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Se han encontrado 11 poemas con la palabra tarea

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Pablo Neruda

soneto xlii cien sonetos de amor (1959) mediodía

-- de Pablo Neruda --

Radiantes días balanceados por el agua marina,
concentrados como el interior de una piedra amarilla
cuyo esplendor de miel no derribó el desorden:
preservó su pureza de rectángulo.
Crepita, sí, la hora como fuego o abejas
y es verde la tarea de sumergirse en hojas,
hasta que hacia la altura es el follaje
un mundo centelleante que se apaga y susurra.
Sed del fuego, abrasadora multitud del estío
que construye un edén con unas cuantas hojas,
porque la tierra de rostro oscuro no quiere sufrimientos
sino frescura o fuego, agua o pan para todos,
y nada debería dividir a los hombres
sino el sol o la noche, la luna o las espigas.

Poema soneto xlii   cien sonetos de amor (1959) mediodía de Pablo Neruda con fondo de libro

José María Hinojosa

campo canción de los aceituneros

-- de José María Hinojosa --

A josé maría chacón
aceituneros del pío-pío,
muertos de hambre
y muertos de frío.
El zagalejo encarnado,
ciñe tu cuerpo arrecido.
¿Mocita, quieres bailar
en medio de los olivos?
yo cogeré tu tarea
y tu bailarás conmigo.
¡Vente chiquilla hacia los olivos!
hoy cuando demos de mano,
quisiera bailar contigo.
¿Mocita, quieres cantar
debajo de los olivos?
yo tocaré la guitarra
y tú cantarás bajito.
¡Vente chiquilla hacia los olivos!
aceituneros del pío-pío,
muertos de hambre
y muertos de frío.

Poema campo   canción de los aceituneros de José María Hinojosa con fondo de libro

Idea Vilariño

mediodía

-- de Idea Vilariño --

Transparentes los aires, transparentes
la hoz de la mañana,
los blancos montes tibios, los gestos de las olas,
todo ese mar, todo ese mar que cumple
su profunda tarea,
el mar ensimismado,
el mar, a esa hora de miel en que el instinto
zumba como una abeja somnolienta...
Sol, amor, azucenas dilatadas, marinas,
ramas rubias sensibles y tiernas como cuerpos,
vastas arenas pálidas.

Transparentes los aires, transparentes
las voces, el silencio.
A orillas del amor, del mar, de la mañana,
en la arena caliente, temblante de blancura,
cada uno es un fruto madurando su muerte.

Poema mediodía de Idea Vilariño con fondo de libro

Santiago Montobbio

vida sentimental

-- de Santiago Montobbio --

Vida sentimental
demasiados modos de interpretar la lluvia
ofrecen las películas; demasiados modos, demasiados ojos
y del todo excesiva esa facilidad como de postal ridícula
con que a medias entre copa y cigarrillo
los maquillados gestos de una imagen
sopesan, trituran, absorben y administran
distancia de muchacha; excesiva y también ridícula, eso,
más o menos eso es lo que me digo
cuando repaso el manual de adioses de mi vida
y desde él comprendo que es del todo cierto aquello
de que no suicidarme es algo que siempre me dio mucho trabajo,
que no suicidarme ausencia, clínica y demás patéticos
retratos desbocados en verdad ha sido para mí
la diaria gran tarea
y que por causa del afónico equipaje
que ha tenido a bien irme imponiendo el tiempo
a estas alturas ya sólo podría doctorarme
con una absurda colección de vaguedades que intentara hacer ver
a qué ruinosos extremos puede llevarnos la torpeza
si desde siempre ha dominado
la expresión de los afectos.



Miguel Unamuno

Bajo el yugo

-- de Miguel Unamuno --

Como en el buey en ti ya no es el cuerno
sino atadero para la correa
del yugo; cuando llegue la pelea
estorbo te será. Te ha puesto tierno

el largo establo, abrigo del invierno,
y del servil trabajo la tarea,
y ya no tienes ni remota idea
de que es un arma. Tal es el eterno



Juan Meléndez Valdés

A don Eugenio de Llaguno

-- de Juan Meléndez Valdés --

Alivia el peso, soberana Astrea;
déjame una hora de feliz reposo;
el crudo afán de tu servicio honroso
ceda una vez a más feliz tarea.

