallos quebradizos
con sus dedos cruzados y pajizos,
¡que fingirán los lirios de la muerte!

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Santiago Montobbio

sombra

-- de Santiago Montobbio --

Sombra
tras los llantos o el último gesto del sol
nada queda. Nada tras los llantos, los versos,
los retratos. Y una sombra dice que fue ella.
(Las sombras, ya se sabe, no quieren tener la culpa
de ser sombras y por eso buscan amantes, asesinas).
Una sombra dice que fue ella, sin cesar lo dice.
Al mismo sol, al papel mismo, a quien lo escuche.
Pero quizá no fue nadie y quizá fue nada.
Tras los llantos, versos y retratos quizá
fue sólo eso. Un nombre triste que se hizo pequeño.
Un nombre sin padres a quien extravió la vida.
Un nombre solo, no vaya a preocuparse nadie,
si fue la sombra de un nombre, la pobrecita,
la sombra de la nada aquella. Mas si nada fue,
y lugar no tuvo, dice que no quiere últimas patrias,
hechas con epitafios de yeso, la sombra ésta.
La sombra que en cada espejo con mi rostro aún veo,
la pobre y ésta que aborrece los epitafios y el yeso,
la que nada fue y la que nada pide. Nada.
Sólo nada. ¿No lo oís? dejadla quieta.



Sor Juana Inés de la Cruz

Feliciano me adora y le aborrezco

-- de Sor Juana Inés de la Cruz --

Feliciano me adora y le aborrezco;
Lizardo me aborrece y yo le adoro;
Por quien no me apetece ingrato, lloro,
Y al que me llora tierno, no apetezco.

A quien más me desdora, el alma ofrezco;
A quien me ofrece víctimas, desdoro;
Desprecio al que enriquece mi decoro,
Y al que le hace desprecios enriquezco.

Si con mi ofensa al uno reconvengo;
Me reconviene el otro a mí ofendido;
Y a padecer de todos modos vengo;

Pues ambos atormentan mi sentido:
Aquéste con pedir lo que no tengo;
Y aquél con no tener lo que le pido.



Tengo mil amigos

-- de Vicenta Castro Cambón --

TENGO mil amigos,
sus nombres ignoro;
yo quiero ignorarlos, nadie me los diga
que Olvido es mi dueño y Olvido es celoso.

Mil amigos tengo;
di con un camino,
di con un camino que saben los pájaros,
camino que lleva del alma a lo íntimo.

Mil amigos tengo;
jamás a mi vera
pasaron algunos y otros aun pasando
no me reconocen y libre me dejan.

Si algunos rozando
mi mano dijeron
su nombre, al instante creí haber soñado
y a mi dueño dije: “No temas, fué el viento.”

Y es dicha de veras
tener mil amigos,
ser ave en la selva y desde la selva
música silvestre dar al peregrino...

Tengo mil amigos,
sus nombres ignoro
y es dicha ignorarlos; nadie me los diga,
nadie me los diga: mi dueño es celoso...



Yo te lo decía

-- de Vicenta Castro Cambón --

¿Cómo me soñabas cuando me escribías
aquellas protestas de eterna amistad?
¿Cómo me soñabas cuando me decías
“te quiero, te quiero cada día más.”?

Acude a mis labios amarga sonrisa
cuando el desengaño debiera llorar;
si tú sólo amabas a la poetisa
que en tu fantasía tuvo forma ideal...

Mas, cuando tus ojos cual soy me encontraron,
al choque violento de la realidad
cayeron tus sueños y al caer llevaron
al ídolo lejos de su pedestal.

Mentías! No importa... Porque al alma mía
que vive de sueños, fácil le será
tener por soñado lo que ayer leía:
"te quiero, te quiero cada días más!"...



