Buscar Poemas con Sentirás


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Se han encontrado 11 poemas con la palabra sentirás

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Alejandro Sux

Feliz tú, hermano mío

-- de Alejandro Sux --

Al espíritu fraternal de Arturo Borja

Poeta, hermano mío,
que como yo sufriste,
el frío del vacío
y la grandeza triste
de saberte una nube en prisión de rocío;

tu buen hermano en lira,
en rosa, azul y luna
que inspira la mentira
de la verde laguna,
sabe envidiar tu suerte porque tu suerte admira.

Lloro tu vida breve
por lo que dado hubieras,
pero la leve nieve
de tus quimeras
en nube se transforma y desde lo alto llueve.

Poeta, hermano mío,
ya no estarás más triste,
ni el frío del vacío
sentirás que sentiste...
Ya no eres una nube encerrada en rocío;
después de que partiste
tu lluvia se hizo un río
que da savia a tu rosa y a tu bulbul alpiste...
¡Feliz tú, hermano mío!

Poema Feliz tú, hermano mío de Alejandro Sux con fondo de libro

Alfonsina Storni

Un día

-- de Alfonsina Storni --

Andas por esos mundos como yo; no me digas
Que no existes, existes, nos hemos de encontrar;
No nos conoceremos, disfrazados y torpes,
Por los anchos caminos echaremos a andar.

No nos conoceremos, distantes uno de otro
Sentirás mis suspiros y te oiré suspirar.
¿Dónde estará la boca, la boca que suspira?
Diremos, el camino volviendo a desandar.

Quizá nos encontremos frente a frente algún día,
Quizá nuestros disfraces nos logremos quitar.
Y ahora me pregunto... Cuando ocurra, si ocurre,
¿Sabré yo de suspiros, sabrás tú suspirar?

Poema Un día de Alfonsina Storni con fondo de libro

Amado Nervo

Uno con él

-- de Amado Nervo --

Eres uno con Dios, porque le amas,
¡Tu pequeñez qué importa y tu miseria!;
eres uno con Dios, porque le amas.

Le buscaste en los libros,
le buscaste en los templos,
le buscaste en los astros,
y un día el corazón te dijo, trémulo:
"aquí está", y desde entonces ya sois uno,
ya sois uno los dos, porque le amas.

No podrán separaros
ni el placer de la vida
ni el dolor de la muerte.

En el placer has de mirar su rostro,
en el valor has de mirar su rostro
en vida y muerte has de mirar su rostro.

"¡Dios!" dirás en los besos,
dirás "Dios" en los cantos,
dirás "Dios" en los ayes.

Y comprendiendo al fin que es ilusorio
todo pecado (como toda vida),
y que nada de El puede separarte,
uno con Dios te sentirás por siempre:
¡uno solo con Dios porque le amas!

Poema Uno con él de Amado Nervo con fondo de libro

Enrique González Martínez

cuando sepas hallar una sonrisa...

-- de Enrique González Martínez --

Cuando sepas hallar una sonrisa
en la gota sutil que se rezuma
de las porosas piedras, en la bruma,
en el sol, en el ave y en la brisa;

cuando nada a tus ojos quede inerte,
ni informe, ni incoloro, ni lejano,
y penetres la vida y el arcano
del silencio, las sombras y la muerte;

cuando tiendas la vista a los diversos
rumbos del cosmos, y tu esfuerzo propio
sea como potente microscopio
que va hallando invisibles universos,

entonces en las flamas de la hoguera
de un amor infinito y sobrehumano,
como el santo de asís, dirás hermano
al árbol, al celaje y a la fiera.

Sentirás en la inmensa muchedumbre
de seres y de cosas tu ser mismo;
serás todo pavor con el abismo
y serás todo orgullo con la cumbre.

Sacudirá tu amor el polvo infecto
que macula el blancor de la azucena,
bendecirás las márgenes de arena
y adorarás el vuelo del insecto;

y besarás el garfio del espino
y el sedeño ropaje de las dalias. . .
Y quitarás piadoso tus sandalias
por no herir a las piedras del camino.



Arturo Borja

Voy a entrar al olvido

-- de Arturo Borja --

Voici le masque pour la fête du mensonge.

HENRY DE REGNIER

A Francisco Guarderas

Hermano, si me río de la vida y sus cosas
notarás en mi risa cierto rezo de angustias,
sentirás las espinas que hay en todas las rosas,
comprenderás que casi mis flores están mustias.

Yo pongo a los cipreses de mi sendero, ahora,
una doliente gracia contradictoria y llena
de la azul ironía que aprendí de la Aurora
que es hija de los rojos Crepúsculos de pena.

Se apagaron aquellos ojos que me sonrieron
diabólicos y brujos detrás de una ventana,
y esta tarde yo he visto que en mi jardín murieron
pobres rosadas rosas que enterraré mañana.

