Buscar Poemas con Supieron


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Se han encontrado 7 poemas con la palabra supieron

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José Ángel Buesa

la dama de la rosa

-- de José Ángel Buesa --

Los que vieron la dama luciendo aquella rosa
que era como el fragante cóagulo de una llama,
no supieron decirme cuál era más hermosa:
si la rosa o la dama.
Los que vieron la dama llevar la flor aquella,
como un broche de fuego sobre su piel sedosa,
no supieron decirme cual era la más bella:
si la dama o la rosa.
Cuando pasó la dama, fue un perfume su huella.
Nadie supo decirme si fue la flor, o ella,
la que dejó la noche perfumada.
Y yo, yo, que la tuve desnuda sobre el lecho,
yo, que corté la rosa para adornar su pecho,
tampoco dije nada.

Poema la dama de la rosa de José Ángel Buesa con fondo de libro

Amado Nervo

Kalpa

-- de Amado Nervo --

-¿Queréis que todo esto vuelva a empezar?
-Sí -responden a coro.
Also Sprach Zarathustra

En todas las eternidades
que a nuestro mundo precedieron,
¿cómo negar que ya existieron
planetas con humanidades;

y hubo Homeros que describieron
las primeras heroicidades,
y hubo Shakespeares que ahondar supieron
del alma en las profundidades?

Serpiente que muerdes tu cola,
inflexible círculo, bola
negra, que giras sin cesar,

refrán monótono del mismo
canto, marea del abismo,
¿sois cuento de nunca acabar?...

Poema Kalpa de Amado Nervo con fondo de libro

Julián del Casal

a los estudiantes

-- de Julián del Casal --

Víctimas de cruenta alevosía,
doblasteis en la tierra vuestras frentes,
como en los campos llenos de simientes
palmas que troncha tempestad bravía.
Aún vagan en la atmósfera sombría
vuestros últimos gritos inocentes,
mezclados a los golpes estridentes
del látigo que suena todavía.
¡Dormid en paz los sueños postrimeros
en el seno profundo de la nada,
que nadie ha de venir a perturbaros;
los que ayer no supieron defenderos
sólo pueden, con alma resignada,
soportar la vergüenza de lloraros!

Poema a los estudiantes de Julián del Casal con fondo de libro

José Ángel Buesa

sembrar

-- de José Ángel Buesa --

Alza la mano y siembra, con un gesto impaciente,
en el surco, en el viento, en la arena, en el mar...
Sembrar, sembrar, sembrar, infatigablemente:
en mujer, surco o sueño, sembrar, sembrar, sembrar...
Yérguete ante la vida con la fe de tu siembra;
siembra el amor y el odio, y sonríe al pasar...
La arena del desierto y el vientre de la hembra
bajo tu gesto próvido quieren fructificar...
Desdichados de aquellos que la vida maldijo,
que no soñaron nunca ni supieron amar...
Hay que sembrar un árbol, una ansia, un sueño, un hijo.
Porque la vida es eso: ¡sembrar, sembrar, sembrar!



A un amigo (Castro)

-- de Vicenta Castro Cambón --

¿Por qué exigir que pulse mi lira enmudecida
si ayes sólo saben su cuerda exhalar?
Mi arpa vibró sólo por el dolor herida
en las amargas horas de mi azarosa vida,
y dió a mi llanto forma de fúnebre cantar.

Si apenas nace el día y encantos y primores,
la vida y la esperanza despiertan por doquier,
en tanto que celebran el día aves y flores,
quisiera que la noche sin astros ni fulgores
tornase ya de nuevo sus alas a extender.

Comprendo ese egoísmo, cantar así mis penas,
que a cada uno basta su propio padecer;
mas, como el prisionero que llora en sus cadenas,
gemir sólo supieron en horas aun serenas,
mi corazón de niña, mis labios de mujer.

No temo, no, que el eco de esta canción doliente,
en algún modo pueda turbar la ajena paz;
porque donde el bullicio de aves mil, se siente,
realzan su alegría gimiendo tristemente
la dulce tortolita, la tímida torcaz.



Francisco de Quevedo

las tres musas últimas castellanas 74

-- de Francisco de Quevedo --

Tus decretos, señor, altos y eternos,
supieron fabricar, enamorados,
de nada tantos cielos, y, enojados,
hicieron de los ángeles infiernos.
El polvo de que tú quisiste hacernos,
advertidos nos tiene y castigados,
y tus años vivisteis despreciados,
más solos y más pobres los más tiernos.
Cuando naciste humilde, te llevaron
mirra los reyes; mueres rey, y luego
el tributo te vuelven en bebida.
Para morir, señor, te coronaron:
hallas muerte en palacio, guerra y fuego,
y en el pesebre, reyes, paz y vida.



Francisco Sosa Escalante

Loor eterno

-- de Francisco Sosa Escalante --

Formen ¡oh patria! tu mejor tesoro
A despecho del tiempo y de los hados,
Los nombres de los héroes esforzados
Que supieron morir por tu decoro.

Que de los bardos el cantar sonoro
Pregone por doquier de tus soldados
El ínclito valor, y así grabados
Sus hechos guarden caractéres de oro.

No permitas que borre en su carrera
El tiempo destructor, del sabio el nombre,
Ni el del apóstol de virtudes santas.

Por ellos es brillante y duradera
Tu gloria, y es excelso tu renombre
Y altiva y libre su grandeza cantas.



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