Vicente Espinel

Mil veces voy a hablar

-- de Vicente Espinel --

Mil veces voy á hablar
A mi zagala,
Pero mas quiero callar,
Por no esperar
Que me envie noramala

Voy á decirle mi daño,
Pero tengo por mejor
Tener dudoso el favor
Que no cierto el desengaño:
Y aunque me suele animar
Su gracia y gala,
El temor me hace callar,
Por no esperar, c.

Tengo por suerte mas buena
Mostrar mi lengua á ser muda,
Que estando la gloria en duda
No estará cierta la pena:
Y aunque con disimular
Se desiguala,
Tengo por mejor callar
Que no esperar
Que me envie noramala.



Vicente Espinel

Pedir celos no es cordura

-- de Vicente Espinel --

Pedir celos no es cordura
En el que de veras ama,
Porque es despertar la dama
De lo que estaba segura.

Los celos es un tormento
Que nace de puro amor,
Y así nos fuerza el temor
A tener celos del viento:
Mas pedirlos es locura
Aunque mas arda la llama,
Porque es despertar la dama, c.

Muchos celosos se quedan
Privados de sus placeres,
Porque siempre las mugeres
Se van tras lo que las vedan:
Mejor es dalles anchura,
Que mirarán por su fama,
Y no despertar la dama, c.

Mas vale por complacellas
Dejarlas á su sabor,
Que ellas miran por su honor
Mas que nosotros por ellas:
Y la que es mas casta y pura,
Cuando á su galan mas ama,
Si con celos la disfama
No la tendrá muy segura.



Vicente Huidobro

poemas póstumos 5

-- de Vicente Huidobro --

La noche viene a esperarse en mí
los astros inauguran sus abismos
para vivir fuera de la verde presencia
para tener su encuentro en ojos olvidados
aunque seguros de sus lluvias
como un espacio que va a hacerse nieve
la noche me ha elegido para sí misma
me dice al oído cosas de su agua
y que somos capaces de cualquier crimen
como de la mayor bondad y grandes sacrificios



Vicente Huidobro

Viajero

-- de Vicente Huidobro --

Qué clima es éste de arenas movedizas y fuera de su edad
Qué país de clamores y sombreros húmedos
En vigilancia de horizontes
Qué gran silencio por la tierra sin objeto
Preferida sólo de algunas palabras
Que ni siquiera cumplen su destino
No es cambiar la tristeza por una ventana o una flor razonable
Ni es un mar en vez de un recuerdo
Es una aspiración adentro de su noche
Es la vida con todas sus semillas
Explicándose sola y decorada como montaña que se despide
Es la lucha de las horas y las calles
Es el aliento de los árboles invadiendo las estrellas

Son los ríos derrochados
Es el hecho de ser amado y sangrar entre las alas
De tener carne y ojos hacia toda armonía
Y bogar de fondo a fondo entre fantasmas reducidos
Y volar como muertos en torno al campanario
Andar por el tiempo huérfano de sus soles
De sueño a realidad y realidad a visión enredada de noche
Y siempre en nombre en diálogo secreto
En salto de barreras siempre en hombre



Angel González

me falta una palabra, una palabra

-- de Angel González --

Sólo.
Un niño pide pan; yo pido menos.
Una palabra dadme, una sencilla
palabra que haga juego
con...
Qué torpes
mujeres sucias me interrumpen
con su lento
llorar...
Comprended: cualquiera de vosotros,
olvidada en sus bolsos, en su cuerpo,
puede tener esa palabra.
Cruza más gente rota, llegan miles
de muertos.
La necesito: ¿no veis
que sufro?
casi la tenía ya y vino ese hombre
ceniciento.
Ahora...
¡Una vez más!
así no puedo.



Antonio Machado

Tarde tranquila, casi...

-- de Antonio Machado --

Tarde tranquila, casi
con placidez de alma,
para ser joven, para haberlo sido
cuando Dios quiso, para
tener algunas alegrías... Lejos,
y poder dulcemente recordarlas.



Anónimo

Romance del conde Lombardo

-- de Anónimo --

En aquellas peñas pardas,
en las sierras de Moncayo
fue do el rey mandó prender
al conde Grifos Lombardo,
porque forzó una doncella
camino de Santiago,
la cual era hija de un duque,
sobrina del Padre Santo.
Quejábase ella del fuerzo,
quéjase el conde del grado;
allá van a tener pleito
delante de Carlo Magno,
y mientras el pleito dura
al conde han encarcelado
con grillones a los pies,
sus esposas en las manos,
una gran cadena al cuello
con eslabones doblados;
la cadena era muy larga,
rodea todo el palacio,
allá se abre y se cierra
en la sala del rey Carlos.
Siete condes la guardaban,
todos se han juramentado
que si el conde se revuelve,
todos serán a matarlo.
Ellos estando en aquesto,
cartas habían llegado
para que casen la infanta
con el conde encarcelado.



Manuel María Flores

ausencia

-- de Manuel María Flores --

¡quién me diera tomar tus manos blancas
para apretarme el corazón con ellas,
y besarlas... Besarlas, escuchando
de tu amor las dulcísimas querellas!

¡quién me diera sentir sobre mi pecho
reclinada tu lánguida cabeza,
y escuchar, como enantes, tus suspiros,
tus suspiros de amor y de tristeza!

¡quién me diera posar casto y suave
mi cariñoso labio en tus cabellos,
y que sintieras sollozar mi alma
en cada beso que dejara en ellos!

¡quién me diera robar un solo rayo
de aquella luz de tu mirar en calma,
para tener al separarnos luego
con qué alumbrar la soledad del alma!

oh! quién me diera ser tu misma sombra
el mismo ambiente que tu rostro baña,
y, por besar tus ojos celestiales,
la lágrima que tiembla en tu pestaña.

Y ser un corazón todo alegría,
nido de luz y de divinas flores,
en que durmiese tu alma de paloma
el sueño virginal de sus amores.

Pero en su triste soledad el alma
es sombra y nada mas, sombra y enojos...
¿Cuándo esta noche de la negra ausencia
disipará la aurora de tus ojos?...



Mariano Melgar

Yaraví VIII

-- de Mariano Melgar --

Ya mi triste desventura
No deja
Esperanza de tener
Alivio;
Y el buscarlo solo sirve
De darme
El tormento de mirarlo
Perdido.

En vano huiré buscando
Regiones
Donde olvidar á mi dueño
Querido:
Con la distancia tendrá
Mi pecho
Sus recelos y su amor
Más fijos.

Lloraré cuando estes lejos
Mis males;
Y emitiré los más tristes
Gemidos;
Y ya no tendré el consuelo
De verte,
Ni que sepas mis crueles
Martirios.

Ay! Dime, querido dueño:
¿Que causa
Pudo mudar ese pecho
Tan fino?
No te mueve á compasión
El verme
Que huyendo de tus crueldades
Espiro?

¿Con qué corazón oirás
Decir
Que por tí murió quien firme
Te quiso?
No seas, amada prenda,
No seas
De mi desdichada vida
Martirio.



Marilina Rébora

los santos...

-- de Marilina Rébora --

Los santos...
Quisiera saber, madre, de san marcos y el león;
de san roque y su perro, san francisco y las aves;
san huberto y el ciervo, san jorge y el dragón;
de san pedro y el gallo, con sus signos y claves.
De san martín de porres, que barriendo su alcoba
a las graciosas lauchas se prodigaba tierno
para que se durmieran tranquilas en la escoba,
de sí mismo olvidándose, aterido en invierno.
No me digas que no, ni te rías tampoco.
Háblame de los santos, di por qué se les reza;
quisiera parecérmeles, conocerlos un poco,
tener un corderito para mi compañía,
llevar, lo mismo que ellos, un nimbo en la cabeza
y estar en los altares contigo, madre, un día.



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