Buscar Poemas con Sufrimientos


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Se han encontrado 7 poemas con la palabra sufrimientos

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César Vallejo

Ausente (Cesar Vallejo)

-- de César Vallejo --

Ausente! La mañana en que me vaya
más lejos de lo lejos, al Misterio,
como siguiendo inevitable raya,
tus pies resbalarán al cementerio.

Ausente! La mañana en que a la playa
del mar de sombra y del callado imperio,
como un pájaro lúgubre me vaya,
será el blanco panteón tu cautiverio.

Se habrá hecho de noche en tus miradas;
y sufrirás, y tomarás entonces
penitentes blancuras lanceradas.

Ausente! Y en tus propios sufrimientos
ha de cruzar entre un llorar de bronces
una jauria de remordimientos!

Poema Ausente (Cesar Vallejo) de César Vallejo con fondo de libro

César Vallejo

¿y bien ¿te sana el metaloide pálido

-- de César Vallejo --

¿y bien? ¿te sana el metaloide pálido?
¿los metaloides incendiarios, cívicos,
inclinados al río atroz del polvo?
esclavo, es ya la hora circular
en que en las dos aurículas se forman
anillos guturales, corredizos, cuaternarios.
Señor esclavo, en la mañana mágica
se ve, por fin,
el busto de tu trémulo ronquido,
vense tus sufrimientos a caballo,
pasa el órgano bueno, el de tres asas,
hojeo, mes por mes, tu monocorde cabellera,
tu suegra llora
haciendo huesecillos de sus dedos,
se inclina tu alma con pasión a verte
y tu sien, un momento, marca el paso.
Y la gallina pone su infinito, uno por uno;
sale la tierra hermosa de las humeantes sílabas,
te retratas de pie junto a tu hermano,
truena el color oscuro bajo el lecho
y corren y entrechócanse los pulpos.
Señor esclavo ¿y bien?
¿los metaloides obran en tu angustia?

Poema ¿y bien ¿te sana el metaloide pálido de César Vallejo con fondo de libro

César Vallejo

ausente

-- de César Vallejo --

Ausente
ausente! la mañana en que me vaya
más lejos de lo lejos al misterio,
como siguiendo inevitable raya,
tus pies resbalarán al cementerio.
Ausente! la mañana en que a la playa
del mar de sombra y del callado imperio,
como un pájaro lúgubre me vaya,
será el blanco panteón tu cautiverio.
Se, habrá hecho de noche en tus miradas;
y sufrirás, y tomarás entonces
penitentes blancuras laceradas.
Ausente! y en tus propios sufrimientos
ha de cruzar entre un llorar de bronces
una jauría de remordimientos!

Poema ausente de César Vallejo con fondo de libro

César Vallejo

Ausente (César Vallejo)

-- de César Vallejo --

Ausente! La mañana en que me vaya
más lejos de lo lejos, al Misterio,
como siguiendo inevitable raya,
tus pies resbalarán al cementerio.

Ausente! La mañana en que a la playa
del mar de sombra y del callado imperio,
como un pájaro lúgubre me vaya,
será el blanco panteón tu cautiverio.

Se habrá hecho de noche en tus miradas;
y sufrirás, y tomarás entonces
penitentes blancuras lanceradas.

Ausente! Y en tus propios sufrimientos
ha de cruzar entre un llorar de bronces
una jauria de remordimientos!



Pablo Neruda

soneto xlii cien sonetos de amor (1959) mediodía

-- de Pablo Neruda --

Radiantes días balanceados por el agua marina,
concentrados como el interior de una piedra amarilla
cuyo esplendor de miel no derribó el desorden:
preservó su pureza de rectángulo.
Crepita, sí, la hora como fuego o abejas
y es verde la tarea de sumergirse en hojas,
hasta que hacia la altura es el follaje
un mundo centelleante que se apaga y susurra.
Sed del fuego, abrasadora multitud del estío
que construye un edén con unas cuantas hojas,
porque la tierra de rostro oscuro no quiere sufrimientos
sino frescura o fuego, agua o pan para todos,
y nada debería dividir a los hombres
sino el sol o la noche, la luna o las espigas.



Evaristo Carriego

Residuo de fábrica

-- de Evaristo Carriego --

Hoy ha tosido mucho. Van dos noches
que no puede dormir; noches fatales,
en esa oscura pieza donde pasa
sus más amargos días, sin quejarse.

El taller la enfermó, y así, vencida
en plena juventud, quizás no sabe
de una hermosa esperanza que acaricie
sus largos sufrimientos de incurable.

Abandonada siempre, son sus horas
como su enfermedad: interminables.
Sólo, a ratos, el padre se le acerca
cuando llega borracho, por la tarde...

Pero es para decirla lo de siempre,
el invariable insulto, el mismo ultraje:
¡le reprocha el dinero que le cuesta
y la llama haragana, el miserable!



Francisco de Quevedo

las tres musas últimas castellanas 53

-- de Francisco de Quevedo --

Osar, temer, amar y aborrecerse,
alegre con la gloria atormentarse;
de olvidar los trabajos olvidarse;
entre llamas arder, sin encenderse;
con soledad entre las gentes verse,
y de la soledad acompañarse;
morir continuamente; no acabarse;
perderse, por hallar con qué perderse;
ser fucar de esperanza sin ventura,
gastar todo el caudal en sufrimientos,
con cera conquistar la piedra dura,
son efectos de amor en mis lamentos;
nadie le llame dios, que es gran locura:
que más son de verdugo sus tormentos.



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