Buscar Poemas con Sortija


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Se han encontrado 7 poemas con la palabra sortija

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Alberti

LOS ÁNGELES MUERTOS

-- de Alberti --

Buscad, buscadlos:
en el insomnio de las cañerías olvidadas,
en los cauces interrumpidos por el silencio de las basuras.
No lejos de los charcos incapaces de guardar una nube,
unos ojos perdidos,
una sortija rota
o una estrella pisoteada.
Porque yo los he visto:
en esos escombros momentáneos que aparecen en las neblinas.
Porque yo los he tocado:
en el destierro de un ladrillo difunto,
venido a la nada desde una torre o un carro.
Nunca más allá de las chimeneas que se derrumban,
ni de esas hojas tenaces que se estampan en los zapatos.
En todo esto.
Más en esas astillas vagabundas que se consumen sin fuego,
en esas ausencias hundidas que sufren los muebles desvencijados,
no a mucha distancia de los nombres y signos que se enfrían en las paredes.
Buscad, buscadlos:
debajo de la gota de cera que sepulta la palabra de un libro
o la firma de uno de esos rincones de cartas
que trae rodando el polvo.
Cerca del casco perdido de una botella,
de una suela extraviada en la nieve,
de una navaja de afeitar abandonada al borde de un precipicio.

Poema LOS ÁNGELES MUERTOS de Alberti con fondo de libro

Góngora

De una dama que, quitándose una sortija, se picó con un alfiler

-- de Góngora --

Prisión del nácar era articulado
de mi firmeza un émulo luciente,
un dïamante, ingenïosamente
en oro también él aprisionado.

Clori, pues que a su dedo apremïado
de metal, aun precioso, no consiente,
gallarda un día, sobre impacïente,
lo redimió del vínculo dorado.

Mas ¡ay!, que insidïoso latón breve
en los cristales de su bella mano
sacrílego divina sangre bebe:

púrpura ilustró menos indïano
marfil, invidïosa sobre nieve
claveles deshojó la Aurora en vano.

Poema De una dama que, quitándose una sortija, se picó con un alfiler de Góngora con fondo de libro

Jorge Luis Borges

la moneda de hierro

-- de Jorge Luis Borges --

Aquí está la moneda de hierro. Interroguemos
las dos contrarias caras que serán la respuesta
de la terca demanda que nadie no se ha hecho:
¿por qué precisa un hombre que una mujer lo quiera?
miremos. En el orbe superior se entretejan
el firmamento cuádruple que sostiene el diluvio
y las inalterables estrellas planetarias.
Adán, el joven padre, y el joven paraíso.
La tarde y la mañana. Dios en cada criatura.
En ese laberinto puro está tu reflejo.
Arrojemos de nuevo la moneda de hierro
que es también un espejo magnífico. Su reverso
es nadie y nada y sombra y ceguera. Eso eres.
De hierro las dos caras labran un solo eco.
Tus manos y tu lengua son testigos infieles.
Dios es el inasible centro de la sortija.
No exalta ni condena. Obra mejor: olvida.
Maculado de infamia ¿por qué no han de quererte?
en la sombra del otro buscamos nuestra sombra;
en el cristal del otro, nuestro cristal recíproco.

Poema la moneda de hierro de Jorge Luis Borges con fondo de libro

Jorge Luis Borges

buenos aires

-- de Jorge Luis Borges --

Antes yo te buscaba en tus confines
que lindan con la tarde y la llanura
y en la verja que guarda una frescura
antigua de cedrones y jazmines.
En la memoria de palermo estabas,
en su mitología de un pasado
de baraja y puñal y en el dorado
bronce de las inútiles aldabas,
con su mano y sortija. Te sentía
en los patios del sur y en la creciente
sombra que desdibuja lentamente
su larga recta, al declinar el día.
Ahora estás en mí. Eres mi vaga
suerte, esas cosas que la muerte apaga.



Octavio Paz

lámpara

-- de Octavio Paz --

Contra la noche sin cuerpo
se desgarra y se abraza
la pena sola
negro pensar y encendida semilla
pena de fuego amargo y agua dulce
la pena en guerra
claridad de latidos secretos
planta de talle transparente
vela la pena
calla en el día canta en la noche
habla conmigo y habla sola
alegre pena
ojos de sed pechos de sal
entra en mi cama y entra en mi sueño
amarga pena
bebe mi sangre la pena pájaro
puebla la espera mata la noche
la pena viva
sortija de la ausencia
girasol de la espera y amor en vela
torre de pena
contra la noche la sed y la ausencia
gran puñado de vida
fuente de pena



Anónimo

Nuño Vero

-- de Anónimo --

-¡Nuño Vero, Nuño Vero,
buen caballero probado!
hinquedes la lanza en tierra
y arrendedes el caballo,
preguntaros he por nuevas
de Valdovinos el franco.
-Aquesas nuevas, señora,
yo vos las diré de grado:
Esta noche, a media noche,
entramos en cabalgada
y los muchos a los pocos
lleváronnos de arrancada.
Hirieron a Valdovinos
de una mala lanzada,
la lanza tenía dentro,
de fuera le tiembla el asta;
su tío, el Emperador,
a penitencia le daba;
o esta noche morirá,
o de buena madrugada.
Si te plugiese, Sevilla,
fueses tú mi enamorada;
amédesme, señora,
que en ello perderéis nada.
-¡Nuño Vero, Nuño Vero,
mal caballero probado!
yo te pregunto por nuevas,
tú respóndesme al contrario,
que aquesta noche pasada
conmigo durmiera el franco;
él me diera una sortija,
y yo le di un pendón labrado.



Ramón López Velarde

Para tus dedos ágiles y finos

-- de Ramón López Velarde --

Doy a los cuatro vientos los loores
de tus dedos de clásica finura
que preparan el pan sin levadura
para el banquete de nuestros amores.

Saben de las domésticas labores
lucen en el mantel su compostura
y apartan, de la verde, la madura
producción de los meses frutidores.

Para gloria de Dios en homenaje
a tu excelencia, mi soneto adorna
de tus manos preclaras el linaje.

Y el soneto dichoso, en las esbeltas
falanges de mis índices se torna
una sortija de catorce vueltas.



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