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-- de Líber Falco --
Cruzados el alba nueva
son los obreros de España.
Cantando cruzan la Noche
Noche oscura y luna negra
(sotana y borrón de frailes).
Cantando cruzan la Historia.
Grito y gemido en el canto.
Que nunca parió una madre
sin el bautismo del llanto
Cruzados el alba nueva
son los obreros de España.
Cantando cruzan la Noche
Noche oscura y luna negra
(sotana y borrón de frailes).
En la Noche negra Noche:
los fusiles proletarios.
Cada fusil un candil
que empuja a la Noche afuera.
Oh! fusil de proletario.
Dos brazos de luz
te escoltan.
Y una luz alta en la frente
señala caminos claros.
Poema "Canción por la España obrera" de Líber Falco
-- de Jaime Torres Bodet --
Todo, así, te prolonga y te señala:
el pensamiento, el llanto, la delicia
y hasta esa mano fiel con que resbala,
ingrávida, sin dedos, tu caricia.
Oculta en mi dolor eres un ala
que para un cielo póstumo se inicia;
norte de estrella, aspiración de escala
y tribunal supremo que me enjuicia.
Como lo eliges, quiero lo que ordenas:
actos, silencios, sitios y personas.
Tu voluntad escoge entre mis penas.
Y, sin leyes, sin frases, sin cadenas,
eres tú quien, si caigo, me perdonas,
si me traiciono, tú quien te condenas...
Y tú quien, si te olvido, me abandonas.
Poema "continuidad iii" de Jaime Torres Bodet
-- de César Vallejo --
Hitos vagarosos enamoran, desde el minuto montuoso que obstetriza
y fécha los amotinados nichos de la atmósfera.
Verde está el corazón de tánto esperar, y en el canal de Panamá
¡hablo con vosotras, mitades, bases, cúspides! retoñan los peldaños,
pasos que suben,
pasos que baja-
n.
Y yo que pervivo,
y yo que sé plantarme.
Oh valle sin altura madre, donde todo duerme horrible mediatinta,
sin ríos frescos, sin entradas de amor. Oh voces y ciudades, que pasan
cabalgando en un dedo tendido que señala a calva Unidad. Mientras
pasan, de mucho en mucho, gañanes de gran costado sabio, detrás de las
tres tardas dimensiones.
Hoy Mañana Ayer
(No, hombre!)
Poema "Trilce: LXIV" de César Vallejo
-- de César Vallejo --
lxiv
hitos vagarosos enamoran, desde el minuto montuoso que obstetriza
y fecha los amotinados nichos de la atmósfera.
Verde está el corazón de tantoesperar; y en el canal de panamá
¡hablo con vosotros, mitades, bases,cúspides! retoñan los peldaños,
pasos que suben,
pasos que baja-
n.
Y yo que pervivo,
y yo que sé plantarme.
Oh valle sin altura madre, donde todo duermehorrible mediatinta, sin ríos frescos, sin entradas de amor.Oh voces y ciudades que pasan cabalgando en un dedo tendidoque señala a calva unidad. Mientras pasan, de mucho en mucho,gañanes de gran costado sabio, detrás de las tres tardasdimensiones.
Hoy mañana ayer
(no, hombre!)
Poema "hitos vagarosos enamoran, desde el minuto montuoso" de César Vallejo
-- de Dionisio de Solís --
Puro y Luciente sol, ¡oh, qué consuelo
al alma mía en tu presencia ofreces,
cuando con rostro cándido esclareces
la oscura sombra del nocturno velo!
¡Oh, cómo animas el marchito suelo
con benéfica llama! Y ¡cómo creces
inmenso y luminoso, que pareces
llenar la tierra, el mar, el aire, el cielo!
¡Oh sol! Entra en la espléndida carrera
que te señala el dedo omnipotente,
al asomar por las etéreas cumbres;
y tu increado Autor piadoso quiera,
que desde oriente a ocaso eternamente
pueblos felices en tu curso alumbres!
Poema "Puro y Luciente sol" de Dionisio de Solís
-- de Gabino Alejandro Carriedo --
El viejo corazón pulula a diario
por el barrio bajo de los recuerdos
que no se olvidan ni periclitan.
Inmarcesibles, estos recuerdos
le traen fragancias de la primavera,
otrora era la hora de las esperanzas
ilusionadas que sí terminan.
Otrora era la alegría de amanecer,
despertar al alba de cada día.
Solía entonces besar el espejo
y me adentraba en la calle del amor.
Entonces no el cansancio, el tedio;
no el hastío tampoco entonces, no.
Cada hora alumbraba a otra hora
y les nacían alas a los pájaros.
Pudo haber sido duque, marqués o peregrino
y sólo fue hermeneuta incomprensible;
¿para qué, pues, el torpe hábito
de perseguir la inútil realidad?
en el centro del astro-rey un punto
señala el vórtice de su destino.
¿Todo ha pasado ya? ¿no hay nada
predecible en las cartas del tarot?
¿no hay nada que soñar? tal vez no queda
ni la esperanza póstuma del sueño.
Poema "mirando hacia atrás sin ira" de Gabino Alejandro Carriedo
-- de Antonio Machado --
Este donquijotesco
don Miguel de Unamuno, fuerte vasco,
lleva el arnés grotesco
y el irrisorio casco
del buen manchego. Don Miguel camina,
jinete de quimérica montura,
metiendo espuela de oro a su locura,
sin miedo de la lengua que malsina.
A un pueblo de arrieros,
lechuzos y tahúres y logreros
dicta lecciones de caballería.
Y el alma desalmada de su raza,
que bajo el golpe de su férrea maza
aun duerme, puede que despierte un día.
Quiere enseñar el ceño de la duda,
antes de que cabalgue, al caballero;
cual nuevo Hamlet, a mirar desnuda
cerca del corazón la hoja de acero.
Tiene el aliento de una estirpe fuerte
que soñó más allá de sus hogares,
y que el oro buscó tras de los mares.
El señala la gloria tras la muerte.
Quiere ser fundador y dice: Creo;
Dios y adelante el ánima española...
Y es tan bueno y mejor que fue Loyola:
sabe a Jesús y escupe al fariseo.
Poema "A don Miguel de Unamuno" de Antonio Machado
-- de Rosalía de Castro --
LOS TRISTES
I
De la torpe ignorancia que confunde
Lo mezquino y lo inmenso;
De la dura injusticia del más alto,
De la saña mortal de los pequeños,
No es posible que huyáis cuando os conocen
Y os buscan, como busca el zorro hambriento
A la indefensa tórtola en los campos;
Y al querer esconderos
De sus cobardes iras, ya en el monte,
En la ciudad ó en el retiro estrecho,
¡Ahí val, exclaman. ¡Ahí va!, y allí os insultan
Y señalan con íntimo contento,
Cual la mano implacable y vengativa
Señala al triste y fugitivo reo.
II
Cayó por fin en la espumosa y turbia
Recia corriente, y descendió al abismo
Para no subir más á la serena
Poema "Los tristes" de Rosalía de Castro
-- de Juan Pablo Forner --
Cruje feroz el carro furibundo
del implacable Marte, y desquiciada
la tierra, en sangre y en sudor bañada,
puebla de horror los ámbitos del mundo.
Impía la Parca con aspecto inmundo,
no en los campos de Marte fatigada,
destroza en prado y monte, encarnizada,
greyes sin fin con ímpetu iracundo.
Cadáveres son hoy de hombres y brutos
cosecha horrenda de la tierra, males
con que esta edad su mérito señala.
Niéganse al hombre hasta los rudos frutos;
¡ay! según lo merecen los mortales,
así el cielo, Teodoro, los regala.
Poema "El año de 1793" de Juan Pablo Forner
-- de Francisco Sosa Escalante --
No de las quejas que en letal quebranto
El alma triste dolorida exhala,
Las notas te daré miéntras resbala
Tu vida en medio de feliz encanto.
No con las gotas de mi amargo llanto
¡Oh paloma gentil! se moje tu ala;
Yo el rumbo seguiré que me señala
Mi sino adverso, aunque te amaba tanto.
Las hadas que en la cuna te mecieron
Gozosas presagiaron tu ventura
Cuando tu frente alabastrina vieron;
Ay! y esas mismas hadas la amargura
Al hombre que te amara predijeron,
¡Que tal el signo fué de tu hermosura!
Poema "A Lelia (Sosa Escalante IV)" de Francisco Sosa Escalante