Indiferentemente tiene mi herida abierta
el dorado veneno que me dio esa mujer:
Voy a entrar al olvido por la mágica puerta
que me abrirá ese loco divino: ¡BAUDELAIRE!



Pedro Miguel Obligado

¿nada más

-- de Pedro Miguel Obligado --

¿nada más que tu amble disciplina merezco,
y el cariño oportuno que dices que me das,
y sonrisas piadosas para el mal que padezco?
¿nada más, nada más?...

Yo sé que no te he dado sino un alma sincera,
y un amor que no buscas y que no buscarás,
y los días opacos de una vida cualquiera.
Nada más, nada más

tal vez como un sonido que se pierde en la altura,
vagamente en ti misma, mi ensueño sentirás;
y será mi recuerdo, delicada amargura.
Nada más, nada más

pero cuesta volverla juiciosa, a la esperanza,
mostrarle que su ensueño querido está de más,
y sólo es una sombra que sobre el suelo danza.
Nada más, nada más



Pedro Salinas

versos 1266 a 1289

-- de Pedro Salinas --

Versos 1266 a 1289
los cielos son iguales.
Azules, grises, negros,
se repiten encima
del naranjo o la piedra:
nos acerca mirarlos.
Las estrellas suprimen,
de lejanas que son,
las distancias del mundo.
Si queremos juntarnos,
nunca mires delante:
todo lleno de abismos,
de fechas y de leguas.
Déjate bien flotar
sobre el mar o la hierba,
inmóvil, cara al cielo.
Te sentirás hundir
despacio, hacia lo alto,
en la vida del aire.
Y nos encontraremos
sobre las diferencias
invencibles, arenas,
rocas, años, ya solos,
nadadores celestes,
náufragos de los cielos.



José Ángel Buesa

poema de las cosas

-- de José Ángel Buesa --

Quizás estando sola, de noche, en tu aposento
oirás que alguien te llama sin que tu sepas quién
y aprenderás entonces, que hay cosas como el viento
que existen ciertamente, pero que no se ven...
Y también es posible que una tarde de hastío
como florece un surco, te renazca un afán
y aprenderás entonces que hay cosas como el río
que se estan yendo siempre, pero que no se van...
O al cruzar una calle, tu corazón risueño
recordará una pena que no tuviste ayer
y aprenderás entonces que hay cosas como el sueño,
cosas que nunca han sido, pero que pueden ser...
Por más que tu prefieras ignorar estas cosas
sabrás por qué suspiras oyendo una canción
y aprenderás entonces que hay cosas como rosas,
cosas que son hermosas, sin saber que lo son...
Y una tarde cualquiera, sentirás que te has ido
y un soplo de ceniza regará tu jardín
y aprenderás entonces, que el tiempo y el olvido
son las únicas cosas que nunca tienen fin.



José Ángel Buesa

la copa de diamante

-- de José Ángel Buesa --

Tal vez por un capricho más triste que galante
cuente un día una historia que casi no es de amor.
Tal vez estés ausente, o acaso estés delante,
pero si estás delante lo contaré mejor.
Diré que hubo una copa tallada de diamante,
una flor sin rocío y un blanco surtidor.
Pero aunque se moría de sed un caminante
le negaron el agua para regar la flor.
Como ves es una historia que puede no ser mía,
pues habla de un suceso que ocurre cada día;
burlar a un vagabundo, negar una merced.
Pero al fin de este cuento vulgar y cotidiano,
sentirás la copa de diamante en tu mano,
y yo estaré de nuevo muriéndome de sed.



Medardo Ángel Silva

Después

-- de Medardo Ángel Silva --

Se extinguirán mis años, ardiendo como cirios,
a tus plantas; las rosas
de mis sueños, mustias por los días,
regarán a tus pies sus difuntas corolas.

Y habrá un sol que ilumine
mi cuerpo —ya sin alma—, negra copa
vacía de una esencia de infinito... Y el sueño
será definitivo...

¡Pero, entonces, tú sola,
releyendo los versos en que me llamo tuyo,
mis versos, hechos llanto, sentirás en tu boca,
y escucharás, de súbito, reteniendo tus lágrimas,
una voz que te llama, despacito, en la sombra!



Evaristo Carriego

Que sera de ti?

-- de Evaristo Carriego --

¿Qué será de ti? ¡Hace tanto
que te fuiste! Ya ni sé
cuanto tiempo.
¿De nosotros
te acuerdas alguna vez?
¿Verdad que sí? Tu cariño
de lejos nos seguirá...
Lejos de nosotros, ¡pobre,
qué sola te sentirás!
Si se habla de ti, en seguida
pensamos: ¿será feliz?
Y a veces te recordamos
con un vago asombro: así
como si estuvieras muerta.
¿Después de aquel largo adiós,
ahora que no eres nuestra,
quién escuchará tu voz?



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