Santa amistad en celebrar se emplea
del claro Elpino galardón glorioso,
merced justa de un rey que poderoso
su mérito y saber honrar desea.

Vosotras, Musas, si a mi ruego un día
cedisteis gratas, y mi tierno acento
oyó afable por vos mi dulce Elpino,

prestas volad, decidle mi alegría,
del pueblo hispano el general contento,
de la virtud el júbilo divino.



Julio Flórez

introducción

-- de Julio Flórez --

El verso debe ser claro y sonoro
como el agua del mar y como el oro.
El verso debe ser firme y radiante,
lo mismo que el acero y el diamante.
Debe ceñir inmarcesibles galas,
subyugar o abatir... Y tener alas.
Trabajo es gloria: ¡trabajad, poeta,
mellad vuestro buril en la faceta!
si queréis oficiar en el santuario
de la fama, triunfar en la tarea,
cread... Y sed orfebre y lapidario:
haced un luminar de cada idea
y haced de cada verso un solitario.
Julio flórez



Carolina Coronado

soneto

-- de Carolina Coronado --

¿mi vida, carolina, escribir quieres?
deja por dios tan peregrina idea
que podrás sólo hacer que el mundo vea
en vez de lo que soy lo que tú eres.
Digno de ti será lo que escribieres
a tu alma harás brillar en tu tarea,
mas nunca harás que el juicio exacto sea
de cómo yo he cumplido mis deberes.
Mi vida por ti escrita, amiga mía,
un poema completo sólo fuera
hijo del corazón y fantasía,
donde con gran vergüenza yo me viera
cual debiera haber sido o ser debía
y no cual soy o he sido en mi carrera.



Claudio Rodríguez

don de la ebriedad iv

-- de Claudio Rodríguez --

iv
así el deseo. Como el alba, clara
desde la cima y cuando se detiene
tocando con sus luces lo concreto
recién oscura, aunque instantáneamente.
Después abre ruidosos palomares
y ya es un día más. ¡Oh, las rehenes
palomas de la noche conteniendo
sus impulsos altísimos! y siempre
como el deseo, como mi deseo.
Vedle surgir entre las nubes, vedle
sin ocupar espacio deslumbrarme.
No est en mí, está en el mundo, estáahí enfrente.
Necesita vivir entre las cosas.
Ser añil en los cerros y de un verde
prematuro en los valles. Ante todo,
como en la vaina el grano, permanece
calentando su labor enardecido
para después manifestarlo en breve
más hermoso y radiante. Mientras, queda
limpio sin una brisa que lo aviente,
limpio deseo cada vez más mío,
cada vez menos vuestro, hasta que llegue
por fin a ser mi sangre y mi tarea,
corpóreo como el sol cuando amanece.



Roque Dalton García

a la carta

-- de Roque Dalton García --

Sírvame la ópera madame butterfly
término medio
con salsa de maní picante
y un poco de gobierno español
con trocitos de invierno.
Después me trae a un soldado de la primera brigada de artillería
en completo estado de ebriedad
un par de mirtos
la erupción del krakatoa
y el servicio postal a la luz de la filosofía.
De beber
algo que no desmaye en su difícil pero honrosa tarea.
Los postres se los pediré después.
Ah
y palillos de dientes.



Rosario Castellanos

dos meditaciones

-- de Rosario Castellanos --

Considera, alma mía, esta textura
áspera al tacto, a la que llaman vida.
Repara en tantos hilos tan sabiamente unidos
y en el color, sombrío pero noble,
firme, y donde ha esparcido su resplandor el rojo.
Piensa en la tejedora; en su paciencia
para recomenzar
una tarea siempre inacabada.

Y odia después, si puedes.

Ii

hombrecito, ¿qué quieres hacer con tu cabeza?
¿atar al mundo, al loco, loco y furioso mundo?
¿castrar al potro dios?
pero dios rompe el freno y continua engendrando
magníficas criaturas,
seres salvajes cuyos alaridos
rompen esta campana de cristal.



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