Buscar Poemas con Simpatía


  ·En el buscador de poemas puedes encontrar entre más de doce mil poemas todos aquellos que contienen las palabras de búsqueda. Los poemas forman parte de la antología poética de los 344 poetas más importantes en lengua Española de todos los tiempo. Puedes elegir entre dos tipos de búsqueda:
  ·Buscar entre todos los poemas los que contienen las palabras de la búsqueda.
  ·Buscar sólo los poemas cortos -aquellos que tienen 8 versos o menos- que coinciden con el criterio de búsqueda.

Se han encontrado 10 poemas con la palabra simpatía

Si lo prefieres puedes ver sólo los poemas cortos, aquellos que tienen ocho versos o menos aquí

Alejandro Tapia y Rivera

El ángel del amor

-- de Alejandro Tapia y Rivera --

Dios hizo el mundo; con su voz divina
del caos lo sacó,
y admirando su obra peregrina
se dice que la amó.

Su grandioso querer cumplido estaba
magnífico, inmortal;
pero amante, colmar aun le faltaba
su afecto celestial.

Y ante el dulce mirar de su ternura
la esfera se extasió,
y el ángel de la luz y la hermosura
en luna se trocó.

Y el grato aroma de su noble aliento
lanzó sobre el Abril,
y el ángel del perfume en el momento
fue rosa del pensil.

Y emanando su labio regalado
al ángel de la miel,
fue emblema de su néctar delicado
la dulce abeja fiel.

Y formó de su voz la simpatía,
un eco seductor,
y el ángel de la plácida armonía
trocose en ruiseñor.

Empero deseaba el Dios potente
formar un nuevo ser;
y un ángel de su Edén trajo clemente
y fuiste tú, mujer.

Y te ornó con diadema de hermosura,
te alzó como deidad;
dio a tus ojos mil perlas de ternura,
de gozo y de piedad.

Y emblema, oh Celia, del amor divino
te quiso el Hacedor
consagrar al benéfico destino
del ángel del amor.

Poema El ángel del amor de Alejandro Tapia y Rivera con fondo de libro

Ignacio María de Acosta

Por más que quiera la prudencia mia

-- de Ignacio María de Acosta --

Por mas que quiera la prudencia mia
reflexiva y sumisa a la cordura,
sujetarse a la ley terrible y dura
que le impuso a mi amor tu tiranía;

un oculto poder, la simpatía,
a que llamas, cruel, fatal locura,
impide el olvidarte, y su ternura
será en mi pecho hasta la tumba fria.

Si ofreciera tranquilo obedecerte
en tan duro precepto y tan terrible,
fuera mi vida prolongada muerte:

Fuera yo entonces como tú, insensible
al fuego del amor, pues de otra suerte
ofrecer olvidarte, es imposible.

Poema Por más que quiera la prudencia mia de Ignacio María de Acosta con fondo de libro

Francisco Sosa Escalante

En un álbum (Sosa Escalante I)

-- de Francisco Sosa Escalante --

De mi cariño fraternal en prenda
Mis versos dejo aquí; tal vez un dia
Salvar consigan la memoria mia
Cuando a la oscura eternidad descienda.

Si tú los guardas, niña, como ofrenda
De mi pura amistad y simpatía,
En vano del olvido la onda fría
Querrá extenderse por mi triste senda.

Amores, ilusiones, cuanto adora
El triste corazón, todo perece
Del tiempo con la marcha destructora.

La amistad nada más, al hombre ofrece
Bálsamo dulce si sus penas llora,
Y en su nublado cielo resplandece.

Poema En un álbum (Sosa Escalante I) de Francisco Sosa Escalante con fondo de libro

José Alonso y Trelles

Vidalitas

-- de José Alonso y Trelles --

Yo tenía un espejo,
Vidalita,
Donde me miraba
Y eran los ojitos
Vidalita,
De la que me amaba.

Ya no veo su imagen
Vidalita,
Donde la veía;
Me robó el espejo,
Vidalita,
La desdicha mía.

Los ojitos negros,
Vidalita,
De pupila ardiente,
Se han ido cerrando,
Vidalita,
Perezosamente;

Porque aquella llama,
Vidalita,
Que en ellos ardía
La apagó el aliento,
Vidalita,
De otra simpatía.

Ojos hechiceros,
Vidalita,
Que yo quise tanto,
Hoy al recordaros,
Vidalita,
Os envío mi llanto.



José Asunción Silva

melancolía

-- de José Asunción Silva --

De todo lo velado,
tenue, lejana y misteriosa surge
vaga melancolía
que del ideal al cielo nos conduce.
He mirado reflejos de ese cielo
en la brillante lumbre
con que ahuyenta las sombras, la mirada
de sus ojos azules.
Leve cadena de oro
que una alma a otra alma con sus hilos une
oculta simpatía,
que en lo profundo de lo ignoto bulle,
y que en las realidades de la vida
se pierde y se consume
cual se pierde una gota de rocío
sobre las yerbas que el sepulcro cubren.



José Asunción Silva

Melancolía (Silva)

-- de José Asunción Silva --

De todo lo velado,
tenue, lejana y misteriosa surge
vaga melancolía
que del ideal al cielo nos conduce.

He mirado reflejos de ese cielo
en la brillante lumbre
con que ahuyenta las sombras, la mirada
de sus ojos azules.

Leve cadena de oro
que una alma a otra alma con sus hilos une
oculta simpatía,
que en lo profundo de lo ignoto bulle,

y que en las realidades de la vida
se pierde y se consume
cual se pierde una gota de rocío
sobre las yerbas que el sepulcro cubren.

24 De Abril de 1883



Carolina Coronado

en el álbum de una señora muy simpática

-- de Carolina Coronado --

Tiene a veces el alma un sentimiento
que sabe comprender, mas no explicar,
no es amor, no es pasión y es este afecto
más que interés y menos que amistad;
es vaga inclinación que nos inspira
entre otros mil determinado ser,
es dulce, indefinible simpatía
que nace y muere sin razón, tal vez.
Es lo que siento yo por vos señora,
más que interés y menos que amistad
falta para amistad vuestro cariño,
sobra para interés que os quiero ya.



Clemente Althaus

Adiós (Althaus)

-- de Clemente Althaus --

¿Por qué, por qué te conocí tan tarde?
¿Por qué, si ya no puedes ser tú mía,
sentí, al verte, tan honda simpatía,
y la lengua, al hablar, tembló cobarde?

Adiós, adiós: no será bien que aguarde
que crezca junto a ti de día en día
el crudo fuego que, si ayer nacía,
hoy ya con llamas tan intensas arde.

Adiós, que amarte yo fuera delito
y de tú gran belleza seductora
el fiero riesgo con la ausencia evito:

que un recuerdo le des tan sólo implora
el que de ti purísimo y bendito
eternamente lo tendrá, Señora.



Clemente Althaus

A un reloj (Althaus)

-- de Clemente Althaus --

¡Oh dulce y triste presente!
¡Oh más preciado reloj,
que si fúlgidos diamantes
te ornaran en derredor!
Dulce eres por las queridas
manos de que fuiste don,
y el sincero y puro afecto
que a las mías te ofreció!
Y eres triste porque mides
a mi pena y mi dolor
las pausadísimas horas
que lejos pasando voy
de los que a mí te ofrecieron,
y a quienes el mutuo amor
y la pronta simpatía
aún más que el deudo me unió!
¡Ah! ¡cuán tardo al ansía mía
es tu acero medidor!
Las horas son días, y horas
los breves minutos son.
En tu círculo callado
huya el tiempo más veloz;
y adelántame esos días
en que sueña mi dolor,
Cuando, unido a aquellos seres
que adora mi corazón,
tan raudo las horas midas
cuan lento las mides hoy.



Clemente Althaus

Ayuda a Chile

-- de Clemente Althaus --

No ausencia de entusiasta simpatía
de un pueblo hermano por la causa santa
enmudece la voz en la garganta
de Musa que el peligro desafía
y la verdad y la justicia canta.
Entusiasmo y amor al pecho sobra
para que el labio a ardientes himnos abra;
mas ya el tiempo pasó de la PALABRA,
el tiempo es ya llegado de la OBRA
contra quien yugo a nuestros cuellos labra.
Harto ya resonó la lira airada;
no más la lengua en gritos se desate:
hablen los hechos; y, soldado el vate,
la lira abandonando por la espada,
vuele con planta intrépida al combate.
Sitiada así por el empeño loco
del vencido en Maipú y en Ayacucho,
no hablar con vana lengua a Chile escucho:
esa nación intrépida HABLA POCO;
esa nación intrépida HARÁ MUCHO.
¿Y será que mi patria en dar vacile
la noble ayuda que su hermana diola?
Si provocó la cólera española,
por venir a su voz, la heroica Chile,
¿Dejarla puede abandonada y sola?
¡Ah! si no por amor, por su decoro
y por lavar la afrenta que lo enloda,
hoy que la asedia la venganza goda,
darle el Perú sus naves, su tesoro
debe, y sus hijos y su sangre toda!



© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba